Un Ramo de Narcizos

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Una semana, una maldita semana de estar viviendo en el mismo edificio que los demás compañeros de su clase, y ya estaba deseando acabar el semestre que les faltaba.

No me malentiendan, Bakugou pensaba que los dormitorios eran una buena idea, que odiara el contacto social es otra cosa diferente, sobre todo cuando eran tan "escandalosos", o así los llamaba cuando ponían la televisión a menos de la mitad del volumen.
Debía admitir que esa no era la única razón por la que estaba algo cansado de sus compañeros, su pequeña charla con Kirishima también la repasaba de constante, y le provocaba un cierto interés en convivir con ellos, pero después recordaba el porqué no lo hacía, trataba de escabullirse de los grupos como siempre.

Y se sentía atrapado, estaba bastante estresado con tantas personas a su alrededor, topándolas a la hora de comer, en los baños, por los pasillos, ya el único sitio donde podía estar solo era su habitación. Y es que todo cerca de él había cambiado de la noche a la mañana y esto le mantenía pensativo y un tanto incomodo.

Esa noche estaba despierto un poco tarde, a veces reservaba unas horas para realizar mejoras a su traje, recopilaba información y lo apuntaba todo para próximas reparaciones, esta vez pensaba añadirle alguna ropa de más para generar mayor sudor en el invierno.

Ese tipo de cosas las trabajaba en las tardes, pero gracias a su insomnio por los cambios de rutina y el ruido de sus compañeros, prefirió aprovechar un poco y no malgastar esas horas.

Quería mantener el diseño de su traje en funcionamiento, y no solo eso, deseaba no perder el tiempo buscando arreglos a última hora Katsuki es una persona precavida cuando quiere.

Suspiró pesadamente, estaba cansado, quedarse tarde no era algo que le gustase, pero ya había tomado una taza de café para trabajar un rato más, lo malo es que no midió el tiempo y a pesar de haber terminado su trabajo, la cafeína le seguía haciendo efecto ya que aún era novato que no se acostumbraba a las tazas de café.

Quiso caminar fuera de los dormitorios, no tan lejos para llegar rápidamente al edificio de nuevo. Necesitaba despejarse y estar lejos de otras personas, quizá incluso trotar un rato le serviría como calentamiento y empezara a practicar algún ataque especial.

Salió de su habitación esperando no ver a nadie, suerte que todos estaban cenando y pudo pasar libremente por el salón sin llamar mucho la atención.
Al bajar y estar fuera de los dormitorios notó que su idea ya había sido realizada por alguien más.

El joven a poco metros de él, de pecas en sus mejillas y ojos esmeralda, parecía estar entrenando, su presencia irradiaba chispas turquesas y pateaba con fuerza el tronco frente a él, procurando hacerlo cada vez más arriba, se le veía concentrado. El árbol parecía soportar los golpes con facilidad, seguramente de eso se trataba el ejercicio, saber controlar su Quirk y no sobrepasar el límite.

Midoriya estaba en su mundo, de tan solo notar la presencia del de cabellera rubia ya se habría puesto demasiado nervioso y su ritmo se perdería.

Por el otro lado, eran pocas las veces en las que Katsuki observaba con tranquilidad a Deku, no es que no lo analizara, como rival, debía de investigarlo también, pero esta vez, la fuerza del quirk de Izuku no fue la importancia de las miradas que le dedicaba Bakugou, el solo estaba allí, parado detrás de él, observandolo con un gesto algo serio pero pensativo. Supongo que Bakugou solo lo miraba, esta vez, sin nada que argumentar.

Esa escena pudo proseguir de esa manera un rato más, pero el de ojos escarlata decidió hacer que su presencia fuese vista por el contrario, lograndolo al aclararse la garganta.

-¡¿Kacchan?!- Soltó Deku un tanto fuera de sí, estaba algo nervioso, sus flores estaban aún ha tiempo para crecer, Katsuki siempre conseguía que florecieran porque sí, sobre todo porque los imprevistos siempre le ocasionaban más emociones de lo normal. Deku miró el reloj de su mano izquierda. - Son casi las diez de la noche, pensé que dormías...-

En ese momento Katsuki se removió en su sitio, sabía que Izuku conocía muchas de sus costumbres, siempre las mantuvo desde que eran niños, pero que se lo recordara le demostraba que en realidad, todo sí que estaba cambiando. - ¿Que crees que haces? ¿Destruyes la UA con el Quirk de All Might? - Trató de ignorar las palabras del contrario, prefirió regañarlo al mirar unos segundos más el árbol detrás de Midoriya.

-M-Me desahogaba...- Respondió rascandose un brazo producto de la incomodidad. Dio un paso hacia atrás. - Siempre estoy por aquí a esta hora...-

Katsuki pensó que Izuku solo estaba allí para entrenar. -¿Y de que te vas a estar desahogando tu? Si vas a practicar por lo menos da una mejor excusa bastardo.- Dio un paso hacia adelante.

- Te hablo honestamente, como siempre lo hago. - El rubio chistó, se sintió un poco estúpido por preguntar, no quería hablar sobre sus sentimientos ahora y esa conversación lo guiaba a eso.

Caminaría otro día, al parecer el inútil de Deku ya le había arruinado la salida. Se volteó para entrar nuevamente a la UA, cuando escuchó como su apodo era pronunciado por su amigo de la infancia.

-¡Kacchan espera!- Corrió hacia él llamando su atención, cosa que consiguió ya que Katsuki paró en seco. - Entrena conmigo. -

-Solo tu crees que voy a estar ayudándote en tus mierdas Deku. Practica solo. -

-Estas estresado, ¿no? Desde niños adoras caminar para relajarte. - El de mayor estatura se mantuvo en silencio, no quiso responder ante las palabras de Deku. - Entrena conmigo Kacchan. -

Sí, era cierto que estaba estresado, se giró para observar al de cabellos verdes por unos segundos, "¿entrenar con Deku me va a servir de algo?" Por lo menos podría reventarle la cara y eso le recordaría a los viejos tiempos.

Se volteó completamente y se sacó la sudadera que llevaba encima, un indicativo de aceptación.
Las flores de Izuku no se hicieron de rogar, naciendo y abriéndose unas cuantas sobre sus orejas, el ojiverde dio gracias a que Katsuki no prestara atención en esos momentos.

–Después no llores si te rompo una pierna malnacido...– Comenzó a estirarse frente a Deku, quien a pesar de tener un poco de miedo por la advertencia, creyó que hizo bien en invitarle a estar junto a él.

Y es que Izuku sabía, sabía que Kacchan no la estaba pasando mejor que el con todo esto de la mudanza, ¿podía sacrificar su secreto para que su persona especial pudiese estar mejor? Si estaba a su alcance, lo haría.

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El próximo capítulo es el que le dará la vuelta a la historia.
Es el primer aventón hacia adelante para Katsuki.

¡Nos vemos!



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