T2 Cap 29

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Hoy era el cumpleaños de Lydia o como dice ella, el mejor día del año. Va a celebrar una fiesta a la que supuestamente todo el mundo está invitado. Hoy iríamos a casa de Lydia a aquella fiesta, todo suena normal ¿Verdad? Pues no. Hoy es luna llena. Noche de luna llena. Genial ¿no? Allison y yo nos encontrábamos de camino a la fiesta, ya había caido la noche pero la luna aún no estaba en su punto más alto así que por ahora no tendría que preocuparme mucho por contenerme. Aún no sé que es lo que me mantiene cuerda en las lunas llenas, pero sea lo que sea siempre está conmigo en las noches así. Nos paramos justo delante de la puerta de la casa de Lydia, ambas nos miramos preocupadas y suspiramos. Solté todo el aire que no sabía que tenía retenido en los pulmones y hablé. Al parecer, Allison estaba pensando lo mismo que yo ya que ambas hablamos al mismo tiempo.

—Por Lydia. —nos sonreímos y llamamos al timbre. La pelirroja nos recibió con una bandeja de ponche en la mano y una hermosa sonrisa en el rostro.

—¡Hola! —habló emocionada. Nosotras imitamos su gesto, aunque no tan emocionadas como ella, y entramos en la casa. —Id al jardín y coged un vaso de ponche. ¡Os veo luego! —dicho esto se fue al interior de la casa mientras nosotras nos dirigíamos al jardín. Al llegar, una fuente que contenía ponche rosado estaba encima de la mesa y al rededor se encontraban varios vasos con el mismo contenido en el.

—¿Quieres uno? —hablé mientras cogía un vaso y se lo mostraba. Ella negó con la cabeza provocando una enorme sonrisa en mí. —Más para mí. —me llevé el vaso a la boca y bebí un poco de él, estaba fuerte pero el hecho de que al ser mujer loba no podía emborracharme me incitaba a beber más. Cuando me terminé aquel vaso en tiempo récord, mientras Allison reía, Scott y Stiles entraron por la puerta hablando. —¡Hey chicos! —grité llamando la atención de ambos.

—¡Hola! —nos saludó Stiles de la misma manera mientras ambos se acercaban a nosotras.

—Jackson no está aqui. —habló Allison a la vez que ellos dos recorrían el vacío patio con la mirada.

—Aquí no hay nadie. —hablé yo mientras agarraba un segundo vaso.

—Quizás sea pronto. —sugirió Scott.

—Oh tal vez no viene nadie porque consideran a Lydia la chiflada del pueblo. —asentí ante el comentario de Stiles mientras los cuatro dirigíamos la mirada hacia Lydia, quién se encontraba observando el jardín tranquilamemte con su bandeja de ponche en la mano.

—Pues hay que hacer algo porque hemos pasado de ella dos semanas. —habló Allison haciendo que yo asienta mientras me llevaba el vaso a la boca. Tenía razón, con todo esto del Kanima no le hemos echo el mínimo caso a Lydia.

—Y ella ha pasado de Stiles diez años. —habló Scott haciendo que yo y Allison riésemos mientras Stiles lo miraba mal.

—Prefiero pensar que no tiene conocimiento de que existo. —habló mi mejor amigo haciéndome reír aún mas.

—Sip, no le debemos nada. —habló esta vez Scott haciéndome parar de reír y mirarlo con una ceja alzada.

—¿No ayudaréis a que vuelva a estar centrada? —hablé esta vez un poco enfadada. Nosotras la hemos metido en todo esto, fue por nosotros por lo que Peter la mordió. Scott me miró interrogante por lo que me vi obligada a explicarle. —Sí, Lydia es la chiflada del pueblo por culpa nuestra. —utilicé la misma manera de llamarla que usó Stiles.

—Bueno, alguna influencia tengo para invitar al equipo de Lacrosse. —habló Scott haciéndome sonreír, al fin ha entendido.

