Capítulo 18

39 4 2
                                    

Le dije a Thomas que no iría con él, que tenía un compromiso con alguien más, por supuesto que ése alguien mas era Manuel. Janeth se fué una hora después, quería que se quedara, pero le era imposible. Me quedé profundamente dormida...soñando con Thomas.
-Sia... -escuchaba una voz que me hablaba, pero no podía ver de quien era, de dónde procedía aquélla voz, ésa voz que me resultaba tan familiar...-Sia...-avanzaba hacia dónde la escuchaba, pero mientras más avanzaba, me adentraba más y más a la oscuridad, pero me detuve de golpe al ver a Thomas parado ahí, en medio de lo que parecía ser un precipicio, el pánico se apoderó de mi, estaba desesperada, quería hacer algo, pero mis me lo impedían, no podía mover mis extremidades, estaba paralizada, viendo como Thomas se acercaba más a la orilla, y al final, él cayó.

Desperté de golpe con la respiración acelerada, note como una gota de agua salada caía sobre mis mejillas, ése sueño parecía tan realista, por un momento pensé que era verdad.

En la mañana del Domingo, Manuel me marco porque había olvidado mi dirección, se la dí, y no tardó nada en llegar.

-Hola, Sia -me saludo. -¿Nos vamos?

Lo saludé, regresé por mi bicicleta, y me fui con él, sabía que seria un  día excelente al lado de Manuel, era en pocas palabras nuestra primera cita, no quería que nada saliera mal. Llegamos.

-Conoscamonos más. -le dije con una amplía sonrisa en el rostro.

-Pues, creo que lo conoces ya todo de mi -comenzó. -Verde, 19 años, calor, helado de galleta, prefiero los gatos, me gusta ir al cine...es lo más importante de mi.

-Yo prefiero el color rosa -me reí. -Y en todo lo demás estoy de acuerdo contigo.

-Bueno, ahora si vallamos a andar en bicicleta.

Nos montamos en las bicicletas y comenzamos a pedalear, recorrimos la mitad del parque, nos detuvimos a beber un poco de agua y proseguimos, de ves en cuándo, nuestras miradas se cruzaban, su mirada estaba llena de cariño, de amor. No puedo creer como Manuel se enamoró de mi tan rápido, apenas sabía yo que el se llamaba Manuel, y él sabía que yo era Sia, entonces lo supe, era amor puro.

-¡Sia! -escuché la voz de Thomas gritandome, no podía verlo por ninguna parte, hasta que giré más mi cabeza, eso hiso que perdiera el control y cayera.

Note unas suaves manos queriéndome levantar, imaginé que era Manuel, pero no fue así, era Thomas, tenía la cara de preocupación, logró ponerme de pié y examinar todo mi cuerpo, de pies a cabeza.

-Estoy bien, no te preocupes...

-Te raspaste las rodillas, déjame ver...-se estaba aproximando Manuel, no sé porqué, pero apenas notó mi caída.

-Sia, ¿te encuentras bien? -preguntó Manuel.

-¿Quién eres tú? -preguntó Thomas, un poco confuso. De alguna forma, yo igual me sacaría de onda sí algún extraño se le acercará a Thomas...

-Soy el...amigo de Sia, Manuel, mucho gusto -Dijo Manuel estirando la mano para saludarlo, Thomas la estrecho

-Thomas...

-No se preocupen -rompí toda la tensión que se sentía -Estoy bien, podemos irnos, Manuel.

-Claro, Sia. -me contestó Manuel.

-Thomas, lo siento pero estoy acompañada...nos vemos luego.

Caminamos, dejando a Thomas atrás, me sentía mal por dejarlo, pero era lo mejor, mientras más distancia haya entre nosotros dos, mejor. No había sido la mejor de las citas, pero me agradó pasar un buen rato en compañía de Manuel, pero no sé si hago bien, porqué salgo con él para olvidar a Thomas, Dios en que me estoy convirtiendo, salgo con una persona que no logro enamorarme de ella, que no estoy enamorada, que ni siquiera le quiero como debe de ser, que no es correspondido de la manera que se merece.

Quiero que todo este amor que siento por Thomas terminé, pero en lo más profundo de mi alma, de mi corazón,  una parte dice...ámame.

ÁmameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora