T2 Cap 31

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Al entrar en el metro abandonado, Derek se encontraba encadenando a Erica, la cual yacía en el suelo inconsciente, a un asiento del metro. Sin embargo, Boid ya estaba amarrado y al igual que Erica, yacía inconsciente.

—Vaya, veo que te las has arreglado solito. —hablé tranquilamente mientras veía el estado de los dos betas. Derek se giró para mirarme, después de haber terminado de encadenar a Erica, tenía el rostro lleno de arañazos y moratones mientras que su camiseta se encontraba completamente roja por la sangre que salía de sus heridas.

—Sí, mientras ustedes dos hacíais yo que sé qué ahí fuera. —giré la cabeza lentamente para mirar a Isaac, el cual ya me miraba con una sonrisa pícara en el rostro. Noté como un calor llegaba a mis mejillas haciéndome sonrojar al recordar la escena que habíamos montado allí afuera. Yo tenía razón, la luna llena me había hecho hacer eso que le hice a Isaac, pero no me quejaba. Se sintió completamente placentero escuchar como Isaac disfrutaba de mi tacto al igual que yo disfrutaba del suyo. Volví a mirar a Derek el cual nos miraba raro, creo que se ha dado cuenta de lo que pasó ahí fuera, pero al parecer no le dio importancia ya que no dijo nada sobre eso. —Isaac siéntate aquí, voy a encadenarte a ti también. —el de ojos azules le hizo caso a su alpha y se sentó en un asiento del metro preparado para que su lider lo encadene. Este le pasó las cadenas por el abdomen, muñecas y tobillos, yo miraba a Isaac de manera tranquilizadora, intentando que este no se vuelva a transformar. —Así estarás bien. —se levantó del suelo, donde se encontraba terminando de amarrar las cadenas al metro. —¿Estás pensando en algo? —más que una pregunta, aquello pareció una afirmación a la que Isaac respondió.

—En Lucia. —fue lo que dijo dejándome totalmente perpleja. ¿En mí? ¿Estaba pensando en mí para tranquilizarse? Derek me miró sorprendido, pero yo no lo miraba a él, sino al chico de ojos azules y pelo rizado que me volvía loca desde hace un mes. Isaac me devolvía la mirada. Me mordí el labio ligeramente, lo que hizo que él sonriese. Al parecer Derek se dió cuenta de que sobraba en este momento ya que salió del metro en cuestión de segundos.

Ahora mismo nos encontrábamos dentro de un profundo silencio, el cual sería incomodo si tomamos en cuenta que detrás nuestra hay dos cuerpos inconscientes. Yo miraba su rostro al igual que él miraba el mio.

Sus ojos azules como el oceano, sus labios finos pero a la vez carnosos, su nariz pequeña y picuda, sus rulos bien definidos... y luego está su mirada, esa mirada que hace que mis piernas tiemblen.

Sin duda, es el chico perfecto que toda chica desearía. Pensar en eso me hace preguntarme, ¿Por qué yo? De todas las chicas que hay en el mundo, ¿por qué a mi? Podría tener a cualquiera, sin embargo me ha elegido a mi. Ha elegido a Lucia Raeken. Y estoy muy feliz por ello.

Me acerqué a él y bajé a su altura, para después, sin previo aviso, posar mis labios en los suyos. Me devolvió el beso en cuestión de segundos, haciendo que este se profundizara. Muy a mi pesar, me separé de él haciendo que gruñera lo que me provoca una risilla.

—Me tengo que ir, hoy ha sido un día de locos. —dije a pocos centímetros de su rostro.

—¿Tan pronto? —frunció los labios como un niño pequeño haciéndome reir. Le di un casto beso y me separé lo suficiente como para poder irme sin resistirme a volver a besarle.

—Sí, la fiesta ya habrá termindo y tengo que hablar con Stiles. —cuando dije eso ultimo, me acordé del incidente que hubo en la fiesta. La alucinación que tuve y que aún no entiendo el porque de aquello. En fin, otro porqué más a la gran lista de preguntas sin respuesta.

Isaac asintió con la cabeza y yo, sonriente, salí del metro abandonado para encaminarme hacia la casa de Stiles. Tenía muchas ganas de meterme en mi cama, calentita, sin nadie que me moleste, pero sé perfectamente que tengo que hablar con Stiles. O al menos eso es lo que él me dijo.

