19 || capítulo diecinueve

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—Ya está, será mejor que descanses ahora, debes estar más que agotada —Dijo Grace, dejando de lado el plato de avena que a duras penas Ocho comió de poco en poco.

La chica tenía la pijama respectiva de la academia, claramente se había duchado y aseado debidamente.

Estaba en su habitación viendo el espejo que Allison le había dado el cual estaba cubierto por una manta, que por lo visto, Grave acababa de colocar ahí.

La mamá-robot tomó los platos para ir a dejarlos al lavabo de la cocina y regresar a la habitación lo más rápido posible.

Cuando Grace abandonó la habitación, Ocho se incorporó en su cama y trató de caminar hacia el espejo. Aunque lo que consiguió fue gatear un poco en vez de caminar.

Se colocó frente al espejo, y con manos temblorosas las cuales estaba frías y pálidas, quito la manta que cubría el espejo.

A diferencia de verse así misma, como veces anteriores no miraba nada. Probablemente era un sueño, uno que muy a su pesar, no era agradable.

Dejo de ver el espejo para fijarse en su mano, la cual se comenzó a tornar rápidamente en un color oscuro.

Soltó un jadeo por la sorpresa y volvió a ver el espejo, en donde esta vez podía verse y detrás de ella, aquel ser detrás de ella.

En su rostro también comenzaban a marcarse líneas, algunas más gruesas que otras, las cuales eran del mismo color negruzco que aprecia en sus manos.

«Número Ocho...»

—¡Número Ocho! —Gritó Reginald alejándola del espejo.

Segundos después el espejo comenzó a romperse hasta quedar hecho pedazos. Ocho, a duras penas estaba recobrando el conocimiento, y al mismo tiempo estaba teniendo una especie de convulsión.

Creyó que con "matar" a aquel monstruo iba a acabar, cuando en realidad era solo el comienzo de su infierno.

[ . . . ]

—Chica recién ingresada, el señor Reginald la envío con nosotros.

—Que amable...

—No la subestimes.

—No es eso, pero ¿por qué al ejercito? —Respondió el soldado.

—No lo sé, pero debemos aprovechar la oportunidad que nos da —Habló el comandante de este grupo de fuerzas especiales —. Ahora... ¡Olivia!

—¡Sí señor! —Respondió la chica llamada, colocándose en una posición firme.

—Te la encargo —Murmuró el comandante, pasando al lado de la señorita y darle unas palmadas en el hombro.

—Por supuesto, señor —Respondió sonriéndole a Ocho —. Permítame señorita.

Olivia se acercó y paso a su lado para guiarla a otra parte. Olivia parecía bastante joven, además de ser la única mujer en medio de todo ese desastre que eran los demás soldados ahí.

—¿Qué te trajo aquí? —Preguntó, tratando de sonar lo más amable posible.

Luego de un silencio bastante incómodo, o al menos para Olivia, decidió seguir diciendo.

—No hablas ¿eh?, bueno, es genial tener otra chica con nosotros —Mencionó, llevándola a una especie de tienda de campaña —. Vamos a estar aquí por un buen tiempo, entonces, si necesitas cualquier cosa solo dime. También te traeré un uniforme.

Ocho asintió, para luego ver a la chica salir de la tienda de campaña en busca del uniforme del cual hablaba.

Ocho dejo su maleta de mano. Llevaba un poco de ropa casual, ropa interior, cosas para asearse, vendas y café. Luego de un rato Olivia llegó con el uniforme.

Silent || TUA (Five & T/N)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora