Almas De Fuego (Todoroki x Reader) Pausada

La casa Todoroki 2

Narra Todorki

Iba en el metro con dirección a mi casa con (T/n). Mi abuela había pedido ver a los gemelos. Tomoe no pudo asistir ya que tenía asuntos de príncipe y esas cosas. (T/n) parecía nerviosa, no tenía ni ida del porqué, hasta estaba como un poco apartada de mí, agarraba su brazo derecho por encima de su codo con su mano izquierda y miraba hacia la ciudad. <¿Acaso le hice algo malo?>. Ha estado así conmigo desde el festival escolar, pero no entendía. Yo solo le dije que me ganaría su corazón.

De repente mi celular vibró, un mensaje, lo desbloquee para verlo.

Mensaje de El viejo

Suspire pero abrí el mensaje para ver que quería.

Hola Shoto ¿Cómo estás? ¿Todo bien?

Solo estaba preguntando eso, así que lo ignore, pero vibró de nuevo... y de nuevo... y de nuevo... y de nuevo...

<Mmmmm> gruñí molesto, tan alto como para que (T/n) me mirara pensativa. Era la primera vez que me miraba a los ojos en todos estos días. Le devolví la mirada de forma tranquila, para que no pensara que estaba molesto con ella o algo. Mire nuevamente mi celular.

Oye, ¿ya vas a casa? ¿Cómo te va en las prácticas?
Fuyumi me dijo que llevas a una amiga ¿Quién es esa amiga?.
Espero que no te este distrayendo.
Shoto, contesta y deja de ignorarme.
Sé que estas viendo los mensajes, me sale el ganchito azul.
¡Shoto!

Ya, ya, ya ¿Qué quieres, viejo?

Aunque sea ¿Podrías leer los mensajes de arriba?
¿Quién es esa amiga?

Una amiga

Pero ¿Quién es?. ¿Es ese tal Deku?

Deku, es hombre.
Llevo a una amiga.

....... escribiendo...

Es (T/n).

Ah ella esta bien. Me la saludas.

🙄

Ahora que conocía la verdad sobre (T/n) todo el asunto de la cena familiar cuando la conocí tuvo sentido, mi padre sabía la verdad tras los gemelos. Así como la clase 1A, como mi abuela, aunque no todos otros héroes debían saberla.

—Llegamos. — le dije a (t/n), quien seguía perdida en sus pensamientos.

—Ah ¿Sí?. — ella me siguió para bajar en la estación.

—No es la primera vez que vienes. — dije recordando cuando la llevé a mi casa porque su hermano la había abandonado en el tren. Quien diría que desde ese entonces empezaría a interesarme en ella.

Empezamos a caminar en dirección a mi casa.

—Disculpa, soy malísima con las direcciones — un leve rubor se asomo en su rostro a lo que sonreí.— no sonrías que me muero. — exclamó de repente.

—¿Hum? — dije preocupado.

—No, no... eso se me salió. No quise decirlo — movió las manos frente a mi alterada.

—Si sonrió ¿Te mueres? — pregunté aun preocupado y confuso.

<¿Una sonrisa puede matar a alguien?