—Yo conozco a algunas personas que pueden animar esto. Animar de verdad. —habló esta vez Stiles extrañándome. De repente, ambos sacaron sus teléfonos y empezaron a llamar a personas desconocidas para mí. De un momento a otro, el jardín de Lydia estaba lleno de gente, a parte de los del equipo de Lacrosse y de la gente que se había colado al escuchar musica, hubo un grupo que más me llamó la atención. Era un grupo de drags que para mí sorpresa lo había invitado Stiles. Allison y yo nos encontrábamos en una esquina del jardín, ambas con un vaso de ponche en la mano. Este era mi cuarto vaso. Scott y Stiles estaban al otro lado del jardín y al igual que nosotras ambos tenían un vaso en la mano.

—¿Qué estan diciendo? —me preguntó Allison al ver que Scott y Stiles estaban hablando. Agudicé el oido y empecé a escucharlos.

—¿Vas a pedir perdón a Allison o no? —habló Stiles.

—¿Por qué debería hacerlo? —se escucho la confusa voz de Scott.

—Porque tú eres el hombre. —volvió a decir Stiles. —Así es como se hace.

—Pero no he hecho nada malo. —al escuchar a Scott decir eso, pensé <<Seguro ha hecho algo mal>> ¿Qué habrá pasado entre Allison y Scott?

—Aún así debes pedir perdón. Cada vez que un hombre piensa que no ha hecho nada malo significa que ha hecho algo malo. —se volvió a escuchar la voz de Stiles.

—No pienso hacerlo. —y eso fue lo último que escuché. De repente, un hombre de cabello negro y ojos verdes se paró justo delante de mí. Al principio pensé que me loe estaba imaginando, es imposible que mi tío estuviese allí. De pie. Justo delante de mí. Señalándome con el dedo. Y con una csdena en la mano. ¿Qué está haciendo?

—Lucia, es luna llena. Tengo que encadenarte. —dijo haciéndome retroceder varios pasos. Puso la cadena justo delante de mí e hizo el intento de amarrarmela a los brazo, pero lo logré esquivar.

—¡No! —grité, yo seguía retrocediendo mientras él seguía avanzando intentando amarrarme con la correa mientras soltaba aquellos insultos que solía decirme cada día.

—¡Niña insolente, ¿no ves que si no te amarro vas a acabar escapándote?! —gritó. Noté como los ojos se me cristalizaban. —¡No puedo permitir que te escapes! ¡Eres una inútil! Ni siquiera se porqué sigues viva después del mordisco. —las lágrimas empezaron a caer por mis mejillas mientras que un intenso dolor iba creciendo en mi pecho.

—¡Déjame en paz! —grité mientras lloraba. Me sentía como una completa cobarde en esos momentos y yo no soy cobarde, pero el solo hecho de ver a mi tío, el cual yo misma maté y me creo un trauma de pequeña, delante de mí era una cosa que me superaba. Se abalanzó contra mí al mismo tiempo que yo cerraba los ojos esperando el golpe, pero en vez de eso, noté como unos brazos me envolvieron. Fue entonces cuando abrí los ojos. Me encontraba tirada en el suelo del jardín de Lydia, la gente seguía bailando como si nada, salvo Scott, Allison y Stiles. Los dos primeros se encontraban mirándome inquietos mientras que el último estaba tirado en el suelo, junto a mí mientras me abrazaba y me decía cosas como: "Tranquila" o "Estoy contigo". Me aferré a sus brazos y lloré desconsoladamente mientras este me acariciaba con una mano la espalda y con la otra el pelo calmandome poco a poco.

—Ya pasó todo. —lo escuché decir en un susurro y fue ahí cuando me percaté de que había manchado toda su camiseta.

—Lo siento. —hablé despegandome de él y limpiandome la cara con la manga de mí sudadera. —Te he manchado la camiseta con mis lagrimas. —él sonrió tranquilo.

—No te preocupes, la camiseta es lo que menos me importa ahora mismo. —dijo haciéndome sonreír, ambos nos miramos a los ojos durante varios segundos hasta que Scott nos interrumpió.

—Lucia, ¿Qué te ha pasado? —estaba a punto de responder a su pregunta, cuando mi telefono comenzó a sonar. Lo cogí y descolgué sin siquiera mirar el número.

—¿Si? —hablé tranquilamente y me sorprendí mucho al oír la voz de la persona que se encontraba en la otra línea.

—Lucia, necesito tu ayuda.

La Melliza De Theo RaekenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora