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Bienvenido a esta pequeña casita ᓚᘏᗢ

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El sonido de la puerta vecina abriéndose puso en alerta a un chico que hace unos segundos estaba tirado en el sofá levantándose de golpe corrió a su habitación, sin perder tiempo tomó la laptop negra dirigiéndose hacia su cama subiendo a esta, coloco el aparato electrónico sobre sus piernas e introdujo la contraseña de usuario; "TheAmazingTordDick", una contraseña muy rara y obscena.

—Aquí vamos señores.—

El castaño trono sus dedos mientras miraba con impaciencia el icono del Internet hasta​ que el icono tomara color blanco indicando que había señal.
Con una rapidez increíble entro al navegador y tecleo "tentacles", los resultados eran muchísimos, sin perder tiempo ingreso al primer enlace dando en una página de pornografía sin censura alguna.

Sus ojos se iluminaron al ver la sección de Hentai, sin perder tiempo puso más de tres vídeos en pestañas diferentes.
Todo iba bien hasta que tocaron su puerta, con gran molestia dejo a un lado la laptop para echar al imbécil que le interrumpió. Al abrir la puerta estaba un chico castaño, parecía tener veintidós o veintitrés, este miraba con frialdad a Tord. El noruego no podía negar que se sentía intimidado, el tipo era grande y parecía un poco como un delincuente.

—Hola ¿que puedo hacer por usted?—pregunto Tord con temor, el tipo le hacía temblar pero le parecía conocido.

—Si puedes.—dijo el mayor entrando en el apartamento sorprendiendo a Tord.

El desconocido entro a la habitación del noruego, Tord entro en pánico al ver la dirección que tomaba. Corrió tras el desconocido.

—Oye, eso es irrespeto....—

Tord callo y sintió la sangre subir a sus mejillas, el desconocido tenía su laptop con las pestañas del hentai abiertas.

—Lo que haces tú es un irrespeto. ¿sabes cuántas direcciones de pornografía encuentro en mi historial? ¡son muchos!-exclamo el mayor hacia el noruego que lo miraba con sus mejillas sonrojas. El castaño suspiro al ver al chico muy nervioso y avergonzado, no era más que un joven de 17 años a lo mucho-Haremos este trato, tú dejas de lado la pornografía y yo te dejo hacer lo que quieras con el Internet, menos ver porno.

—¡Que grosero! Yo no veo porno, yo miro hentai.—dijo el menor orgulloso pero aun apenado.

Wi-Fi - EddTordDonde viven las historias. Descúbrelo ahora