T2 Cap 28

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Narra Lucia

Stiles salió de la habitación dejándonos solos a Isaac y a mi. ¿Tanto le ha molestado la noticia?

—Mira el lado positivo, ya puedes ahorrarte el dircurso que le ibas a dar sobre lo nuestro. —dijo Isaac tranquilamente, ¿Por qué está tan tranquilo?

—Y tú puedes ahorrarte tus comentarios. —hablé sin pensar. Él me miró dolido, estaba claro que le había molestado lo que había dicho.

—Lo siento. —dijo mientras retrocedía unos pasos y se alejaba de mí. No se por qué dije eso. Suspiré y di los pasos que él había retrocedido.

—No, Perdóname tú a mí. —hablé arrepentida de mi comentario. Coloqué una mano en su mejilla y lo miré a los ojos, estos estaban un poco cristalizados y era normal teniendo en cuenta todo lo que Isaac ha pasado en su infancia. —Lo siento mucho. —él sonrió, asintió con la cabeza aceptando mi disculpa y besó mis labios dulcemente. —Te llamo luego, ¿Vale? —asintió con la cabeza para después salir por la ventana de mi habitación. Yo salí de esta por la puerta y bajé corriendo las escaleras rezando por que Stiles no se haya ido. —¡Stiles! —grité en cuanto lo vi a punto de subirse al jeep. Al escucharme, se giró y me vio dirigirme hacia él. —Stiles, por favor.

—No, vete con Isaac. No quiero interrumpir. —habló con su típico sarcasmo mientras sacaba las llaves del Jeep e intentaba abrir la puerta de este.

—Stiles. —lo volví a llamar para que me mirase de una vez.

—¡¿Qué?! —gritó y al fin me miró a la cara, iba a decirle algo pero todo lo que había pensado en decirle, simplemente, se fue de mi cabeza dejándome en blanco.

—Isaac se ha ido. —fue lo unico que salió de mi boca. Él alzó una ceja y empezó a caminar hacia el interior de la casa dejándome sola en medio de la calle. Pero mi soleda no duró mucho ya que lo seguí y justo antes de que me cerrase la puerta en la cara logré pararla. —¿En serio te has puesto así solo por eso? —al decir eso, se giró y por primera vez desde que esta "discusión" empezó, me miró a la cara. Intenté percibir lo que sentía, pero no pude, era como si él mismo estuviese bloqueamdo sus propias emociones. —Stiles, Isaac me gusta, me gusta de verdad. Con él me siento diferente, nunca me he sentido así con otros chicos. Mi vida ha estado llena de desgracias y por primera vez en mucho tiempo me siento feliz. Por favor Stiles, entiéndelo. —cuando terminé de hablar, una lágrima rodó por mi mejilla. Stiles la siguió con la mirada, y cuando esta finalmente terminó en la puntan de mi barbilla, volvió a levantar la vista para mirarme a los ojos.

—Te entiendo. —dijo en un susurro casi inaudible para un humamo. —Tienes razón.  —dijo esta vez más alto. —Lo siento, no sé qué me ha pasado. Te mereces ser feliz. —sonreí acercándome a él y lo abracé.

—Sabia que lo entenderías. —el envolvió sus brazos en mi cintura correspondiendome al abrazo.

—Pero intentad evitar besaros delante de mi. —dijo mientras se alejaba de mi haciéndome reír. —Es asqueroso. —lo miré mal y ambos reimos. —Oye, ¿Cuándo he entrado estabais a punto de...? —no lo dejé terminar ya que me puse a gritar mientras me sonrojaba y me cubría la cara con las manos.

—¡Stiles por dios! —él no paraba de reír al mismo tiempo que subía las manos en señal de paz.

—Vale, vale, tranquila. —aparté las manos de mi cara a la vez que esta volvía a mi tono natural de piel. —Una pregunta más. —habló después de dejar de reirse.

—Como sea otra como la anterior te dejo cenar solo. —dije mientras ambos entrábamos en la cocina y Stiles metía las sobras del almuerzo en el microndas.

—¿Scott lo sabe? —me quedé en silencio unos segundos al escuchar esa pregunta y fue entonces que recordé la existencia de Scott, joder me había olvidado completamente de él. Negué con la cabeza repetidas veces contestando a la pregunta de Stiles. —¿Y las chicas? —volví a negar haciendo que él levantase una ceja extrañado. —¿Alguien?

—Derek y Erica. —él me miró sorprendido mientras asentía intentando comprender. Vi como tenía la intención de decir algo, pero yo ya estaba harta de este tema y lo callé. —Cambiemos de tema por favor. —dije mirándolo suplicante.

—Está bien. —sonreí satisfecha a la vez que ambos nos sentábamos en la mesa y empezábamos a comer las sobras de esta mañana. —¿Qué vas a hacer cuando cenemos? —esa pregunta me dio mucho que pensar. Había varias respuestas, bien me pondría con el movil en la habitación o bien intentaría convencer a Stiles de hacer algo juntos. La segunda idea me llamó mas la atención y sabía perfectamente que decir a continuación.

—¿Qué te parece ver una pelicula, verducho? —le guiñé el ojo en cuanto terminé de decir aquella frase a lo que él rió.

—Acepto lo de la película pero no vamos a ver otra vez El corredor del laberinto. —lo miré con ojos suplicantes haciendo que él dejase el tenedor en el plato vacío y me mirase directamente. Minutos después ninguno había apartado la vista del otro, era como si sus ojos marrones me impidieran apartar la vista de ellos. Por suerte, él la apartó haciendo que por fin pudiese mirar a otra dirección, pero al hacerlo sentí como una parte de mi se había ido. Era como si me faltara algo. —Vale, veamos el corredor del laberinto. —al escuchar eso, volví a la realidad y asentí con una sonrisa mientras ambos nos dirigíamos al sofá.

La Melliza De Theo RaekenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora