Milagro:

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Capítulo 11:


El Expreso de Hogwarts iba de camino a Londres llevando a los alumnos de la escuela de vuelta a sus hogares para la fiesta de Navidad. En cierto compartimento se encontraba un curioso y variopinto grupo formado por tres Slytherin, dos Ravenclaw y una Hufflepuff.. Blaise y Roger estaban sentados en asientos opuestos cerca de la puerta jugando una partida de ajedrez mágico, Susan, estaba tumbada con la cabeza apoyada en el regazo de su novio, Daphne y Sia, sentadas frente a frente, estaban charlando animadamente mientras que Harry estaba sentado cerca de la ventana apoyando su cabeza sobre el respaldo de la ventana mirando el paisaje.

El primer semestre había concluido con el partido de Quidditch entre Ravenclaw y Hufflepuff, siendo Ravenclaw el ganador por un margen muy estrecho de apenas 20 puntos, los jugadores de azul estuvieron a punto de perder por culpa de Cedric Diggory, el buscador de Hufflepuff que había atrapado la snitch. Harry podía admitir sin problemas que era de lejos el mejor buscador de la escuela y que Jacob iba a tener problemas para vencerlo, tenía tanto talento que había llamado la atención de varios equipos profesionales.

Harry recordó con cariño como Rose, o Rosy como la llamaba, había empezado a escribirle preguntando sobre mil y una cosas, la escuela, como estaba, que le gustaba, si podían quedar en algún lugar para pasar el rato. A pesar de que el pelinegro apenas había empezado a interactuar con la pequeña niña hace apenas 2 meses, pudo decir que en el fondo la como a su hermana pequeña.

Junto a las cartas de Rose, le habían llegado también cartas del matrimonio Potter, pero esas solo habían servido para que Harry tuviera con qué alimentar a su chimenea.

Las últimas dudas que guardaba respecto a su familia se habían disipado la noche que encontró el Espejo de Oesed.

---Escena retrospectiva.---

Era tarde por la noche cuando Harry salió de la biblioteca, se había pasado toda la tarde del domingo mirando libros de defensa para poder programar un buen plan de estudio para sus amigos, su nivel era increíblemente avanzado, por algo era capaz de mantener un duelo mano a mano contra Salazar, pero tampoco quería sobre exigir a sus amigos. Quirell era un inútil, sus tartamudeos incesantes y la poca profundidad de los temas que abarcaban en clase convirtieron la clase de DCAO en una completa pérdida, de tiempo, bueno, para Harry siempre fue una clase innecesaria, pero antes al menos le servía para revisar conceptos básicos, ahora no servía ni para eso. Incluso a la hora de practicar con hechizos, los alumnos que tenían dificultades iban a pedir consejos al ojiverde, el cobarde con turbante era incapaz de dar un consejo coherente o remotamente útil.

Harry suspiró. "¿Dumbledore no puede contratar a un profesor medianamente decente o que se quede más de un año en el colegio?" pensó, cualquiera diría que lo hace a propósito.

Harry siguió caminando en dirección a la sala común de Slytherin hasta que vio una puerta abierta, algo bastante raro teniendo en cuenta que las puertas del castillo estaban encantadas para cerrarse por sí solas si estaban demasiado tiempo abiertas. El pelinegro se acercó para ver qué había dentro de la sala.

Al entrar pudo ver que la sala entera estaba vacía, ni muebles, ni sillas, nada. Excepto por un espejo enmarcado por un soporte de madera con 2 pilares esculpidos y la punta triangular, que medía 4 metros de alto y 2 de ancho. Era precioso, los bordes forjados con diferentes curvas y giros dándole una belleza particular y en la parte superior una inscripción.

"Oesed lenoz aro cut edon isara cut se onotse..." leyó en voz baja, cuando terminó de leer comprendió.

"El Espejo de Oesed." Pensó para sí mismo, después, intrigado, miró el reflejo.

Harry Potter,El Rey de las Serpientes de SlytherinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora