Miraculous, les aventures de Ladybug et Chat Noir y sus personajes son propiedad de Thomas Astruc y Zag Entertainment.
Palabras: 1039.
01.- Primera vez
Juleka se trenzó el largo cabello y suspiró. Su avión estaba a punto de aterrizar en París y estaba tremendamente nerviosa. Le daba miedo enfrentarse a su vida anterior, a la adolescente tímida y asustadiza que había sido, a la que prefería estar encerrada en el armario que dar un paso al frente y declarársele a la chica que le gustaba.
Rose y ella se habían distanciado. Juleka sabía que gran parte de la culpa era suya y de no haber sabido gestionar sus sentimientos por ella; se había lanzado a una aventura que le venía demasiado grande cambiando Kitty Section por otro grupo, encontrando un hueco en el que se sentía cómoda y no necesitaba ser valiente. Pero era un hueco frío y solitario.
Se abrochó el cinturón de seguridad cuando la luz de aviso se encendió y trató de relajarse. Intentó pensar en el suave balanceó del Liberty mecido por la corriente del Sena, en la música, en las largas tardes de verano llenas de risas y en ella también, porque Rose siempre estaba presente casi como si formase parte del Liberty y de su familia.
Cuando pudieron desembarcar se apresuró a recoger su escaso equipaje en la cinta transportadora. Sólo se había llevado lo imprescindible, aquellas cosas sin las que no podía vivir, el resto se había quedado en su casa, en Velten.
Ignoró la conversación animada que mantenían Silke, Lolle y Lena y se metió en el minibus que habían alquilado. Durante el trayecto le preguntaron por enésima vez si estaba segura de querer volver a casa de su madre en vez de quedarse con ellas en el hotel, Juleka les contestó que sí una vez más.
El minibus se detuvo en una zona de carga y descarga cercana al Sena y sus aguas turbias. Silke asaltó sus labios antes de que pudiera tomar su equipaje, Juleka no sintió aquel breve vuelco que le habían provocado sus besos antes. Mientras la correspondía se preguntó qué era lo que la había atraído de Silke, quizás se había fijado en ella porque era lo más opuesto que se podía ser de Rose. Fuera lo que fuese, aquella química que había sentido hacía ella se había ido debilitando hasta extinguirse.
Saltó del minibus, la funda del bajo al hombro, las ruedas de la maleta dando saltitos sobre los adoquines y se detuvo frente al lugar en el que había crecido. El Liberty y su despliegue de colores sin ton ni son la hicieron sonreír, si se escuchase la guitarra de Luka se habría sentido, de nuevo, como aquella chica de dieciocho años que miraba su casa tratando de grabarla a fuego en sus recuerdos. Pero Luka no estaba, se había mudado y vivía con Marinette y su pequeña Aria cerca de allí.
Avanzó por la pasarela y brincó a la cubierta como cuando era una niña y adoraba oír el delicado quejido de la madera. Sonrió.
—Juleka.
Se topó frente a frente con Rose. Su pelo rubio corto, sus enormes y centelleantes ojos azules, sus mejillas sonrojadas. Juleka sintió que el suelo se movía bajo sus pies, habían pasado cuatro años y creía que, al final, la había superado. Se había equivocado. Rose seguía enredada en su pecho como el primer día.
—Estás guapísima.
Sintió el impulso de agachar el rostro con timidez y esconderse bajo el flequillo, como la primera vez que Rose le había hecho un cumplido estando enamorada de ella. Lo reprimió. Sonrió. Dio un paso al frente para cerrar la distancia con ella.
—Tú también —contestó con tono inseguro—. No esperaba encontrarme contigo, pero me alegra haberte visto.
—Luka me dijo que llegabas hoy y no podía esperar más —declaró con un punto de timidez en la voz—. Te he echado de menos, Juleka.
Una suave risa escapó de entre sus labios. Casi había olvidado que Rose era toda sinceridad y que siempre soltaba las cosas directamente y sin medias tintas.
—Yo a ti también —susurró con una sonrisa en los labios sintiéndose algo incómoda.
—Ya... No he sabido nada de ti en este tiempo, a parte de lo que ha salido en la tele o lo que me contaba Luka. —Las palabras de Rose se clavaron en su pecho como si fueran puñales, había dejado escapar el tiempo, tratando de olvidarla hasta llegar el momento en el que habían pasado casi dos años y ya no se atrevió a decirle nada—. Creía que había hecho algo mal y que me odiabas. Estaba muy triste.
—No podría odiarte, Rose. Es que necesitaba... no lo sé, encontrarme, supongo.
—¿Y lo has hecho?
—Creo que un poco.
—Eso es bueno.
Juleka observó a Rose, su tono de voz no sonaba como si lo pensase de verdad.
—He leído que Silke y tú salís juntas.
—Silke —pronunció Juleka como si masticase el nombre de la guitarrista del grupo—. No es eso, quiero decir que... somos amigas y... En realidad, no sé qué somos.
»La prensa y sus rumores, no deberías de creer lo que lees.
—La prensa ha sido una de las pocas fuentes de información sobre lo que estabas haciendo, no puedes culparme.
—Lo siento, Rose —susurró arrepentida de verdad—. No tengo excusa, no me he portado bien contigo.
La muchacha asintió despacio como si hacerlo le costase un gran esfuerzo. Juleka dio un paso al frente dispuesta a consolarla, pero Rose la miró con una sonrisa en los labios.
—Arreglémoslo —pronunció cantarina—. No quiero volver a perderte ahora que nos hemos reencontrado, por favor, Juls. Éramos las mejores amigas del mundo.
—Las mejores amigas —repitió Juleka fingiendo que no le dolía—. Claro, Rose, arreglémoslo.
Porque adoraba a Rose y una amistad con ella era mejor que nada. Volver a ver a Rose había acallado un poco aquella soledad que la asfixiaba.
—Lo siento mucho, tengo que marcharme ya, es tarde y tengo que ir a trabajar.
»Llámame cuando puedas quedar, me gustaría que pudiéramos pasar algo de tiempo juntas para ponernos al día.
Rose sonrió, pero no parecía feliz. Juleka le devolvió la sonrisa.
—Lo haré. Lo prometo.
Juleka la observó cruzar la pasarela, sus pasos eran pesados. Quizás sólo lo había dicho por quedar bien. Tal vez no quería saber nada de ella.
Dolía.
Continuará
Notas de la autora:
¡Hola! Primer reto del año. Un poquito de mis chicas preferidas para el reto especial de San Valentín.
Comentarios homófobos y bífobos serán reportados y eliminados.
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And I love her
FanfictionJuleka Couffaine regresa a París después de cuatro años alejada de la capital francesa. Bajista de éxito en un grupo de rock alemán, modelo a tiempo parcial, muchos creen que lo tiene todo, pero no es así. La soledad y un reencuentro lo cambiarán to...