Agua: Destino

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Agua: El Destino

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No deberías preocuparte por tu destino como Orochi, deberías solo vivir tu vida.

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A sus once años no sabía lo que estaba sucediendo en la aldea donde vivía con sus padres. No comprendía nada tras ver el desorden catastrófico de la naturaleza en entorno; las personas estaban tiradas en el suelo, con manchas del mismo color carmín al igual que sus propias manos, donde el líquido se volvía espeso al derramarse. Los cuerpos de sus padres se encontraban tirados en el living de su hogar, ella trató de despertarlos pero no hubo caso.

La pequeña niña estaba paralizada y shockeada por la horrible imagen que se presentaba. Esto se trataba de una horrible pesadilla...Tenía que ser una pesadilla.

Un conocido de su padre había llegado a la aldea, no supo mucho sobre él porque la obligaron a regresar a su casa...Sin embargo, ese sujeto tenía algo que ver con todo esto, el caos que gobernaba sobre la tierra de los aldeanos con incendios, derrumbe de hogares, mucha sangre inocente derramada. La Ira quería obligarla a actuar contra el hombre que se hallaba apoyado en el marco de la entrada a su casa, no soportaba ver esa sonrisa sínica, donde su soberbia se reflejaba en el rostro.

—Bravo, pequeña. No pudiera haberlo hecho solo —aplaudía manteniendo un tono sarcástico.

Leona cerraba sus manos haciendo puños e inclinaba su cabeza hacia abajo, él avanzaba lentamente hacia ella. Goenitz cambiaba el color de orbes azules a un color amarillento como si se trataba de los ojos de una serpiente.

—Suficiente por hoy y ven conmigo, Leona —dijo, ofrecía su mano—. Es tu destino servir a Orochi.

— ¿Destino? —repitió, ella ni siquiera lo miraba.

La Ira se acumulaba a través del agua que se formaba atrás del enemigo, los ojos de la niña había cambiado completamente a ese tono amarillento: podía escuchar los pasos que se aproximaban para tocarla.

— ¡Aléjate de mí! —gritó, la cantidad de agua recolectada golpea brutalmente al rey celestial enredándolo en un remolino de agua, donde las paredes de su hogar se iban quebrando.

— ¡Maldición! —Reaccionó, para evadir el ataque con alguna ráfaga de viento aunque el ataque se devolvía de tal manera que dejaba a Goenitz arrinconado en una esquina del living de la casa hasta derrumbar una parte por el impacto — ¡No me provoques, mocosa! —levanta la palma de su mano hacia el cielo y desaparece.

La pequeña trata de controlar su hidroquinesis para dar otro golpe pero lo pierde de vista; lo buscaba con la mirada pero no lo veía por ningún lado. Su cuerpo se debilitaba y tambaleaba por sus piernas lastimadas, el poder que ha controlado como si fuera un escudo para ella, se deshace con una ligera ventisca que lo rompe.

Una silueta se presenta detrás suyo para agarrarla bruscamente por el cuello y mantenerla en el aire: —Me hubiera gustado continuar, pero te estoy obligando a que vengas conmigo —le dijo con una pequeña sonrisa sínica.

Ahg... ¡N-No iré contigo! —Masculló, Leona forcejeaba, sus piernas se movían en el aire — ¡Suéltame!

—Buenas noches, Leona —musitó, Leopold sonríe de lado cuando analiza el rostro de la pequeña hakkesshu: donde el miedo se reflejaba tan bien que lo disfrutaba al igual que haberla escuchado gritar pidiendo socorro. Luego apoyaba su mano sobre su cabeza para dormirla— Vendré por ti, cuando crezcas.

...

Leona ve a un sujeto que se aventuraba en la búsqueda de sobrevivientes por el caos que gobernaba en la zona, al parecer venia con un equipo de soldados que estuvieran investigando la aldea "fantasma", por los hogares vacíos y destruidos, no era tan fantasma como creían...

Heidern se había acercado a un arbusto que llamó su atención por unos sollozos que provenían del otro lado de las hojas. Sin embargo, no se esperaba que ver a una pequeña de cabello azul marino, con unos orbes azul cielo que estaban cristalizados por las próximas lágrimas que se acumulaban; verla arrodillada en el suelo, con su ropa desgarrada, partes de sus brazos y piernas heridas superficiales...Quizás, de eso no tenía dudas pero los charcos de sangre lo preocupaban y a la ves lo alarmaban por la escena.

Hola pequeña, ¿Cómo te llamas?

M-Mi nombre es...—tartamudeaba, al momento miraba a sus vecinos y niños sin vida. Estaba asustada y horrorizada por la imagen que se presentaba a la vista de todos, ni siquiera recuerda lo que sucedió exactamente, el señor seguía mirándola detenidamente para escuchar otra vez una voz ronca y quebrada —L-Leona.

Continuara... (¿?)

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N/A: Lo que leyeron en este capítulo, se trata de una idea que tuve y que lo completé con mi inspiración. Supongo que a lo largo serán capítulos cortos más o menos jaja, no confirmo nada. Pero esto es un nuevo proyecto que se me ocurrió al releer todo lo que escribí de esta pareja.

Espero que les haya gustado.

Pronto verán otros proyectos míos quizás...No solamente con este ship.

¡Saludos y cuídense!

Atte. J.H ©

Fire and WaterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora