De vuelta al campamento

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Mientras conduzco de vuelta al pequeño campamento de las afueras de Atlanta para intentar rescatar a Dale, Glenn decide romper el silencio que había estado presente durante los últimos minutos.

-Si Dale no está muerto, seguirá en la parte superior de la autocaravana, atrapado sin poder bajar. Porque supongo que si pudiera conducir, estaría con nosotros. Pero si está encima y todo su alrededor infestado de caminantes... ¿Cuál es el plan?

-El plan es coger la autocaravana y salir de allí lo antes posible.

-¿Solo la autocaravana?

-Y a Dale. Está en la autocaravana, es parte del pack. —Respondo sonriendo.

Cuando nos estamos acercando al campamento invadido de caminantes, podemos ver como Dale sigue en la parte superior de la autocaravana. Está recostado de espaldas, sujetando su rifle con ambas manos, aparentemente muerto de miedo.

Cinco caminantes rodean la base del vehículo. Uno incluso parece que ha entrado al interior. Bajamos del coche a unos treinta metros de la autocaravana y parpadeo las luces de la camioneta de T-Dog para que Dale pueda ver que estamos aquí.

Mientras hago parpadear las luces apagándolas y encendiéndolas, Dale finalmente mira hacia nosotros. Incluso a esta distancia puedo ver la emoción de su rostro al vernos. Sin embargo, todavía puedo notar la sensación de abandono y pérdida de la esperanza en sus ojos.

Me vuelvo para mirar a Glenn. No hay tantos caminantes, podemos con ellos. Dejamos la camioneta aparcada para ir rápido y silenciosamente hacia la autocaravana de Dale. Le doy una palanca a Glenn y yo agarro un bate de aluminio que se encuentra en la parte trasera de la camioneta.

Salimos silenciosamente del vehículo. A medida que nos acercamos, me aseguro de sujetar bien el bate. Estoy listo para machacar algunos cráneos. Avanzamos hasta quedar a unos metros de distancia. Voy rápidamente caminando hacia delante y balanceo con fuerza el bate hasta dar en la cabeza a un caminante.

Su cabeza queda aplastada entre la autocaravana y el bate de aluminio. Mientras tanto, oigo el sonido de la palanca de Glenn al ser impactada contra la cabeza de otro de los caminantes. Ya nos quedan menos. Glenn sigue golpeando con su palanca y yo con el bate. Ya solo nos queda el del interior.

-¡Baja, Dale! ¡Lo tenemos!

Le digo a Glenn que se quede fuera mientras yo entro y me dirijo hacia la parte de atrás, donde puedo ver al caminante junto a una de las ventanillas. Se da cuenta de mi presencia y empieza a acercarse. Con espacio limitado para mover el bate, lo agarro por el cuello y le golpeo en la cara con la parte trasera del bate para derribarlo. Finalmente, pisoteo su cráneo en el suelo, manchando todo el suelo de sangre fresca.

-¡Todo en orden! —Grito desde la ventana a Glenn y Dale, que ha bajado desde la parte de atrás.

-Gracias, Shane.

-No hay problema, viejo. Además, eres el único que sabe qué hora es.

-Supongo que tienes razón.

En ese momento, la puerta del baño de la autocaravana se abre de golpe y un caminante se lanza hacia mí, tirándome al suelo. Está a unos centímetros de mi cara. No sabía que el cerebro era capaz de reproducir tantos pensamientos tan lentamente: ''¿Así es? ¿Así es como esto termina para mí? ¿Voy a morir? Si muero, ¿qué le pasará a Lori? ¿A Carl? A Sophia, a Carol, a Andrea, a T-Dog... Este es mi grupo. Ellos me necesitan ahora más que nunca. No puedo morir.''

Mis pensamiento son interrumpidos por el sonido del destornillador de Dale, rompiendo el cráneo del caminante y perforando su cerebro. Cuando el caminante cae con un ruido a mi lado, veo a Dale de pie junto a mí, mirándome en busca de mordiscos. Su mirada de preocupación pronto se convierte en una sonrisa.

-Hoy por ti, mañana por mí, viejo. Gracias. —Le digo mientras me da la mano para ayudarme a levantarme.

-Gracias a ti.

-¿Sabes algo de Morales y su familia? —Pregunto a Dale.

-Morales dijo que quería ver si su familia sobrevivía fuera de este campamento, se marcharon mientras buscabas a Merle.

Pensé que era una pésima idea comprobar si sobrevivirían solos fuera de este campamento, era algo prácticamente imposible. Es más, Morales era un buen hombre, siempre ayudaba a todos.

-Glenn, ¿por qué no regresas con Dale en la autocaravana? —Digo cambiando de tema cuando entro en la camioneta de T-Dog.

Durante mi viaje en solitario de regreso al resto del grupo, empiezo a pensar en lo cerca que estaba ese caminante de morderme. Yo era un maldito policía, debería haber barrido la autocaravana. Bajé la guardia. Y ese error podría haberme costado la vida en este mundo, y todavía no estaba listo para morir. Tenía que concentrarme, mantenerme alerta.

Cuando nos acercamos al resto del grupo, puedo ver a T-Dog cavando un hoyo al costado de la carretera mientras Andrea se sienta junto al cadáver de su hermana Amy. Lori y Carol corren hacia Dale y le dan un gran abrazo. Puedo escuchar la alegría en sus voces. Entonces Lori se acerca a mí y me da un beso rápido en la mejilla.

-Me alegro de que hayas vuelto. Dejé a los niños en el coche para que no tuvieran que ver a Amy así. No sabía qué hacer. —Dice entre lágrimas.

-Lo has hecho bien. Voy a ir a ayudar a T-Dog. —Le respondo mientras me dirijo hacia la camioneta para coger una pala.

Mientras me acerco para ayudar, veo como Glenn y Dale hacen lo mismo. Con los cuatro cavando, hacemos la tumba más rápidamente. Cuando ya está acabada, Andrea coloca a Amy en el hoyo con la ayuda de Dale, y comenzamos a echar tierra de nuevo. Una vez acabado, el grupo se reúne alrededor de la tumba para llorar a Amy. Una vez acabada la ceremonia, les pido a Andrea y Dale que me acompañen a la autocaravana.

-Tengo quince balas en mi pistola. ¿Qué tal vosotros?

-Me queda una sola bala en el rifle. Y he estado pensando en usarla conmigo mismo mientras estaba en lo alto de esta cosa. —Me responde Dale.

-A mí me quedan dos balas.

-Bueno, esto no va a ser suficiente. Necesitamos reponer nuestra munición. Necesitamos a cada uno de nosotros con un arma. Así es la única manera de sobrevivir.

-¿Qué sugieres? —Me pregunta Andrea con curiosidad.

-Vamos al departamento del sheriff, en Atlanta. Donde solía trabajar.

''Ojalá que nadie más haya tenido la misma idea que yo y hayan ido allí a por armas.'' Pienso. Todos están de acuerdo, así que comenzamos a empacar los pocos suministros que quedan en nuestros vehículos. Glenn viaja con T-Dog en la camioneta. Y yo voy con Lori en mi Jeep. Carl, Sophia, Carol, Andrea y Dale van en la autocarava.  

Shane WalshDonde viven las historias. Descúbrelo ahora