LOS SECRETOS DE AELIN (Trilogía Almas Oscuras #2)

Luna de sangre

Tenía poderes. Esto era lo más asombroso que me había pasado en años. Por fin después de tantos años, de tantas noches pensando que nunca tendría poderes, que solo era una simple humana, por fin tenía poderes.

Era un sueño. No dejaba de pensar que esto tenía que ser un sueño. 

Estaba en mi habitación buscando la ropa que ponerme para el bautismo de sangre con la voz de Elián de fondo hablándome de cualquiera de sus divagaciones mentales. La verdad es que no podría deciros exactamente de que estaba hablando porque enserio que no tenia idea, mi cerebro había dejado de hacerle caso hace mucho tiempo. Definitivamente lo mío era ignorarle cuando hablaba, mi cerebro desconectaba no era mi culpa. Era un don.

-¿Me estás escuchando?- Elián parecía enojado pero estaba tan acostumbrada a su cara arrugada que simplemente ni me inmuté. Solía pensar que si iba a ir a la academia de brujos con todos esos niños pijos y repelentes creyéndose superiores tendría que saber primero ignorar a mi hermano-

-La verdad es que no- Respondí sinceramente. La sinceridad siempre había sido mi fuerte aun que a veces era más una maldición.- ¿Qué decías?

-Que si va a venir Altea. Hoy es tu cumpleaños, bueno el de ambos, y no se pensaba que vendría.

Elián se recostó en una mecedora que tenía en el cuarto rascándose la nuca con algo de vergüenza. Cada vez que hablaba de Altea o simplemente con verla su cara se ponía más roja que un tomate. Elián Jagger tenía dos debilidades, una era su queridísima y amada melliza a la cual protegía como si pensara que aún era un cachorrito indefenso o algo, y la otra era Altea Diurn, mi mejor amiga desde prácticamente la cuna. Nos conocimos gracias a nuestros padres, tanto el mío como el de Altea habían perdido a sus esposas durante el parto resultando en que mientras nuestros padres se apoyaban mutuamente para superar esa gran pérdida nosotras descubríamos lo mucho que teníamos en común. Ambas éramos huérfanas de madre y aunque al contrario que ella, que era hija única, yo tenía a mi hermano y a mis tíos pero también nos encantaban los videojuegos, las motos y los coches así como pintar y bailar. Según fuimos creciendo ambas nos apuntamos a la misma academia de baila y aunque yo tuve que dejarla iba todos los días a recogerla al salir de su entrenamiento y salíamos a pasear a su perro y hablar de nuestras vidas. Altea y yo nos habíamos apoyado siempre la una en la otra pero en algún momento nuestra relación había dejado de ser exclusivamente de dos para ser un trio con mi hermano. La verdad es que no me molestaba, para mi Elián era como mi mejor amigo y el saber que ese sujeto tan antisocial y anti reglas había encontrado a alguien en quien confiar y con quien sentirse seguro y que aún encima era una chica, porque si, Elián le tenía auténtico horror a las chicas, y normal, las únicas mujeres que había conocido de su edad eran unas pijas estiradas que se creían superior a él y eso a mi querido hermano no le gustaba nada.

-No puede venir.- Le dije sacando un vestido de tirantes largo con una abertura en un costado- ¿Este me quedaría bien?

-Si te maquillas con una ligera sombra marrón en los ojos y te pones unas sandalias de tacón estarías preciosa.- Dijo él. He de confesaros algo, mi hermano tiene toda la pinta de un rompecorazones y el que su poder sea la electricidad y los rayos no ayudan con el asunto pero debajo de esa fachada de chico malo y rebelde estaba un Elián cariñoso que incluso me peinaba y maquillaba- ¿Por que no puede?

-Papá no me deja. Dice que hablo con el padre de Altea y ambos llegaron a la conclusión de que traer a una humana a una reunión llena de brujos no era muy buena idea, y aun menos cuando se trata de la luna de sangre.

-Entiendo.

El rostro de Elián se tornó algo triste. Hacía mucho que no veíamos a Altea y era obvio que ambos la extrañábamos pero no podíamos ponerla en peligro.