De camino al departamento del Sheriff, pienso en contarle a Lori lo cerca que había estado ese caminante de morderme, pero pienso que es mejor no preocuparla. Sé que este es el mundo en el que vivimos ahora. Sé que esas situaciones nos ocurrirá a cada uno de nosotros a partir de ahora. No puedo permitir que Lori se preocupe cada vez que me enfrente a los caminantes.
-Oye, Lori. ¿Rick alguna vez te enseñó cómo usar un arma? —Miro a Lori, que está sentada a mi lado. Ella niega con la cabeza. -Bueno, pues ya es hora de que aprendas. Y Carl también.
-¡No! ¡Mi hijo jamás tocará un arma! —Responde ella con severidad.
-Escúchame. Si hubiera enseñado a todos a usar armas en el campamento, Amy todavía podría estar viva, Jacqui, Ed y Jim también. Hay muchos más caminantes que nosotros. Tenemos que ser capaces de protegernos si queremos sobrevivir. ¿Qué ocurriría si me pasara algo? ¿Quién va a...? —Me interrumpe la mano de Lori agarrándome fuertemente del brazo.
-Para. No quiero perder a nadie más, especialmente a ti.
En ese momento, me doy cuenta de que estamos a unos metros del departamento del sheriff. Dejo el Jeep aparcado frente a la puerta. Me acerco a Lori y la beso en la mejilla, para decirle que se quede en la autocaravana de Dale.
Cuando salgo del coche y veo mi antiguo lugar de trabajo, vuelvo a pensar en mi socio, Rick. No paro de pensar en cómo se sentirán Lori y Carl en este momento, debe de ser muy duro para ellos. Glenn, T-Dog y Andrea se acercan hasta mí.
-¿Cuál es el plan? —Pregunta Andrea.
-Será mejor que te quedes, Andrea. Protege la autocaravana de Dale. —Respondo.
-Soy buena tiradora.
-Por eso te quiero en la autocaravana. Dentro no habrá ningún tiroteo. —La cojo suavemente de la muñeca y me la llevo a un lado. -No puedo imaginar cómo te sientes en este momento. Sé que eres una buena tiradora, no tienes nada que demostrar. Pero quédate, por favor. Será lo mejor.
Después de escucharme, sus ojos empiezan a lagrimear. Finalmente, agacha la cabeza sin decir una palabra y vuelve a acercarse a la autocaravana. Andrea está todavía visiblemente conmocionada por la pérdida de su hermana. No puedo dejar que venga con nosotros en ese estado. Vuelvo a acercarme a Glenn y a T-Dog para repasar el plan.
-Cuando salí de aquí el día que empezó todo esto, había otro policía aquí. Él quería quedarse. Dudo que todavía siga aquí, pero él y yo sacamos bastantes caminantes del interior, y por el aspecto que tiene esto, no creo que hayan entrado muchos más. Probablemente podemos entrar sin que nos vean, haciendo las cosas en silencio.
Con la aprobación de Glenn y T-Dog, nos acercamos a la entrada. Cuando me acerco a la puerta, oigo a un caminante tras ella.
-Supongo que todavía está aquí.
Seguramente era mi compañero. O lo que algún día fue mi compañero. Ahora es un saco de carne podrida andante, llego de muerte.
-Él no se merece esto. —Digo mientras abro la puerta lentamente. -Lo siento, hermano.
Le atravesé el cráneo con el cuchillo y se desplomó lentamente delante de mí en mitad de la puerta. Efectivamente, era mi compañero. Entramos al interior con cuidado. El sitio está en silencio y aparentemente vacío. Avanzamos sigilosamente, manteniéndonos alerta en todo momento.
A mitad de camino de la armería, sigue totalmente en silencio y sin movimiento. Nada. Sigue sin haber ni un ruido. A medida que nos acercamos a la puerta de la armería, a pesar de que el departamento está casi seguramente deshabitado, insisto en que vayamos con cuidado. Al llegar, llamo a la puerta y pego la oreja a ella para escuchar cualquier movimiento dentro. Nada.
-Está bien, vamos a entrar.
Glenn y T-Dog asienten y preparan sus armas. Pongo mi mano derecha en el pomo de la puerta y cuento hasta tres con mi mano izquierda. Cuando llego a cero, abro la puerta de un tirón, listo para cualquier cosa que nos podamos encontrar. No hay caminantes, solo toneladas de armas y munición.
-¡Wow! ¡Chavales, el premio gordo!
Todo parece intacto. Puedo ver que solo faltan armas personales. Les digo a Glenn y T-Dog que vayan a decirles a todos que entren. Cuando salen de la habitación, reúno toda las armas en un mesa del centro de dicho lugar. Según mi recuento, tenemos once pistolas, tres rifles, trece escopetas y alrededor de setecientos cartuchos de munición.
En ese momento me fijo en la esquina de la habitación, en las cajas de seguridad. La caja de seguridad de Rick está sin abrir. Pongo la combinación en la cerradura y la abro, dentro está la pistola que siempre llevaba con él.
Puedo escuchar al grupo, que viene hacia mí. Oculto el arma de Rick en la parte de atrás de mis pantalones, debajo de mi camisa, y camino de vuelta a la mesa en la que he colocado todas las armas, justo cuando todos entran a la armería.
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Shane Walsh
Fanfiction¿Y si Shane no hubiera intentado matar a Rick? ¿Y si Glenn no hubiera visto a Rick en el tanque? ¿Y si Rick nunca hubiera salido del hospital?