Eliot 3

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Entro al local con una bolsa de comida, un hombre con traje, una bolsa llena de comida chatarra, y un six pack de cervezas entrando a un estudio de tatuajes. 

Diseños de Chloe adornaban toda la pared, habían muchas más cosas ahora, ella estaba riendo con una chica para cuando entré. 

Le limpió el tatuaje de su pierna y comenzó a explicarle algunas cosas. 

La chica ya estaba bien tatuada así que no le prestaba mucha atención. Ella estaba mirándome a mí. 

Dejo la bolsa de comida en la mesita cerca del sofá y las cervezas igual. Me acerco a Chloe y sujeto su nuca, besándola. 

— Hola preciosa ¿Lista para comer?

Ella me sonríe embobada y asiente. 

— Si, ya terminé por aquí. 

La chica traga y mira a Chloe y luego me mira a mí, y se pone de pie. 

— Gracias, Chloe. Hasta luego. 

Chloe le dedica una sonrisa y cuando sale del local se pone de pie, furiosa. 

— ¿Qué tanto te estaba mirando? — Gruñe, acercándose a la puerta. Le echa el candado y corre la cortina, se acerca a mí, que permanezco con una sonrisa en medio del estudio — Eres mío, Eliot. Mío. Solo mío. 

— Solo tuyo — Susurro, le correspondo el beso. 

Son besos cortos, sonoros, mi polla despierta aún más cuando sus senos se frotan en mi torso. 

— Y nadie debe porqué mirarte, eres mío — Me recuerda, pero yo sonrío. 

Tomo su trasero y la acerco a mi, mostrándole mi erección. 

Ella gime y arquea el cuello para poder besarme. La levanto y la pongo en su silla de tatuar. 

Era nuestro nuevo lugar para follar. 

— ¿Qué posición querrás hoy?

— Te quiero a ti apretada entre la silla y mi pene — Digo, apretando un botón. 

La parte de los pies desciende lo suficiente, le quito los vaqueros y ella su camisa. 

Cuando veo sus pezones mis piernas tambalean. 

Un aro adorna cada pezón. 

Están enrojecidos y mi miembro se sacude, pidiendo que lo saque. 

— Ay Dios...

— No puedes tocarlos ahora — Susurra ella, con una sonrisa — Pero puede que dentro de una semana te pierdas en ellos. 

La levanto, colocándola sentada en la silla sin posabrazos, una pierna de cada lado me quito el saco, tirándolo, me desabrocho la corbata, pensé que sería algo rápido pero con esos aros... no creo. 

Me desvisto completamente y me subo en la silla, la levanto un poco y la monto en mi polla, ella gime cuando mi miembro comienza a penetrarla. 

Tenemos un mes follando y aún no se adapta a su tamaño, jamás he estado tan agradecido en la vida.

Ella hace una mueca de dolor pero cuando me balanceo, gime, arqueandose. 

Encajo en su interior tal como ésta mañana, y como siempre.

La aplasto contra la silla, tomando el soporte bajo ella.

Jamás pensé que amaría la puta silla. 

Ella está de piernas abiertas, sus piernas cuelgan de cada lado, mientras yo me la follo con fuerza. 

Los gemidos no cesan hasta el segundo round. 

Ríndete -SAGA HEREDEROS 4- BORRADORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora