La mañana llegó al pequeño apartamento del noruego, los pequeños rayos de sol se filtraron por las cortinas medio separadas de la habitación. Tord se removió en su cama queriendo dormir unos minutos más pero unos toques en la puerta no se lo permitieron; bufo molesto. Retiro las sábanas de encima de su cuerpo y se levantó sin ánimos, su cabello revuelto y su pijama que consistía en un pantalón a rayas rojo con una camiseta blanca fue lo primero que vio el visitante cuando el noruego abrió la puerta.
—¿Quién es?—pregunto con los ojos cerrados mientras se sostenía de la puerta.
—Creo que deberías preguntar eso antes de abrirle a extraños.—dijo una voz gruesa, soltó una risa.
Tord abrió sus ojos un poco para ver al hombre que llegó a despertarle, su corazón se aceleró a ver que era el mismo que la noche anterior había entrado a su apartamento para reclamar lo del wi-fi. El mayor sonrió al ver el rostro tenso de menor, le hizo a un lado entrando a la habitación.
—¿Qué hace usted aquí?—pregunto nervioso, se cruzo de brazos incómodo por la presencia del mayor.
—Vengo a cobrarte lo de mi internet.—declaró el mayor.
—Usted dijo que vendría por la noche.—expuso el noruego.
Edd hizo como que lo pensaba, poso su mano en su barbilla con un poco de barba en esta. Giro sobre sus pies viendo al chico ya que le estaba dando la espalda con anterioridad. Con pasos lentos se acercó al noruego, se inclinó hasta estar a la misma altura del rostro del noruego.
Tord se sonrojo temiendo al acciones de mayor.—Tienes razón.—dijo el mayor, acerco una mano al cuerpo del menor y le tomó del hombro.—Pero tengo trabajo para ti.
Soltó al menor y se alejó hasta llegar al sofá donde se dejó caer, Tord solo le miraba mal, con sus brazos cruzados se encaminó hasta estar frente al mayor. Edd le miraba divertido.
—Esta bien pero más te vale que sea rápido.—acepto el noruego, de un momento a otro se puso de rodillas.
El británico se quedó helado al ver la acciones del menor, reaccionó cuando el chico llevó sus manos al cinto que sostenía sus pantalón; tomó las manos del menor entre las suyas.
—¡Te dije que no haríamos esto!—le dijo molesto el mayor.
Tord estaba confundió, se alejó unos centímetros del mayor. Edd suspiros cansado, llevo su mano a su cabeza inclinada y negó.
—Chico, no va a pasar nada como en tus extraños vídeos pornográficos. —dijo el mayor con un rostro molesto, se levanto.
—¿Entonces que quieres?—pregunto molesto el noruego.—Usted mismo lo dijo, que debía satisfacer sus "necesidades".
—Con mis necesidades no me refiero a nada sexual.—dijo el mayor.—¿Miras eso?—pregunto señalando un bulto en el piso a la puerta.—Debes llevar mi ropa a la lavandería, ya no tengo tiempo.
Tord no dijo nada, los colores subieron a su rostro mostrando el sonrojo más exagerado que había visto en su vida el británico, estalló en risas.
—Bueno te lo encargó.—dijo el británico saliendo del apartamento se despidió con un gesto de mano.
Tord reaccionó unos segundos después, sacudió su cabeza, se apresuró a salir a su puerta buscando a Edd al que vio esperando el ascensor.
—¡Espera!—llamo Tord.—¿Y de donde sacó el dinero?
Edd giro su rostro y sonrió.
—¿Qué no es obvio? Tu lo pagarás.—dijo el mayor, el timbre de llegada del ascensor sonó.—Hasta luego tómate.
Así el mayor subió al ascensor y las puertas se cerraron dejando a Tord solo con la boca abierta. Entro molesto al apartamento, hizo puño sus manos, miro molesto el bulto con la ropa del mayor y le dio una patada.
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Wi-Fi - EddTord
Short StoryUna divertida historia sobre un joven noruego y un trasnochador trabajador. ¿Que pasa cuando le robas el Internet a tu vecino?