Entré en casa tranquilamente, pensé que estaba sola pero el olor de tres personas me dijo lo contrario. Scott, Stiles y el sheriff también se encontraban allí. Subí las escaleras sin darle importancia a la presencia de aquellas tres personas, pero al pasar por el cuarto de Stiles me detuve. Los tres se encontraban viendo el anuario que días atras estuvimos viendo en la comisaría. Algo me dice que tenían una pista.

—Así que... Este es el asesino. —el primero en hablar fue el sheriff haciendo que Scott y Stiles apartaran la vista del anuario para mirarlo a él.

—Sí. —habló Scott convencido.

—No. —contradijo el sheriff.

—Sí. —esta vez fue Stiles quien afirmó.

—No. —volvió a decir el sheriff.

—¿Quién sí o no es el asesino? —dije entrando en la habitación haciendo que todos me miren.

—Matt. —dijeron Scott y Stiles a la vez.

—No. —repitió el sheriff.

—Papá, la gente sabe que la policía busca relacionar a las víctimas de un asesinato así que lo unico que tenía que hacer era mirar los expedientes y averiguar que clase tenian en común. —Stiles intentó convencer a su padre. Dejé de escuchar para acercarme a Scott y preguntarle:

—¿Cómo que Matt es el asesino? —Scott me miró, también ignorando la conversación de Stiles con su padre.

—Cuando la fiesta de Lydia terminó, Matt y el Kanima aparecieron juntos. Matt es su amo. —asentí comprendiendolo, no me sorprende que Matt sea el asesino, sinceramente, me lo esperaba. El chaval me cae mal, ya lo he dicho muchas veces así que imaginarmelo como asesino no era dificil.

—No, no vamos a retirar los cargos pero eso no prueba nada. —Stiles hizo ademán de hablar pero su padre lo cayó. —Scott, ¿Crees esto?

—Es muy dificil explicar como lo sabemos pero tiene que creernos. Sabemos que es Matt. —Stiles asintió ante el comentario de Scott. Sin embargo, el sheriff me miró esperando una respuesta de mi parte, a lo que yo asentí.

—Cogió el coche de Harris, ¿De acuerdo? Sabia que si encontraban huellas de neumáticos y que si la mayoría de las victimas fueron con Harris, lo arrestarían. —el sheriff asintio cansado de su propio hijo.

—Ya es suficiente. —lo calló su padre. —Permitiré una remota posibilidad. —Stiles nos miró sonriente para después volver a mirar a su padre. —Pero dame un motivo, ¿Por qué este chico mató al equipo de natación del 2006 y a su entrenador?

—¿¡No es obvio!? —gritó Stiles, sabe algo que nosotros no, y con nosotros me refiero a Scott y a mí ya que él lo miraba tan confundido como yo. —¡Nuestro equipo es una mierda! —Scott y yo empezamos a reír mientras que el sheriff miraba a su hijo como diciendo: ¿quién me mandó a mí a tener un hijo? —Ellos no han ganado nada en seis años, ya se que eso no es un motivo pero... —se contradijo a si mismo. —¿Qué motivo tiene Harris?

—¿Qué queréis que haga? —se dió por vencido.

—Tenemos que ver las pruebas. —habló Scott.

—De acuerdo, estaran en la comisaría donde yo ya no trabajo. —cuando dijo aquello, me acordé de la conversación que Stiles y él tuvieron hace varias noches.

—Fiate de mí, entraras. —Stiles intentó continuar pero el sheriff lo cortó.

—¿Fiarme de ti? —le señaló amenazante.

—Tu... te fias... ¿Te fias de Scott? —el sheriff miró a Scott y a Stiles repetidas veces para después fijar su vista en mí.

—No, pero me fio de Lucia. —dijo para después hacer señas con la mano para que le sigamos y eso hicimos, pero en el pasillo me di la vuelta para volver a mi habitación, realmente estaba muy cansada.

—¿A dónde vas? —escuché la voz de Stiles, me volví a dar la vuelta para mirarlo.

—A mí habitación. —hablé obvia.

—No, tú te vienes con nosotros. —se acercó a mi y empezó a empujarme para salir de casa.

—¿Por qué? —me quejé.

—Porque no me fio de Isaac y seguro que viene mientras no estoy aquí para vigilaros. —reí ante su comentario y me dejé llevar por él hacia el exterior de la casa.

La Melliza De Theo RaekenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora