Gloria y Justicia:

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Capítulo 12:


Dumbledore estaba en su despacho sentado delante de su escritorio apoyando su cabeza con una mano mientras reflexionaba sobre los acontecimientos de los últimos años.

Hacía ya dos días que los alumnos se habían marchado y el Director no había salido ni una sola vez de su despacho.

Harry Potter-Peverell había sido, de lejos, el mayor enigma al que jamás se había enfrentado hasta la fecha, ni siquiera Voldemort se acercaba al dolor de cabeza que el ojiverde le estaba provocando en ese momento. Durante los últimos 4 años, vio como su influencia le fue arrebatada de las manos sin poder hacer nada. Todo esto habría podido ser evitado si hubiera intervenido en cuanto noto las desapariciones y los arrestos que acompañaban a los alumnos de Slytherin. Pero claro, tenía las manos atadas, si hubiera intervenido, los puristas habrían podido sospechar no sólo de él, sino también de Severus.

Por lo que tuvo que esperar en silencio y con gran pesar a que la tormenta pasara rezando para que no hubiera demasiadas víctimas, en cuantos más quedaran, más información tendría en cuanto Voldemort hiciera su aparición. Por mucho que no le gustara al anciano, sacrificios debían hacerse por el bien mayor y tampoco es como si fueran a morir, además, esos mismos agresores siempre podían ser traídos al lado de la luz con un poco de esfuerzo. Estaba convencido.

Por desgracia para él, resultó tener razón en algo, estaba ocurriendo un cambio de poder dentro de los Slytherin, pero no entre los puristas e hijos de mortifagos, sino entre ese grupo de gente y el propio Harry Potter.

No sospechó en ningún momento que algo así podría pasar, quizá si se hubiera mantenido en contacto más estrecho con la familia, quizá hubiera podido evitar que el ojiverde recorriera ese oscuro camino. Pero no lo hizo y ahora tenía que pagar las consecuencias.

Cuando descubrió que era un parsel, vio enseguida quien había causado el incidente con los golem serpiente en la sala común de Slytherin y supuso que era él el que llevaba las riendas de ese juego de poder que se estaba tramando dentro de su propia casa. Las suposiciones de Dumbledore se convirtieron en conclusiones en cuanto vio al fin al famoso Hydrus, el hombre que había estado ganando un gran peso político desde las sombras y el que resultó ser el tutor legal de Harry.

Desde ese día las cosas habían ido de mal en peor, no solo había comprobado que ese hombre era un manipulador y estratega hábil, también había quedado claro que tenía información privilegiada y que no tenía problemas en usarla para destruirle si hacía algo en su contra. Desde que su mayor secreto había sido descubierto había pensado en mover a Gellert de su prisión para así volver a tener la ventaja y poder maniobrar a través de él.

Todo fue en vano, en cuanto el anciano instaló a su ex-amante en su nueva prisión, Hydrus le envió una carta felicitándolo por encontrar un nuevo hogar para su 'perra'. Quedó claro para Dumbledore que no podía esconder a Gellert sin que ese hombre lo supiera por lo que desistió.

En 2 años Harry había conseguido lo imposible, unir a las 4 casas de Hogwarts y dejar atrás los prejuicios de todos. Claro, no era perfecto y aún había alumnos y padres que se aferraban a sus prejuicios y odio mezquino pero eran una minoría y eran muy mal vistos por el resto del alumnado. Los prejuicios con los nacidos muggles también seguían ahí pero estaban desapareciendo poco a poco, solo los alumnos más tradicionales y orgullosos por ser sangre pura se agarraban a sus ideales como sanguijuelas.

Dumbledore estaba realmente cabreado por eso, el ojiverde había conseguido algo que llevaba años intentando y tenía su orgullo herido por ello. Ahora, con Frank y Alice Longbottom curados y siendo Harry el autor de este milagro, su popularidad e influencia estaban por las nubes.

Harry Potter,El Rey de las Serpientes de SlytherinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora