Agua: Señales

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Agua: Señales

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Ese día, ella se encontraba en una misión con sus compañeros, Ralf y Clark, quienes estaban investigando una empresa que se estableció en Argentina, que le pertenece a un ceo, Estefano Alcapone; en donde extrañamente, aparecieron informes con las iniciales R.B, del cual se rastreó ventas de armas en el mercado negro, o de ciertos envíos a "domicilio". Pocos testigos que fueron empleados de esa empresa, habían confirmado la existencia de Rugal Bernstein. Y, otros, ni siquiera estaban enterados pero sí se habían enterado de la sospechosa venta. A pesar de que ellos habían logrado entrar en la oficina del ceo, siendo nacionalidad italiana; el jefe no se encontraba pero tras notar algunas fotografías con su imagen, tenía ciertos rasgos de Rugal pero no era el verdadero.

—Es un chivo expiatorio —habló el coronel Jones, arrojando violentamente el marco donde contenía la fotografía.

— ¿Qué? —reaccionó perplejo, Clark, después de dejar papeleo sobre el escritorio y esparciéndolo en él.

—Significa que no hay ninguna señal del enemigo O ¿me equivoco?— comentó Leona, tras deslizar sus dedos sobre una pequeña biblioteca polvorienta.

Ralf asintió, moviendo ligeramente su cabeza.

¡Coronel Jones! ¡Conteste por favor! —Exclamó una voz masculina, del otro lado de la radio de Ralf, quien apresuradamente agarra el objeto para escuchar la transmisión y luego, presionar los botones para devolver su respuesta, su actitud permaneció alarmante — ¿Que sucede soldado?

— Nos están atacando, repito, nos están atacando en la selva misionera — comunicaba el soldado del otro lado.

Clark y Leona se acercaron al coronel para oír atentamente lo que informaba uno de los solados de la base de los Ikari Warriors; que se encontraba camuflada en el gran complejo de la selva misionera y parte del campamento. Se podía escuchar los tiros y ruidos de explosiones, dejando a los tres espectadores aturdidos por el ataque, sabían que tenían que regresar rápido al campamento pero su viaje podría tardar, sobre todo que ellos estaban en Buenos Aires, en Puerto Madero.

...

Cuando los Ikaris regresaron a la base en un viaje casi de cuatro horas o quizás más, tras recorrer parte de la base se encontraron con un caos total, hombres tirados en el suelo, otros mal heridos y el resto sin vida. Clark junto con su compañero, se encargaron de ayudar a los soldados, Leona se quedó haciendo observaciones por casi todo el lugar, hasta llegar a la oficina del comandante.

—Soldado, ¿Qué sucedió? —interrogó el coronel, en el comento que ayudaba a caminar a un joven recluta.

—N-No estoy muy seguro, pero alguien sabia como atacarnos— habló con una voz débil y ronca, su mano temblorosa señalaba hacia una de las tantas computadoras que pudo ser salvada —Estoy seguro, que las cámaras grabaron la escena...

El joven soldado empezó a toser sangre, su herida que había sido vendada y también desinfectada, se abrió nuevamente y otra vez, estaba perdiendo sangre. La herida estaba en su abdomen, tampoco no sabía si la bala había tocado algún órgano. Ralf se sentía triste porque el muchacho no iba aguantar mucho y en el momento que supo sobre la posibilidad, de que las cámaras habrían podido grabar el ataque en esta extensión de la base... Ellos podrían saber quién los atacó inesperadamente.

Clark se encargó de encender la computadora y buscando entre los archivos encontró las grabaciones del atentado; era un sujeto un poco grandote, de cabello rubio y vestido con traje militar, ese hombre atacó la base trayendo gente armada y buscando entre otros videos de seguridad, se dieron cuenta que se había hecho pasar por otro recluta, hasta trayendo camionetas a su disposición.

Leona al no ver a su padre adoptivo en su escritorio y solo encontrarse con desastre total, hasta el marco de su foto con él totalmente destrozada, pronto salió de la oficina para avisarle a sus compañeros. Sin embargo, al encontrarse con ellos nuevamente, se asomó hasta en la computadora para encontrarse con las grabaciones del Comandante peleando contra Rugal, llegando el punto de verlo caer y perder ante el enemigo, pero Zeus era quien llevaba arrastrando el cuerpo del comandante hasta un helicóptero.

—Mierda —dijo Ralf.

— ¿Quién es ese sujeto? —preguntó Clark, estando anonadado.

—No puede ser él —musitó la joven militar, sin apartar su mirada de las grabaciones, hasta hizo zoom para comprobar el rostro de un antiguo interés amoroso — ¿¡Zeus!?

Sus compañeros la miraron en silencio, perplejos de que aquella muchacha supiera del nombre de ese sujeto que ayudó a Rugal en atacar la base.

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Leila observaba algunas transmisiones de los torneos de los años anteriores, buscando de alguna manera recolectar cierta cantidad de energía para terminar, lo que Goenitz, Yashiro, Shermie y Chris habían empezado. También investigaba al resto de los participantes para atraerlos por obligación y que no tengan la opción de rechazar la invitación.

— ¿Las invitaciones fueron entregadas? —preguntó Leila, mirando a su compañero Zeus.

—Así es, pero ¿cómo harás en reunir a más Hakkesshu? —musitó el militar, sin entender nada con respecto a traer de vuelta a Orochi.

—Como Kushinada fue el plan A, necesitamos organizar otros planes como la clonación —contestó la joven, entre tantas fotografías encontró la foto de un muchacho rubio de ojos azules, con el nombre escrito por detrás del papel fotográfico como "Jean". —Creo que tengo un suplente, en el caso de que no sea Kushinada, Yuki.

Zeus no podía dejar de mirar a la joven de cabello azul, cualquier expresión seria que haga se asemeja mucho al reflejo mismo de Leona Heidern, a quien por suerte no la encontró en la base, y en parte le aliviaba no verla porque no estaba seguro de ¿Cómo? Reaccionaria ella al verlo y viceversa. Leila no la estaba ayudando a olvidar a esa muchacha reservada, educada y ajena a casi todo lo emocional, que era Leona. Este reaccionó algo ingenuo al darse cuenta que estaba muy cerca de la hakkesshu, de igual manera se distanció de ella en silencio.

—Otra cosa, Zeus debes ir tras mi querida hermanita, porque Yagami está fuera de juego por ahora —le informaba la peli azul, una vez que seguía mirando las fotografías de los peleadores y señalando a los posibles candidatos.

El rubio tragó en seco, porque ahora sabe a quién debe atacar.

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N/A: Hola, muchísimas gracias por leer esta historia y seguirla, a pesar de estar descontinuada por un año u.u ... Pero bueno, regresé para darle su merecido final a este fic y a otro que pronto tendrá actualización.

Fire and WaterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora