Claveles Rojos

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Una pelea.
Si, esta vez tendrían una pelea, pero no se matarían entre ellos, era tan solo por entrenamiento.
O eso pensaba Izuku, sin siquiera saber como responderle al ataque directo que estaba a punto de recibir de Bakugou.

–¡Espera un momento!– Gritó ya estando en el suelo boca arriba. –¡Eso no fue justo!–

Era cierto, no había ni calentado antes, estaba irritado y no supo como controlar su desesperación. –¿jah? ¡No tengo por qué tener piedad contigo! ¡Tu estas dormido inútil!– Sentenció, aunque se contradijo unos ciertos segundos después, retrocedió un poco y le dio espacio a Deku para levantarse. No aceptaría que estuvo mal precipitarse.

Lo cierto es que nunca habían practicado juntos, se notaba con sus pequeñas peleas entre golpes, la mayoría se debía a la escasa información sobre qué querían desarrollar en la justa. El de cabellos rizados estaba anuente a las exigencias del rubio, el ya había terminado de entrenar, pasarse de su hora se lo estaba permitiendo esta vez por su amigo de la infancia. Bakugou, simplemente atacaría.

Ambos daban vueltas como si de un ring se tratase, el de ojos escarlata dio el primer paso de nuevo, iniciando la pelea con una explosión justo en la cara de Deku, creando una distracción perfecta para así arremeter contra su estómago.

Direccionó al de cabellos esmeralda a unos cuantos metros de su posición inicial.
Midoriya corrió hacia él, provocando inseguridad en la mirada del mayor, ¿que haría? Atacaría con sus brazos después de tantas patadas recibidas? Aceleraría el paso, lo logró leer justo antes de que sucediera, y fue capaz de cubrirse la cara del derechazo de Izuku.

– ¿Qué pasa Deku? ¿No estas muy lento hoy? – Sentía la necesidad de romper el silencio que tanto había pedido unas horas antes.

– ¡Cállate! – Respondió con una mirada de enojo falsa, falsa pues en realidad no le afectaba para nada el comentario de Katsuki.

Y así se llevó el tiempo, comentarios burlescos de parte del rubio, que a fin de cuentas solo le servían al peli verde para impulsarse más e intentarlo de una mejor manera la próxima oportunidad.

Parecían estar practicando un número de lo buenos que se volvieron en tan poco tiempo para predecir los ataques básicos de los dos, a fin de cuentas, muchos estilos de patadas y maniobras de Deku las había adaptado de Kacchan y este lo entendía de la misma manera. Y es que, a pesar de no ser del mismo equipo, su entrenamiento era muy entretenido de ver.

En uno de tantos movimientos, el rubio dio un izquierdazo, con el cual perdió el equilibrio, no obstante, ya habiendo aprendido de intentos de ayudar a su amigo de la infancia, sabía que se enojaría.

Le vio apunto de caer, sin ofrecerle ayuda, lo sostuvo del brazo y lo levantó justo antes de que se golpeara. –¡Pero que mierda Deku! ¡No me ayud- – No tuvo tiempo de terminar su retajila, pues el chiquillo pecoso puso su otra mano en la extremidad explosiva y lo mandó por lo aires, dándole tiempo de reaccionar y usar su nitroglicerina para impulsarse de nuevo a la pelea.

–¡No creas que no entendí tus acciones Deku! – Sin embargo, no le molestó del todo ver las ocurrencias del nerd.

– ¡Pues si los sabes no te veo esquivandolos! – Gritó de vuelta para golpear el costado de Katsuki devolviendo su concentración a la pelea.

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Ahora ambos estaban cansados, llevaban más de dos horas entrenando juntos. Estaban sentados uno al lado del otro completamente rendidos, necesitaban un respiro.

–¿Cómo te sientes ahora?– Soltó Izuku respirando excesivamente, entrecortando la frase.

–Me duele el brazo.– Comentó calmadamente, ¿Calmo? Al parecer si idea para distraerlo funcionó de alguna manera. – Eres un idiota.

– ¿Yo? Quien trató de usar mi camiseta como señuelo fue otro. – Señaló la parte chamuscada que se retrataba en la dañada prenda

– Era horrible de todas formas, le hice un favor. – Dijo un tanto mezquino, aunque si lenguaje corporal decía todo lo contrario a incomodidad, estaba sentado con sus piernas estiradas, se sobaba la extremidad que le dolía solo un poco, Deku la había golpeado más de lo que quisiera admitir.

– Eres cruel. – Comentó para dejar de mirarle, esta vez, centrándose en el lugar de su anterior pelea, el sitio que tenían como paisaje.

Katsuki sintió como la atención del peliverde se centraba en el árbol que anteriormente golpeaba. No pensaba hacerlo, sin embargo, su instinto le pidió volver a verlo.
Y así lo hizo.

Midoriya estaba mirando a la nada, con una sonrisa boba y el cabello más despeinado de lo normal, sus ojos brillaban ante la luna y sus flores realzaban su color característico de turquesa, estas mismas flores parecían estar creciendo, justo en ese momento.

–Tus estúpidas plantas están saliendo.–  La definición de "nervios" era Deku en esos momentos. Tocó sus flores y, aclarando bien que ocurría, su cara se tintó rojiza y sus palabras atropellaron a las otras.

Y diciéndole a Katsuki que estaba pensando en su madre, se libró de una declaración de amor temprana.

–Me gustó entrenar contigo. – Aunque el silencio no era incomodo, Deku prefirió sincerarse un poco después de las tonterías que le había soltado antes. – Si lo necesitas, yo estoy aquí todas las noches a la misma hora Kacchan.

Se cruzó de brazos alzando su ego. – No creas que vendré todos los días inútil, no siempre tendrás ese privilegio. –

–Pero eso quiere decir que vendrás. – Le sonrió, y a pesar de pensar que recibiría un golpe de su parte, el rubio asintió para levantarse y dirigirse a su habitación. – Buenas noches Kacchan.

¿Era correcto venir y entrenar con Deku? No lo sabía, pero ya habiendo probado la mayoría de sus opciones para poder dormir, esta no sería la diferencia, el de ojos escarlata siempre respetó los horarios y esto sería inaceptable.
También comprendía las intenciones de Izuku por calmarle el estrés, le irritaba que quisiera ayudarlo con algo que según él "no era importante", a fin de cuentas, sus pensamientos parecían menos borrosos.

Así que si, vendría y estaría con el nerd para desquitarse, lo usaría como saco de boxeo.

–Si si... – Soltó como despedida, ya cansado, sabia que se acostaría y caería como un tronco.
Aunque, algo no andaba bien. Algo se sentía diferente, Bakugou sentía un pesar que nunca antes había tenido.

Deku le miró irse, le siguió el paso un poco por detrás, ya era tarde y debía descansar también.

Una vez tomaron direcciones diferentes, puso tocar sus flores, sintiendolas a rebosar de brotes nuevos, los suficientes como para que Kacchan se lo hiciese saber. Tiene que aprender a autocontrolarse. Pero, estuvo con él, habló como en el pasado y estuvo genial.
Después de los nervios y las palabras groseras, pasaron un momento agradable.

Nunca esperarían lo que pasaría en la mañana siguiente...

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Si sienten que la narración va muy rápida o algo disconforme, avisenme y así lo corrijo.

Quiero que la historia quede bien escrita para todos ustedes.
¡Nos vemos!💚🧡

Dying in flowersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora