Silent || TUA (Five & T/N)

16 || capítulo dieciséis

—¡Es una mierda, Luther! ¡Entiende! ¡Es la culpa de papá! ¡Es la culpa de él que Cinco se fuera! ¡Es la culpa de papá que Ocho jamás regresara de esa estúpida misión! ¡Es la culpa de él que Vanya se fuera de está casa! ¡Es la culpa de él que Ben muriera! ¿Sabes por qué?, ¡Por que solo eramos niños! ¡Madura de una maldita vez imbécil! —Espetó Diego, como era común ambos estaban peleando.

Lo poco que quedaba de la academia poco a poco iba desmoronándose.

Meses después de que Cinco y Ocho se fueran, Ben falleció.

Tan solo años después Vanya se fue, cansada de todo. De que no le pusieran atención, de que no la tomarán en cuenta nunca, y de los abusivos comentarios que Diego decía.

Luego de eso, Diego planeaba irse también. Pero inesperadamente Luther trató de detenerlo, y todo esto llevo a esta discusión.

—Diego, ya basta, solo vete —Alegó Allison, separando a ambos antes de que todo eso terminara en golpes.

Diego tomo su maleta de mano, dándole una última mirada a Luther, despectiva para luego tratar de despedirse de Allison y de Klaus.

Posteriormente, no tardó en salir de la academia.

Klaus se acercó a ver por la puerta, junto con Allison. Detrás de ellos estaba Luther apretando sus puños.

Era un líder que no podía mantener a su equipo junto. ¿Qué clase de líder era él? ¿Siquiera se merecía el nombre de líder?

Después de todo, Allison estaría por irse, al igual que Klaus, por lo que solo quedaría él. ¿Podría luchar él solo?

No sabía si podría seguir siendo fuerte. Sus hermanos lo abandonaban de poco en poco, destruyendo la poca cordura que le quedaba.

No sabía nada sobre Cinco u Ocho, era probable que ya estuvieran muertos. Habían pasado un poco más de 4 años, ¿Cómo es que su hermana aún no había regresado de una misión después de tanto?

Vio a su padre, pasando por la sala, dirigiéndose hacía otra parte.

—¡Papá!

—¿Qué pasa número uno? —Preguntó, volteándolo a ver.

Allison y Klaus se acercaron a ver, al haber escuchado el grito de Luther.

—¿Dónde esta Número Ocho? —Alegó Luther, frunciendo el ceño.

Inesperadamente Reginald se silencio por completo, y su expresión cambio a una de sorpresa. Allison y Klaus también estaban desconcertados por el silencio repentino de su padre, y la tardanza de una respuesta.

—Eso no es de tu incumbencia Número Uno, vete, ya —Ordenó su padre, tratando de irse.

Luther bajo su mirada, apenas podía confrontar a su padre de cara. No podía hacer nada más cuando se trataba de él. Solo podía resignarse y seguir con su día.

—Luther te preguntó... ¿¡Dónde está Ocho?! —Alzó la voz, Klaus, mientras que Allison lo apoyaba también.

—Ya les he dicho, que eso no debe importarles —Respondió su padre.

—Nos importa, ella es nuestra hermana —Rebatió Klaus.

—¿Quieren saber? ¿Eso quieren?, bueno, pues no lo sé. Tal vez este muerta, tal vez este viva. Es incierto que la volvamos a ver, pero aún quedan posibilidades de que este viva. La esperanza es lo último que se pierde —Manifestó, dandose la vuelta y caminando hacía otra parte.

Luther aún tenía la cabeza baja, mientras que Klaus estaba molesto.

—Esta muerta ¿No es así? ¡Estoy cansada! —Gritó Allison, corriendo hacía su habitación mientras que Klaus trataba de detenerla, sabiendo lo que haría después.

Vio como tomo una maleta, llenándola de ropa y algunas otras cosas. Klaus ya no podía hacer nada, Allison se iría.

Sería mejor ir yéndose también. Aunque, consideraba que no era necesario llevar más que dinero y alguna chaqueta por el frío. Después de todo una maleta solo le haría estorbo en su plan de escape por la puerta principal, y posteriormente, adquirir sustancias ilegales.

Sin más, tomó una chaqueta, su armario se mezclo con ropa casual durante el paso de los años. Ahora ya no solo habían uniformes, y lo mismo se podía decir de los demás.

—¿Klaus? ¿A dónde vas...?

—Me voy Luthernio, me voy. Arrivederci, fue un gusto ser tu hermano —Rio caminando hacía la puerta, sin darle tiempo a Luther de detenerlo.

Pronto se volteó, viendo a Allison, quien venía por las escaleras.

—Allison ¡Klaus acaba de irse! ¡Hay que detenerlo! —Dijo Luther alterado.

—Déjalo Luther, tu también... Deberíamos irnos —Murmuró Allison, llamando la atención de Luther, quien si dudarlo se acercó a Allison y la abrazó.

—No... Tú no, debemos quedarnos, aquí —Murmuró con un hilo de voz.

—No Luther, ya no puedo. Tu tampoco, vámonos juntos, dejemos a papá. Se merece estar solo —Habló Allison con seguridad.

Luther se separó lentamente de Allison, bajando su mirada. Allison entendió que Luther no se iría, y sin decir o agregar otra palabra, apresurándose a salir de la academia.

En un mismo día se habían perdido 3 miembros de la academia, reduciéndose a quedar únicamente solo uno.

Poco a poco fue deteriorándose, desde la partida de Ocho, y prontamente la de Cinco. Todo cambió desde ese entonces, y cuando eso paso, los ojos del resto se iluminaron, y se dieron cuenta del monstruo que era su padre.

* * *

Correr se había vuelto usual desde que Ocho llegó ahí. Debía escapar para asegurar su vida, pero cada vez aquel monstruo se acercaba más y más, hasta el punto de incluso poder lastimarla físicamente.

Definitivamente no estaba muerta.

Sin embargo, era cierto que hace poco había perdido su artefacto de comunicación. Lo que le hacía obviamente imposible comunicarse con su padre.

También era cierto que había cambiado mucho en poco tiempo. Su cabello ya no era largo, además que se podían notar varias cicatrices en su rostro. Su traje ya no estaba en optimas condiciones, por lo que debía adaptarse a las circunstancias, tal y como su padre le había dicho.

Estaba sola, después de que en un sin fin de ocasiones su padre le dijera a ella y sus hermanos que estar juntos los haría fuertes, ¿qué es lo que planeaba exactamente al separar a Ocho de todos?

Podía responder eso fácilmente. Hacerla fuerte individualmente, para que luego pudiera acoplarse en un grupo, y para eso, era necesario encargarse de aquel monstruo primero, y ver los primeros frutos de esto. Ver las prontas consecuencias, que Reginald sabía que pasarían.

Y para eso debía comenzar por matarlo.