Capítulo IV. ❝Lecciones❞

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Finalmente era viernes. Aquella semana duró lo que le pareció una eternidad a Kuroo. Estaba exhausto y todo lo que quería hacer era dormir. Fue una semana pesada entre la universidad, los trabajos escolares, los entrenamientos nocturnos y al llegar a casa lo esperaban las lecciones de Kenma.

Ah, las lecciones.

Aquellas benditas lecciones habían resultado más complicadas de lo que esperaba. Lo primero que hizo fue conseguirle ropa a su medida, se saltó la hora de la comida de un día para comprar algunas prendas para Kenma. Tardó bastante eligiendo pues tenía que adivinar de memoria sus medidas, a parte quería comprarle cosas bonitas, así que incluso le preguntó a una de las empleadas que color le iría bien a una persona de piel blanca con cabello amarillo y negro. Hubiese sido más fácil pedirle ayuda a alguno de sus amigos, como Suga, quien tenía un gusto de moda impecable, pero no quería -o más bien podía- explicarle para quien era la ropa, y prefirió evitarse aquel problema.

Todo para que al final, Kenma rechazara la ropa que con tanto cuidado eligió para él. "Es muy incómoda y ajustada", fue lo que dijo. "Prefiero seguir usando la tuya, es más cómoda y huele mejor", Kuroo no supo cómo sentirse ante ese comentario, aunque supuso que para alguien que disfrutaba andar desnudo si debía ser más cómodo andar con ropa tres tallas más grande en lugar de algo a la medida, la sensación de la tela en la piel podría resultar incómoda para Kenma al no estar acostumbrado. Así fue como se dio por vencido con el tema de la ropa, la cual terminó doblada en uno de sus cajones. No era un gasto en vano, pues le servirían cuando tuviesen que salir de casa -porque todo esto era para que Kenma pudiera salir de casa eventualmente-

El siguiente problema fueron los zapatos. Kenma los odiaba casi tanto como el agua -un tema bastante delicado también- y se negaba a usarlos. Kuroo le prometió que no tendría que usarlos en casa, pero que debía ponérselos una hora al día para practicar e irlos suavizando, así cuando fueran a salir no sería tan incómodo para él. Kenma accedió a cambio de una dotación semanal de dangos.

Lograr que Kenma se bañara era la mayor de las hazañas pues detestaba el agua, pero Kuroo le dijo que si no se bañaba no podría dormir en la cama con él, y Kenma estaba bastante encariñado con el mullido colchón, por lo que tuvo que aceptarlo.

Y ahí estaba Kuroo, encerrado en el baño con Kenma frente a él sentado de espaldas en una sillita y una toalla blanca enrollada alrededor de la cintura.

—Dime si te lastima — comentó bajito mientras tallaba su espalda suavemente, había aprendido por las malas que su piel era, como ya había imaginado, bastante sensible

—Es agradable — admitió el rubio mientras cerraba los ojos y se dejaba adormecer por la sensación del suave estropajo lavando su piel, como una caricia. Los movimientos de Kuroo eran tan delicados que se sentía como ser acariciado

Kuroo se quedó en silencio y tragó saliva con fuerza. No podía terminar de acostumbrarse a esa situación. Le advirtió a Kenma que solo lo ayudaría a bañarse al principio, hasta que este aprendiera lo suficientemente bien sobre cómo se debe bañar una persona correctamente -ya que la idea de Kenma de un baño era bastante más simple y rápida-, y después tendría que hacerlo él solo. Kenma aceptó a regañadientes. Claro que Kuroo había puesto bastantes limites, y la zona debajo de la toalla que le obligaba a usar durante el baño, estaba fuera de sus límites. Kenma tenía que encargarse de lavar esa zona por el mismo una vez que Kuroo abandonara el baño.

No es que ayudarlo a bañarse fuese desagradable para él, era todo lo contrario. Su parte favorita era lavar el suave cabello del chico. La suavidad de su cabello mojado entre sus manos y el suave olor a fresas que desprendía su shampoo combinado con los pequeños ronroneos que se le escapaban al menor al estar tan relajado resultaban en una combinación bastante agradable. Así que no, no era desagradable en lo absoluto, pero era incómodo. Después de todo él era un hombre, un hombre con deseos y una frustración sexual de meses de continencia, y Kenma era...un hermoso y sensual chico. Un hermoso, sensual E INOCENTE chico, al que no le pondría una mano encima, pues a pesar de todo seguía viéndolo como un pequeño hermanito.

-ˋˏ  My one and only cat  ˎˊ- 「 KuroKen 」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora