Fuego: Una banda

363 16 13
                                    


Fuego: Una banda

Él subía al escenario con su guitarra mientras que una silla y un micrófono ya estaba preparado en su lugar: acomodaba el micrófono según a la altura que iba a quedar cuando se siente en la silla y las luces azules toman un color tenue que se enfocaba en el medio del escenario. El público todavía no se había centrado en él hasta que las luces del bar se apagaran cada punta para presentarlo.

Las letras de sus canciones eran tan melancólicas y angustiantes para oídos del espectador podría imaginarse la historia de cada uno, no solamente del cantante, la guitarra sacaba unas notas musicales a un ritmo acústico que acompañaba a la letra: algunas personas lloraban mientras que otras sentía esa sensación de nostalgia, o vacío. El pelirrojo se desahogaba a través de su música puede que algún chico lo ayudaba con el jazzophone como fondo o para acompañar el ritmo, todo fluía igual manteniendo acorde a los sentimientos y a la motivación que tanto guarda en su interior.

~Un buen destino es que dos personas se encuentren.

Cuando ni siquiera se estaban buscando. ~

El pelirrojo se imaginaba una vida distinta al destino que le toco, no se siente tan orgulloso de haberse transformado en alguien que no quiso. Aparte de trabajar con su música, podría estar visitando a sus padres, abrazando y decirle cuanto quiere a su propia madre aun sin conocerla pero algún día podrá cumplir ese hecho. No todo giraba alrededor del Clan Kusanagi, porque él se perdía en su propio mundo; donde no puede escuchar aquellas voces que lo obligan a actuar y en ser ese demonio desagradable, con la música se olvidaba de sus pesadillas, olvidaba su objetivo y se distraía para no cometer el mismo error, le gustaba disfrutar de las pequeñas y minuciosos detalles de la vida a pesar de que sus problemas eran grandes porque ya había creado un mundo lejos del deber.

Ese es el sujeto que salvo a mi hermana —la rubia lo señalaba desde la entrada al bar. El representante camina entre tantas mesas para elegir alguna del fondo así observarlo y escucharlo detenidamente.

La segunda joven de cabello castaño se sentía reconfortada y a la vez sorprendida por su salvador a quien miraba con tanta emoción, no podría describir las sensaciones con claridad pero estaba tan perdida al oír la letra de la canción y algo aturdida por los latidos de su corazón...

Kikuri...Kikuri —la voz de su hermana mayor la trae a la realidad, Konoe la trae hacia la silla para que se siente así podría acompañarla en la propuesta.

~Quiero ocultar la verdad...

Quiero darle cobijo.

Pero con la bestia interior

No hay nada que podamos esconder ~

Dos jóvenes estaban sentadas al fondo del resto de las mesas ocupadas, siendo acompañadas por un muchacho que ya venía escuchando algunas canciones tanto de Tanima Konoe como al actual guitarrista solitario, Yagami Iori. Hasta arregló con ella para una llamada, necesitaba hacerle una propuesta a aquellos dos pero el resto para completar a la banda seria rebuscando al baterista y a un segundo guitarrista.

—Es muy bueno —habló, estando seguro sobre aquel joven que lo haría muy famoso y millonario. Hasta ya se imagina con los contratos y los dúos que podría formar cuando alcance la fama. "Sería un gran representante para estos jóvenes." Pensó, miraba de reojo a la rubia que lo acompañaba, quien seguía atenta en el guitarrista.

—Tienes razón, Kuromori Eiji—comentó Kikuri, disimulando su rostro colorado. No quería ser descubierta por su representante, ni mucho menos por su hermana mayor.

Fire and WaterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora