Vueltas del destino

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PoV José Luis.

-¡LUIS!- gritan desde el otro lado.

-Mamá ¿Qué sucede?- su llanto es cada vez peor- ¡Por Dios mujer!

-¡Tu padre, hijo! él tuvo un accidente- está fuera de sí y yo no se como reaccionar. Estoy helado, no me salen las palabras- Luis ¿Me oyes? Necesito que vengas. Ahora voy a salir con el chofer- su voz me parte el alma- Es donde siempre, en el Hospital San Felipe-dice.

-Enseguida salgo para allá.

Cuelgo la llamada y me invade la desesperación. A pesar de que este ultimo tiempo se ha comportado como un completo idiota, es mi padre y me preocupa su salud. Me pongo lo primero que encuentro en el closet y en sumo silencio salgo de la habitación con los tenis en la mano. Camino de un extremo al otro sin saber qué hacer. Finalmente tomo las llaves del carro y me dirijo al estacionamiento lo más rápido que los pies me permiten.
Minutos después, me encuentro en las calles del inmenso DF. El hospital quedaba relativamente cerca, pero debía tomar la ruta correcta para no perder tiempo. Era momento de ser estratega y salir de eso cuanto antes.

Al llegar deje aparcado el auto y me baje. Corrí hasta la entrada lo más rápido que pude. Vi a mi mamá hablando con la recepcionista:

-J-José Manuel Navarrete- le dice secándose el rostro con un pañuelo descartable- Dígame qué le sucede ¿Cómo pasó?

-Señora necesito que se traquilice- dice la chica- el paciente se encuentra en quirófano, ingresó hace veinte minutos.

-¿Cómo quieres que me calme? Mi marido esta mal- rompe en llanto otra vez. La abrazo. No sé cómo ayudar- Mi José Manuel no se puede morir, no, no y nooo.

-Madre, por favor. Necesito que estés tranquila, papá no se va a morir- ella se aferra con todas sus fuerzas a mi cuerpo- Disculpe señorita, podría indicarme donde podemos esperar a mi padre o a que algún doctor nos diga algo.

-Caballero, la sala de espera se encuentra al fondo a la izquierda. Apenas tengan el diagnóstico oficial del paciente, se les informará.

Con lentitud, nos dirigimos a donde se nos indica. Tomamos asiento en las bancas. Ninguno era capaz de emitir sonido, los nervios y la angustia nos carcomía por dentro. Veíamos como enfermeras y doctores, entraban y salían por una puerta blanca.
 No teníamos respuestas, ni parte sobre el estado de salud de mi jefe. Ya había pasado más de una hora.
¿Cuando chingaos nos van a decir algo? 

-¿Familiares del paciente Navarrete?- un doctor mira hacia nuestro lado.

-¡Aquí!- exclama mi madre levantándose rápidamente- Doctor, díganos cómo se encuentra mi marido ¿Qué fue lo que sucedió?

-Seré honesto, el paciente está sumamente grave y necesita con urgencia una transfusión de sangre. Necesito saber si sus familiares poseen el mismo grupo sanguíneo, ya que es muy difícil de conseguir- Nos miramos entre nosotros y ella comenzó a llorar nuevamente- Al parecer, el señor venía al teléfono con alguien, perdió el control del vehículo y colisionó contra un camión. El impacto fue tan fuerte que logró perforar el bazo- dice- esto puede ser mortal debido al sangrado interno. Emergencias actuó con rápida predisposición y pudimos intervenir a tiempo, si no hubiese sido así...

-Doctor, no siga-pide mi jefa-Ninguno de nosotros tiene ese grupo sanguíneo- estaba destruida- ¿Qué podemos hacer?

-Ahorita, lo esencial sería dar con alguien que esté apto para donar, tenemos poco tiempo. De todas formas lo pondré primero en la lista de espera. Con permiso, cualquier cosa estaré por aquí.

-Luis ¿Qué vamos a hacer? No tengo idea de quién pueda donar- dice mi madre agarrándose la cabeza con ambas manos- estoy desesperada hijo.

-Te juro por los abuelos, que haremos hasta lo imposible porque papá se salve. Te lo prometo jefa.

Stay aliveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora