La pistola

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Vuelvo rápidamente al vestíbulo y encuentro a Lori sentada charlando con Glenn y Carol. Me acerco e interrumpo su conversación.

-¿Dónde está Carl?

Ella me explica que ha ido al baño, al final del pasillo. Allí es hacia donde me dirijo. Pensé que tal vez él haya podido coger la pistola de Rick.

-¿Por qué lo preguntas? —Me dice Lori al verme caminar hacia el baño.

-Solo quiero comprobar si están bien.

Llego a la puerta del baño, pongo la oreja en ella y llamo ligeramente. Puedo oír pasos al otro lado de la puerta.

-¿Carl?

-Sí, Shane. Un minuto.

Pero no espero. Abro la puerta de un golpe y veo a Carl tratando, aunque sin éxito, de ocultar tras sus espaldas el arma de su padre.

-Esta es la pistola de papá, ¿verdad? Te he visto antes con ella. —Pregunta, aunque ya sabe la respuesta.

-Sí, amigo. La cogí porque quiero que la tengas. Pero aún no estás listo para utilizar armas. —Extiendo la mano y Carl me da pistola.

-¿Por qué no puedo tener un arma como todos los demás? Le dije a Sophia que la protegería. Le entregaste a todos un arma, pero a mí no. Necesito una pistola, Shane. —Insiste.

-Estoy de acuerdo contigo, Carl. Pero ahora no. Aún no. Además, todavía estoy tratando de convencer a tu madre de que esto es lo correcto. Vamos, vamos con los demás. —Carl asiente finalmente y salimos de allí.

Cuando regresamos al vestíbulo, Carl se sienta junto a Sophia y Carol. Andrea no está, así que supongo que se estará duchando. Me acerco a Lori, que parece exhausta. Quería hablar con ella sobre lo que ha pasado con Carl, pero lo mejor era esperar a mañana.

-¿Estás bien?

-Sí, pero nunca he estado más cansada. Me voy a dar una de esas duchas de agua caliente antes de irme a dormir. —Sonríe y se dirige a la puerta que hay detrás de mí.

Me vuelvo hacia ella y puedo ver a Andrea salir de las duchas, con el pelo todavía húmedo y la piel limpia y reluciente. Lo admito, se veía muy bien. Antes de que todo esto pasara, Andrea era el tipo de chica que normalmente me gustaba. Rubia y espontánea. Sin embargo, nunca me he fijado en ella.

Me arrodillo y empiezo a buscar en la bolsa de Lori un par de mantas para preparar un dormitorio para Lori y Carl. Supongo que Carl dormirá junto a Sophia y Carol. Él y Sophia han sido prácticamente inseparables durante las últimas semanas. Mientras examino el bolso de Lori, los pies de Andrea aparecen en mi campo de visión. Miro hacia arriba para verla mirándome, con las manos en las caderas, sonriendo.

-Te he visto, ya sabes.

-¿Me has visto qué?

-He visto la forma en que me mirabas hace unos segundos. Conozco esa mirada. Solo para que lo sepas, estoy un poco fuera de tu liga. —Bromea sonriendo.

-¿En serio? —Le devuelvo la sonrisa. -Será mejor que te vayas entonces, ya que de lo contrario estarías perdiendo el tiempo.

-Nos vemos luego, capitán Walsh. —Dice mientras se deja caer al suelo contra la pared, de rodillas. Me mira aparentemente perdida y mentalmente agotada, antes de hundir la cabeza en su regazo.

Cojo dos mantas de la bolsa. Doblo una para que sirva de almohada y extiendo la otra por el suelo. Me siento y espero a que Lori termine de ducharse. No puedo evitar mirar a Andrea e intentar imaginar lo que está sintiendo en ese momento. Si puede aprovechar su fuerza y usarla como propósito, podría ser extremadamente valiosa para el grupo. Espero poder entrenarla bien con su rifle.

Seguidamente, miro a Carl, que no está a mar de diez pies de donde le he colocado las mantas a Lori para dormir. Carol y Sophia duermen pacíficamente mientras que Carl se sienta junto a Sophia, casi como si estuviera de guardia. Protegiéndola.

-Descansa un poco, amigo. Tienes que estar preparado para el entrenamiento de mañana.

-Creía que mamá no quería que cogiera armas...

-Te lo dije, hablaré con tu madre. No te preocupes por eso. Solo intenta dormir un poco.

Finalmente se acurruca junto a Sophia. Cuando empiezo a quedarme dormido, escucho que la puerta de las duchas se abre y se cierra. Miro hacia arriba para ver a Lori caminando hacia mí, luciendo muy complacida por la ducha caliente. Ella se tumba a mi lado y yo la envuelvo en una manta cómodamente. Coloca su cabeza sobre mis piernas. La beso suavemente en la frente y, antes de darme cuenta, me duermo profundamente.

Shane WalshDonde viven las historias. Descúbrelo ahora