El reloj comienza a sonar haciendo a Erick despertar, se sienta en su cama y estira sus músculos, alza el brazo y apaga la alarma.
Ve algo de luz colarse por su ventana, sonríe y gira para ver a su chico.
Pero el lado izquierdo de la cama está vacío.
Algo triste se levanta de la cama, se acerca a la ventana y abre las cortinas para que pase por completo el sol, sabe que las cosas son así pero nunca pierde la esperanza de que algún día ese hombre se quede hasta que despierten juntos.
Pero los deberes lo esperan y no tiene tiempo que perder, toma su bata y se mete al cuarto de baño para asearse y continuar con su día.
(...)
Joel no es la persona más ordenada, la más cuerda o la más inteligente siquiera.
Pero vaya que es responsable... o bueno, lo intenta.
─Maldita sea, es tarde ─se queja mientras se pasa el jabón por su abdomen y siente el agua pasear por el cuerpo.
Mudarse no fue fácil y menos para alguien tan desorganizado, no es bueno respetando horarios y para ser su segundo día en el trabajo no hablará muy bien de él llegar retrasado.
Ayer lo hizo y no fue bien visto pero tiene un punto ya que se perdió.
Dos veces.
Si no fuera por Erick aún estaría buscando el salón indicado, para variar no dio ni con el edificio a la primera.
En definitiva no es muy hábil en muchos aspectos además del baile, es un talento natural que ha mantenido desde niño y jamás imaginó que pudiera dedicarse a ello.
Le gusta enseñar.
Se viste rápidamente, toma una tostada de la cocina y sale corriendo de su departamento, sigue sin ubicarse muy bien por lo que al entrar a su auto lo primero que hizo fue encender su localizador y emprendió el camino al colegio.
Come su desayuno improvisado en los semáforos y se maldice por no traer un café consigo, la tostada es crujiente pero muy seca y le provoca un malestar en la garganta.
Avanza rápidamente pero siendo respetuoso con los altos, no quiere empeorar más su día con una multa.
Al llegar estaciona torpemente pero lo logra, sale del auto y corre a su edificio esperando no confundirse de nuevo.
Aunque es su culpa por hacerlos iguales.
Corre tan aprisa que no se da cuenta que hay alguien delante y choca con él, no es gran cosa pues nadie cayó pero impactó con quien menos quería encontrarse.
─Profesor Pimentel─nombra el hombre mirándolo seriamente.
─Buen día director Richard─saluda nervioso.
─¿Tarde de nuevo?
─Yo...
─Profesor Joel, es bueno verlo ─saluda Erick uniéndose a la conversación─ de nuevo gracias por revisar mi auto.
─No es problema ─miente cómplice adivinando su jugada.
─¿Su auto?
─Sí, llegamos al mismo tiempo pero no recordaba si cerré bien, tenía demasiados papeles así que Joel se ofreció a revisarlo por mí.
─Ya veo, lo siento profesor, vaya a su clase ─pide Rich entrando al edificio principal rumbo a su oficina.
─Debes estar cansado de salvarme siempre ─dice el rizado apoyándose en sus piernas y da un fuerte suspiro─ muchas gracias.
─No es problema ─dice riendo y extiende el vaso de café que lleva en la mano─ ten, te hace más falta que a mí.
─Ya sería abusar.
─Insisto, eres nuevo y es normal que no te acoples aún pero lo harás, tómalo.
Joel asiente y lo recibe, Erick es un chico muy amable y es de los únicos que se han ofrecido a tenderle una mano desde su llegada.
─Muchas gracias de nuevo, ¿Me aceptarías un café? Bueno, ¿Me aceptarías devolverte el café saliendo del trabajo? ─ofrece sintiéndose torpe.
El ojiverde quiere responder pero siente la mirada pesada de alguien, gira levemente la vista y ve que su pareja misteriosa observa todo desde los escalones de su edificio.
─Tal vez otro día pero gracias, si necesitas otra cosa mi salón está siempre abierto ─menciona dando la vuelta y camina al edificio correspondiente a su clase─ suerte Joel.
El chico asiente viendo a su salvador retroceder.
Erick le agrada.
(...)
─Entonces todo lo que necesitan saber es que una pintura es eso, un montón de colores embarrados en un lienzo en blanco, no es más que un patrón con diferentes materiales pero lo que importa es lo que sientan al hacerlo, puedes hacer la ilustración más perfecta del mundo pero sino tiene un mensaje no tiene esencia, y si no tiene esencia no es más que un rayón.
Los alumnos toman apuntes de todo lo que tiene que decir, son chicos que ya tienen una idea de lo que desean pero solo necesitan una guía para encaminarlos.
En cuanto el reloj marca la hora indicada deja que salgan al descanso y camina a su escritorio, saca el teléfono del cajón y lo desbloquea.
No hay ni un solo mensaje.
Entiende porque hacen esto pero le gustaría tener una relación normal, no hay una regla que prohíba las relaciones entre el personal así que no es tan grave, aunque manteniéndolo en secreto también se quitan el peso de tener que dar explicaciones el día que se separen.
Pero él no quiere separarse.
─Erick, ¿No irás a comer? ─pregunta el profesor de junto.
─Hola Chris, no lo sé, no tengo tanta hambre y la verdad no estoy de ánimos.
─Tú te lo pierdes pero a donde tienes que ir es a mi fiesta de cumpleaños, ¿Entiendes?
─Lo sé, tranquilo ─asegura riendo y por fin escucha el teléfono vibrar─ ¿Puedo llevar a alguien?
─Claro, ¿Quién es? ¿Tu novio?
Quisiera decir que sí.
─Es un amigo ─responde abriendo el mensaje─ seguro lo conoces, también es profesor.
─Por mí está perfecto, entonces te dejo porque yo sí tengo hambre.
Erick asiente y ve a su amigo salir del salón, está emocionado por la fiesta y más porque es probable que esta sea algo así como su primera cita.
"Estoy abajo, ven"
Es lo que dice el mensaje así que se levanta de su silla y sale del salón esperando no ver a Christopher porque podría hacer preguntas.
Al dar la vuelta nota un vaso con café sobre el estante cerca de su salón, se le hace curioso así que lo toma y lee la nota.
"Lo siento, no sé cuál sea tu salón y quería devolverte el favor, de verdad espero que lo encuentres"
joel.