12 || capítulo doce

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Allison estaba arreglando su cabello, como era usual. Sus rizos le impedían tomarse un día sin cepillar su cabello.

Escuchó la puerta de su cuarto abrirse. Estaba dispuesta a alegarle a quien no había tocado, pero se silenció al ver a Ocho, cerrando la puerta tras de sí.

—¿qué pasa? ¿Estás bien? —Preguntó Allison, poniéndose de pie.

Ocho asintió. Solo podía pensar en una cosa: ¿Cómo carajos pedirle a tu hermana que te arreglara si no puedes hablar? @ yahoorespuestas

Aunque claro, podía simplemente hablar y pedírselo directamente.

Negó mentalmente. Alzó su mirada y señaló su cabello, con el ceño fruncido.

—¿qué? Oh, tu cabello... —Murmuró Allison tratando de descifrar lo que su hermana trataba de decir.

Era fácil de comprender, pero las neuronas de Allison estaban trabajando arduamente para entender.

Luego de un rato, tomó un cepillo de cabello, y lo alzó en el aire nerviosa, suponiendo que quería que le cepillara el cabello.

Ocho asintió, y Allison dejó salir un largo suspiró para luego celebrar un poco. Había adivinado a la primera lo que Ocho deseaba.

Le indicó a Ocho que se sentará en la cama, quien obedeció al instante. Luego Allison se acercó con dos listones, uno rojo y uno azul marino. Optó por el segundo, para luego dejarlo a un lado y comenzar a cepillar el cabello de Ocho.

Ocho quería verse bonita para alguien en particular. Ese alguien en particular era Cinco.

Un rato después, colocó el listón en una media coleta. Para finalizar, decidió colocar en sus labios brillo labial. Sonrió y le extendió la mano a Ocho, quien la tomó. Seguidamente ambas salieron de la habitación de Allison tomadas de la mano.

Ambas se dirigieron abajo, para las clases de ese día. Recientemente habían comenzado con el siguiente nivel del álgebra avanzada. No sabía como llamarlo, ¿algebra aún más avanzada?, claro, clases que eran exclusivamente para Allison, Ocho, Cinco y Ben.

Reginald tenía claro que no todos sus hijos le daban importancia a las matemáticas, música, historia o demás materias. Así que era mejor enfocarse en aquellos que sí deseaban aprender.

Luego de una larga tarde de entrenamientos, y una misión que se atravesó por la tarde, llegó la hora de la cena, en donde Ocho parecía disfrutar de la compañía de sus hermanos. Sonreía vagamente de vez en cuando, y miraba de reojo a Cinco.

Y Reginald no iba a pasar por alto ese particular y nuevo comportamiento.

Era verdaderamente importante que Ocho se mantuviera a raya. A diferencia de sus hermanos, había un abismo de diferencia entre expresar emociones y ser totalmente fría y cortante. Las emociones solo distanciaban a las personas y causaban disturbios.

De cualquier modo, debía hacer algo al respecto antes de que se saliera de control, y se desconcentrara de su misión principal. Necesitaba estar enfocada lo más posible.

—Número Ocho, hablaremos luego de que termines la cena —Habló su padre, con voz imponente.

Ocho le dedicó una mirada apenada para luego asentir, y apresurarse a acabar con su cena. Cuando acabó, Reginald se puso de pie, y pudo escuchar un sígueme, que era inaudible para los demás.

Ocho lo siguió hasta llegar al patio trasero, en donde Reginald la esperaba. Debía ser lo más directo, breve y conciso.

—Mañana no vas a entrenar con el resto de tus hermanos. Tampoco el resto de los días, hasta regresar de tu misión. También requiero de tu íntegra asistencia en todas las actividades. No tienes permiso de acercarte a tus hermanos hasta acabar la misión —Sentención, mirando seriamente a Ocho —. Esta en tu poder terminar esto rápido, ¿entiendes?

Ocho asintió, frunciendo levemente el entrecejo.

Reginald pasó su brazo alrededor de Ocho, para luego guiarla hasta el interior de la casa de nuevo, y llevarla personalmente a su habitación.

Las emociones estaban muy ligadas a los poderes de los hermanos.

Ya que Ocho era la única que mantenía esas emociones controladas, era importante estudiarla a detalle. ¿Era mejor criar hijos así? ¿O acaso era criar a unos hijos emocionalmente inestables?

—Te pondré esto de nuevo —Dijo el mayor, poniendo un electroencefalograma¹

Ocho se acostó sobre la cama, dejando que Reginald le colorara todos esos aparatos en la cabeza. Luego se retiró sin decir nada más.

Esa noche Reginald notó el cambió en el ritmo cardíaco y una irregularidad mental. Al día siguiente empezó por aislar a Ocho, quien gracias al cielo no se quejaba o dudaba de las acciones de su padre como sus demás hijos, quienes no tardaron en preguntar porque Ocho no estaba entrenando con ellos.

Así fue, hasta el día de la misión. Esa misión que solo una persona podía hacer. Esa misión que terminaría en un desastre y arruinaría a una persona. La vida de Ocho.

Aquella misión mortal.

Pero ciertamente, si Ocho sobrevivía, iba a tomar un merito, que le elevaría, y se ganaría el puesto del mejor miembro de la academia.

Solo era de esperar a que llegara el momento. Y de que pudiera vivir para contarlo.







GLOSARIO

electroencefalograma¹: es una prueba que detecta la actividad eléctrica del cerebro mediante pequeños discos metálicos (electrodos) fijados sobre el cuero cabelludo.

Silent || TUA (Five & T/N)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora