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Donghyuck soltó una carcajada viendo a su amigo que se encontraba manchado con helado por casi todo su rostro, Mark no podía hacer nada porque lo único que quería era verlo alegre y lo estaba consiguiendo, Mark estaba dispuesto a enfrentar los gritos y golpes, porque la felicidad de su amigo era lo más bonito que sus ojos podían analizar.

Una expresión de sorpresa se presentó en el rostro de Hyuck cuando el canadiense lo abrazó repentinamente, dudo por unos segundos antes de abrazarlo devuelta.

― Tengo que volver a casa... ―un suspiro salió de sus labios alejándose del contrario, el Moreno lo miraba con una semblante de tristeza y preocupación, él sabía lo que le esperaba al contrario, lo que tenía que pasar, tomó con cuidado sus manos acariciando estas.

― Ten cuidado... Perdón.

― Tranquilo... Estaré bien... Supongo.

― Te acompa-.. ―Mark negó rápidamente ante la insinuación de Donghyuck antes que continuara, sabía que le iría peor si él lo acompañaba.

― No, por tú bien y el mío es mejor que no lo hagas.

― Pero Mark, por favor.

― Ya dije que no, es lo mejor, nos vemos mañana hyuckie, cuídate ― se dio la media vuelta sin esperar alguna respuesta de su amigo dejándolo con la palabra en la boca para luego empezar a caminar con rapidez.

Cada paso que daba hacía sus nervios aumentarán, los latidos de su corazón se aceleraban, sus manos sudaban, sudaba frío, una ola de miedo lo inundó, ihnalo y exhalo tratando de calmarse, le iría peor si su progenitor lo veía en ese estado, lo único que podía pensar era en los golpes, en el monstruo que lo esperaba en su casa.

Dicen que uno se siente más seguro en su hogar, eso era una vil mentira, Mark no sentía eso, no se sentía seguro en ningún lugar, tanto en la universidad como en su casa alguien lo esperaba para hacerle daño, alguien lo esperaba para lastimarlo, para herirlo.

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Por otro lado se encontraba Haechan diambulando por las frías calles, mantenía la vista hacia el piso pateando una botella de plástico que se había encontrado como si este fuera lo más interesante que existía, se regalaba así mismo mentalmente, pensando si había hecho bien que su querido amigo se fuera solo, la frustración lo carcomía por dentro al no poder hacer nada para ayudarlo, sentía una rabia inmensa al saber lo que le pasaba y no podía decirle a nadie porque se lo había prometido, pateó con un poco más de fuerza la botella provocando que le diera a alguien, Donghyuck estaba dispuesto a pedir disculpas hasta que alzó la mirada y vio de quien se trataba, se detuvo en seco mirándolo con sorpresa, no esperaba encontrarse a ese.

¿Por qué? ¿Por qué justo ahora? Eso debía ser una maldita broma, al parecer la suerte no estaba del lado de Donghyuck.

― Tú... ¿Me estás siguiendo o algo por el estilo? Porque sería mucha casualidad que me encontrara contigo, el mundo debería de ser demasiado pequeño para que eso sucediera ―musito el moreno con un cierto tono de enfado en sus palabras.

El tipo sonrió levemente mientras se acercaba peligrosamente al menor, Donghyuck dio un paso atrás al darse cuenta de la intención de este apartándose al instante.

― Si crees que soy tan idiota pues estas muy equivocado, no soy tan estúpido para que me puedas manejar a tu antojo, no soy un maldito juguete para que te diviertas un rato y luego dejes tirado así namas para luego volverlo a buscar cuando estés aburrido, así que si me permites tengo mejores cosas que hacer que estar encontrándome con imbéciles como tú ―hizo una ademán de querer irse pero el contrario fue ágil y lo tomó del brazo con un poco de fuerza atrayendolo a él rodeando la cintura del menor  con su otro brazo, Donghyuck tratado de zafarse poniendo recistencia ante él, tratando de alejarlo lo más rápido posible, fracasando al instante.

 Defense   |    Johnmark.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora