La luz se cuela por las cortinas dándole en la cara a Joel haciéndolo despertar.
Abre los ojos lentamente, suelta un suave bostezo y escucha un leve suspiro a su lado izquierdo.
Erick.
Sonríe al ver a su novio acurrucado en su brazo, al mudarse no pensó que le fuera tan bien.
Pero es una de los maestros más queridos, ama su trabajo y consiguió un novio perfecto.
Claro que es un buen momento para estar vivo.
Mira con detenimiento como Erick se mueve un poco más hasta estar muy juntos, suspira y deja un suave beso sobre sus labios.
─Buenos días ─suspira el menor abriendo los ojos─ ¿Hace mucho que estás despierto?
─Acabo de hacerlo ─responde rodeándolo con su brazo libre─ ¿Quieres desayunar?
─Tal vez más tarde, me gusta estar así.
Joel asiente y vuelve a dejar besos sobre sus labios, Erick sonríe y vuelve del leve contacto algo más significativo profundizando cada toque.
Una gran manera de despertar para ambos.
(...)
La noticia de que Erick y Joel son pareja ha recorrido la escuela provocando en la mayor cantidad de gente un efecto positivo.
Ambos son queridos por el personal docente y el alumnado, son buenos en sus posiciones y a la vista de todos son la pareja perfecta.
Tal vez sean diferentes en muchos aspectos pero son esas diferencias lo que los vuelven perfectos el uno para el otro.
─¿Tienen dudas? ─pregunta Erick a sus estudiantes que niegan─ bien, el lunes trabajaremos con óleos así que estén preparados, no quiero que falte nadie por favor.
Los presentes acceden y justo cuando están a punto de salir unos golpes en la puerta se oyen pidiendo el acceso de alguien.
─Adelante ─permite yendo tras su escritorio.
La puerta se abre dejando ver a Joel que con una sonrisa y las manos en la espalda pasa después de saludar a los alumnos.
─Creí que ya habían salido ─dice extendiéndole una flor─ ¿Nos vamos?
El sonrojo de Erick es más que evidente y para nada ayudan las risas de sus estudiantes que miran fascinados la escena.
─Bueno ya, váyanse chicos nos vemos el lunes ─grita riendo nervioso.
Hacen caso y toman sus cosas, salen del salón dejándolos solos, es gratificante ver a ese par juntos.
Joel es tímido por naturaleza pero por alguna razón éste mucho más seguro sale a flote tratándose de Erick.
Le gusta verlo sonrojado y se empeña en provocarlo lo más que le es posible.
─Bueno, hoy te quedas en mi casa entonces me toca conducir ─menciona Erick oliendo el regalo─ muchas gracias Joel.
─No es nada, vamos.
(...)
No saben si es muy pronto para dejar claras ciertas cosas pero disfrutan tanto de la compañía el otro que no pudieron evitarlo.
Quedaron que una semana Erick pasaría por Joel y la otra Joel por Erick, de esa manera pueden verse un par de minutos más cada mañana que para ambos son más que necesarios.
Erick conduce tranquilamente disfrutando del viaje, Joel le propuso ir a un a un restaurante a modo de celebración atrasada de la fiesta de la escuela porque no pudieron festejar apropiadamente.
Aunque para Erick su forma de celebrar lo dejó más que satisfecho pero su novio insistió.
─Para no conocer el lugar parece que te manejas bien ─dice Erick dando vuelta─ ¿Cómo diste con ese restaurante?
─Busqué en internet lugares elegantes donde probablemente no se comportarme pero tú sí ─avisa sacando su teléfono y revisa su mapa— es al frente.
Él menor ríe y sigue las indicaciones, le gusta que lo procure tanto y él lo hace también.
Llegan y le da sus llaves al chico del estacionamiento para que lo acomode, entran al lugar y los llevan a una mesa previamente reservada por el rizado.
Ha pensado en todo.
Se sientan y les toman la orden, como es la primera vez que ambos visitan el lugar aceptan las sugerencias de la casa.
─Esto es lindo ─menciona Erick observando las luces─ debió tomarte mucho tiempo.
─Algo pero pensé que te gustaría.
─Y así es, gracias Joel.
Los días en los que Erick creía que era feliz con estar en la cama con su antiguo compañero quedaron atrás, no sabía de lo mucho que se perdía por intentar mantener una relación que no lo llevaba a ningún lado.
Los planes con sus amigos cancelados.
Las fiestas a las que nunca asistió.
Los viajes que nunca realizó.
Y todo eso que ama a lo que tuvo que renunciar por tener que serle fiel a un sujeto que no lo tomó en serio.
No lo culpa del todo, él debió poner un alto en cuanto vio que las cosas no resultaban pero quiso aferrarse a una idea que no pasó más allá de eso.
Una idea.
─Joel, ¿Extrañas tu antigua ciudad? ─pregunta el ojiverde acomodando su cara en sus manos─ no hablas mucho de eso.
─Bueno, extraño a algunas personas pero estoy mejor aquí, si te soy honesto nadie creía que sobreviviría más de dos días en un lugar desconocido pero aquí estoy.
─A mí me daría miedo empezar de cero.
─Cuando eres tonto no tienes miedo, es lo divertido de no pensar.
─Yo no creo que seas tonto, ser bueno no es ser tonto ─afirma estirando su mano, toma la barbilla del mayor delicadamente y lo acerca a milímetros de distancia─ Joel.
─¿Sí?
─Te amo ─confiesa sellando su palabra con un beso.
¿Es muy pronto para decirlo? Tal vez, pero eso no quita que sea verdad.
Lo hace sentir como nadie más, lo ha hecho entregarse como jamás creyó y lo hizo atreverse como nunca pensó.
Así que no está equivocado, lo ama.
En cuanto se separan Joel mira con orgullo que ese chico del que estuvo detrás comparte el mismo sentimiento.
─También te amo Erick.
El nombrado sonríe y mira hacia atrás cierta pareja que se le hace conocida, al menos uno de ellos.
Johann conversa sonriendo con una linda mujer a su lado, parece que se llevan muy bien, podría ser una nueva conquista o eso creyó.
Hasta que ve sus manos en donde un par de sortijas adornan sus dedos.