T2 Cap 27

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La canción es Ride de SoMo recomiendo escucharla y si es posible que la escuchéis mientras leéis el cap mucho mejor, ya os aviso cuando haya que ponerla. Es una belleza de canción. Espero que os guste.

Derek llevó a Scott a la veterinaria para que Deaton lo examine, yo quería ir pero Derek me obligó a ir a casa como si yo fuese una niña pequeña. Está bien, era más pequeña que él, ¡Pero llevo siendo alpha mucho más tiempo! No puede mandarme. En fin, ahora mismo estaba entrando en mi habitación junto a Isaac. No sabía donde se encontraba Stiles, pero conociéndole estaría de camino a casa o con su padre intentando sacarle información sobre algo.

—¿Sabes lo que más me molesta? —hablé sentándome en la cama mientras Isaac cerraba la puerta.

—Ya empezamos. —rodó los ojos ya que llevaba hablándole del mismo tema todo el camino. —Ya sé que no te gusta que Derek te mande pero para ya de hablar de mi alpha y hagamos algo. —habló frustrado mientras se sentaba al lado mía en la cama.

—Bueno, ¿Qué quieres hacer? —sonreí sabiendo su respuesta. Me levanté y me dirigí hasta la mesita de noche donde tenía el movil, con la mirada de Isaac siguiéndome. Cogí mi teléfono, lo desbloqueé y busqué la primera canción que se me vino a la mente. Ride de SoMo. Ni siquiera recuerdo el momento en el que la escuché por primera vez, solo sé que en cuanto la escuché me enamoré de ella. Volví a dejar el móvil en la mesita de noche bajo la atenta mirada de mi novio, me di la vuelta y lo miré a los ojos perdiéndome en ellos mientras la canción comenzaba. (poned la canción) Caminé hacia él, me subí a horcajadas en su regazo y rodeé su cuello con mis brazos, él puso una mano en la parte baja de mi espalda mientras que la otra subía y bajaba por mi columna haciendo que una mezcla de sensaciones invada mi cuerpo. Me acerqué más a él dejando ambos rostros a escasos centímetros, nuestros labios se rozaban pero en ningún momento los juntamos. Volví a mirar a sus ojos, cosa que él ya hacía, y me perdí en ellos. Sus ojos azules como el océano era una de las cosas que más amaba de él, junto con su pelo rizado igual que el mio, su sonrisa perfecta, su valentía, su ambición que hacía que hiciese cosas estupidas pero adorables y demasiadas cualidades más que lo hacían único en el mundo. Dejé de ver sus ojos y pasé a ver sus rosados y finos labios que tanto me encantaba besar. —The fevers fucking running feel that heat between us two. —canté en voz baja haciendo que él sonriese para luego, al fin, juntar nuestros labios en un beso deseado por ambos. A los pocos minutos noté como metía sus manos detro de mi camisa haciendo contacto con mi piel desnuda produciendome un escalofrío ante su frío tacto. Seguimos besándonos mientras la canción continuaba sonando y hacia que la combinación de nuestros actos y la musica sea pura satisfacción.

Narra Stiles

Conducía rápidamente por la carretera deseando llegar a casa y contarle a Lucia lo que mi padre acababa de descubrir. Al parecer, la chica que organizaba la fiesta privada donde nos encontrábamos esta noche, era otra de las víctimas del Kanima. Pero lo mas impactante era que aquella chica no estaba en la lista que habíamos hecho Lucia, mi padre y yo. ¿Dónde quedaba aquella chica en todo eso? Era lo que me preguntaba todo el tiempo que llevaba conduciendo hacia mi casa. Al llegar, aparqué el jeep en la puerta y entré lo mas rápido que pude. Una canción invadió mis oídos, al parecer Lucia había puesto música. Esta provenía de su habitación así que entré sigilosamente mientras escuchaba la letra de aquella canción. Esta decía así: Kiss your body from the tip top all the way down to your feet. Nunca antes había escuchado aquella canción, ni siquiera me sonaba ni un poco. Subí las escaleras lentamente mientras iba escuchando profundamente la letra, llegué a la puerta de su habitación y puse mi oreja en esta para escuchar mejor. Rolling on and on, sounds of love are in the air. Tras oír eso, una plena curiosidad hizo que abriese la puerta, con miedo, para ver que estaba haciendo. Al principio pensé que estaría cantando o bailando o simplemente tirada en su cama mientras escuchaba aquella canción, pero jamás pensé que estaría haciendo lo que estaba haciendo. Se estaba besando con, ni más ni menos, que con Isaac Lahey, el beta de Derek. Ella estaba sentada encima de él rodeando su cuello mientras él estaba sentado en la cama, rodeandola por la cintura.

—¿Qué demonios? —hablé asqueado, jamás pensé que ver a mi mejor amiga besarse con alguien me iba a afectar tanto. Mejor dicho, jamás pensé que iba a verla besar a alguien. Ellos inmediatamente se separaron y me miraron con una expresión de asombro y miedo. Iba a decirles algo, cuando la canción me frenó con una frase que repitió una y otra vez. I'm 'gon ride. Que en español significa: Voy a montarte. ¿Qué está pasando aquí? —¿Qué mierda estabais haciendo? —ella se levantó de encima de Isaac, quien suspiró, y me miró preocupada mientras se acercaba a apagar la musica.

—Stiles, esto no es lo que crees. —dijo lentamente después de quitar aquella canción y caminando hacia mi.

—¿Ah no? Entonces no acabo de verte besándote con... ese. —maldecí internamente cuando no me salió ningún insulto al referirme a Isaac.

—Sí es lo que cree. —habló el chico llevándose una mirada asesina de parte de Lucia. Ella suspiró y volvió a mirarme a los ojos.

—Stiles, no he sido lo suficientemente sincera con vosotros. —¿No me digas? Pensé y la miré recriminatoriamente. Estaba saliendo con Isaac y no me lo ha contado, me ha mentido. Me obligué a mi mismo a hacer la pregunta que llevaba pensando desde que los vi.

—¿Cuánto tiempo? —ella me miró extrañada, supongo que no se esperó aquella pregunta.

—¿Qué? —al decir eso, me vi obligado a hacer la pregunta completa.

—¿Cuánto tiempo lleváis saliendo? —dije al fin, Isaac se levantó y se posicionó al lado de Lucia sin dejar de mirarme a la cara. Su expresión no era de miedo o preocupación como la que tenía Lucia, sino que él permanecía con una expresión fria y distante, muy diferente a la que tiene cuando mira a mi mejor amiga.

—Eso no es... —intentó explicarme, pero yo no quería explicaciones, quería una respuesta y la quería ahora.

—¿Cuanto? —la interrumpí.

—Poco menos de un mes. —habló esta vez Isaac. Al escuchar aquello sentí una punzada en el pecho y un sentimiento de ira y tristeza invadió mi cuerpo. ¿Qué me pasaba?

—Joder. —dije al fin y salí lo mas rapido posible de aquella habitación con la intención de subirme al Jeep y conducir un buen rato hasta que este sentimiento se vaya de mi cuerpo.

La Melliza De Theo RaekenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora