Demonio

386 27 4
                                    

Emma

No recuerdo en qué momento me quedé dormida, pero cuando desperté Jack seguía dormido y no podía moverme. Es muy pesado, literalmente peso muerto. Intenté moverlo y quitar su brazo pero no me dejaba. Maldita sea porque quiero ir al baño. No tengo la menor idea de que hora sea pero por la luz que hay parece que ya es tarde.

-Jack.-empecé a moverlo para intentar despertarlo.-Despierta.-Maldita sea.-¡Despierta!-empecé a hablarle más fuerte pero nada, ¿Y si está muerto? No, no lo esta. ¿Cómo lo despierto? Tapé su nariz para que dejara de respirar y así despertara pero abrió la boca así que también le tapé la boca. De la nada abrió los ojos y empezó a toser. Me paré corriendo al baño.

-¿¡Porque hiciste eso!?-Dios, por poco me meo.

-¡Espera!-Salí del baño y le eché agua a la cara.-Es pipí.-Puso cara de asco y empecé a reír.- Es agua.-Regresé a la cama

-¿Porque hiciste eso?-Obviamente estaba disgustado

-No te despertabas

-¿Y tenías que asfixiarme?

-¡No despertabas!

-Hay otras formas de despertar a alguien Emma

-¿Una patada en las bolas?-Se hizo para atrás.-Eso creí, me estaba meando y no despertabas, hice todo, moví tierra, mar y cielo y seguías dormido

-Esta bien.-alzó las manos en forma de paz.-Tranquila.- Se acercó a la cama y se sentó

-Tienes el sueño muy pesado, parecías un oso hibernando

-Tu tampoco eres de sueño ligero

-Mentiroso.-Entrecerré los ojos

-Hablo enserio.-Empezaba a tener hambre.- Pesas como muerto

-Y tu como un oso endemoniado.-Me paré para agarrar una sudadera, seguíamos con la misma ropa

-¿A dónde vas?

-Tengo hambre

-Que raro.- Bajamos a la cocina para ver qué podíamos hacer para desayunar.- ¿Sabes cocinar?-Dijo riendo y le pegue en el hombro

-SI, demonio.- Reí y empecé a sacar cosas para hacer quesadillas

-¿Demonio?- Se acercó a mi

-Si, eres un demonio.-Empecé a hacer el desayuno, era algo sencillo pero delicioso

-¿Por qué demonio?

-Por que es imposible despertarte.- Solté una risa pero Jack solo me veía serio.-Y porque eres un aguado.-Seguí cocinando y me abrazó por la espalda

-No soy un aguado.-Besó mi mejilla y eso me causó un escalofrío

-Claro que si.-Empecé a reír.-Eres un demonio aguado.-También soltó una risa

-Haces apodos horribles.-Termine de hacer las quesadillas y volvimos a subir.

Ambos teníamos hambre, comimos como bestias, ni siquiera hablamos, solo nos concentramos en las quesadillas, que no por nada estaban deliciosas.

-El queso sabe raro.-Tenía que quejarse

-¿Recuerdas que soy alérgica a los lácteos?-Solo asintió.-Es queso vegetal

-Por eso sabe raro

-Cualquier tipo de lácteo que puede haber en esta casa es vegetal, excepto algunas cosas que mi mamá compra para ella

-Recuerdo ese día de hospital, tu padre me amenazó.- empezó a reír como tonto

-¿Como que te amenazó?-eso nunca me lo dijo

Prisioneros de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora