Riesgo.

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Pov José Luis.

-Te dije muy bien que no te quería cerca de este escuincle, Altagracia.

Un disparo vuela al aire y lo único que puedo hacer es cubrir el cuerpo de Altagracia con el mio. Tiembla y se aferra a mi con desesperación.

-Estoy realmente muy cansada de que me veas la cara, chamaca. Ahorita vas a tomar tus cosas y nos vamos- dice Yesenia apuntando hacia nosotros- ¡Que te levantes Altagracia!- se adelanta y golpea mi cabeza con el mango del arma dejandome tirado- mejor te corres antes de que te chingue.

-A la que vas a chingar, va ser a mi- ella se levanta y se inclina para mirar mi cabeza- ¡Esta sangrando! ¿Estás loca?

-No quieres conocerme loca, sobrina- ríe con sarcasmo- No tienes idea de lo que soy capaz, así que agarras tus pertenencias y nos vamos.

-De aquí no me muevo- acaricia mi rostro con parsimonia- ¿Luis? ¡Llama a una ambulancia!

-Pues que por mi se muera, me quito un parásito de encima.

-A-Altagracia estoy bien- intento sentarme, pero todo me da vuelta- De verdad, es mejor que te vayas.

-¡Al fin acordamos en algo!- Yesenia la jala del brazo, pero ella la empuja y cae al suelo- ¡Ahora me vas a conocer!- se levanta y apunta el arma en dirección al vientre de Altagracia.

-¡Anda, matame de una vez y acaba con este  infierno! Al final mi madre tenía razón, eres una escoria humana, tia- dice con ironia.

-Por fin nos estamos sacando las máscaras. Eres igualita a la zo...

Altagracia no la deja terminar. La cara de Yesenia se gira debido al impacto en su mejilla.

-En tu vida vuelvas a hablar así de mi madre. Ni respeto por los muertos.

Me levanto tratando de ayudarme con la pared y ella se acerca a mi. Ninguno de los dos dice nada, toma una silla y la trae hasta donde estoy.

-¿Te duele? ¿Qué sientes? Dime por favor.

-Estoy bien pequeña. Acércate- le extiendo la mano- ven.

-José Luis, no voy a irme, no hasta saber que estás bien.

-Mujer, de verdad que estoy bien. Amor, debes cuidarte- acaricio con ternura su vientre- piensa en el bebé.

-Altagracia, te voy a dar 10 minutos para que recapacites. Espero que los sepas aprovechar- sin más, Yesenia se retira del apartamento y cierra con fuerza la puerta.

-Perdón- su llanto se hace presente- todo lo que está sucediendo es mi culpa. La que debería estar muerta soy yo y no mis padres- me parte el alma verla así y más aún cuando se culpa de todo.

-Mi amor- la tomo del rostro y enjuago sus lágrimas- mírame. Tú, no eres culpable de nada. La vida a veces es demasiado injusta- como en estos momentos- nos enseña a golpes y nos dejan heridas profundas, pero óyeme bien: saca esa idea de tu cabeza, no eres culpable de lo que sucede.

-Luis, desde que te conocí, solo he traído desgracia a tu vida.

-Pequeña, pequeña- niego con la cabeza- ¿De verdad piensas eso?
Realmente estás muy equivocada.

-No lo estoy es que...

Me levanto despacio de la silla y la tomo de la cintura con cuidado. Nuestras respiraciones se mezclan, sus ojos se clavan en los míos. 

-Altagracia, tú has traído paz a mi vida. Me enseñaste a amar, a vivir. No hay momento en el día, en que yo no piense por y para ti. Me devolviste la ilusión y la alegría. Pensé que todo estaba perdido, y apareciste tú con tanto para entregarme- beso su frente- a veces pienso que no te merezco. Eres demasiado para mi.

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