Camila 3

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Un mes después

Regreso a casa con Kya en brazos, ella balbucea cosas sin sentido y yo me encargo de mantenerla ocupada, y entretenida. 

La casa está sola y lo agradezco, me acerco al frigorífico y lo único que consigo es sopa para microondas. 

Me voy hasta la habitación y me freno cuando lo veo. 

Mi ropa está tirada por todos lados, rasgada. Vaya, se desquitó con mi ropa. 

Casi sonrío. 

Dejo a Kya en su asiento, sujetándola bien. Ella me puede ver, y yo puedo arreglar este maldito desastre. 

Dejo las bolsas negras en la lavandería y le pido a Gato que haga compras, estoy cansada por el día de hoy. También le pido comida hecha, si. Josh llegará muerto de hambre. 

Tres horas después, la casa está reluciente, yo estoy recién bañada y Kya está en su asiento, en la cocina, admirando lo que yo hago. 

Enciendo una vela y escucho la puerta. 

— Otro maldito día de mierda — Escucho que dice, y a continuación escucho el tintineo las botellas de licor — Y no hay alcohol — Farfulla. 

Escucho sus pasos en dirección a la cocina, así que no dejo que me intimide. 

Enciendo la última vela cuando el entra, y se queda estupefacto, en el marco de la puerta, observándome. 

El vestido que llevo es lindo, enseña mi barriga abultada y es largo, él observa a Kya y sus ojos brillan al verla. 

La última vez que la vió fue hace una semana, la fue a buscar y mamá ha lidiado con sus visitas.

— Hola — Saluda, volviendo a mi. 

— Supuse que tenías hambre — Señalo la mesa, el no sabe qué decir, pero veo en sus ojos que está confundido. 

Tira el bolso en el pasillo y entra, yendo directo a donde estoy yo. 

Cuando veo que abre el grifo para lavarse las manos me hago a un lado. 

Se seca las manos y se sienta en la mesa. 

— ¿Por qué mejor no me pones al día? — Digo sacando la bandeja del horno, la pongo sobre un calienta platos y el se inclina para verla. 

— Mm, eso se ve delicioso. 

Dejo que se sirva la mitad de la bandeja, toma unos panecillos con mantequilla tostados y lo moja en la salsa, feliz como una lombriz. 

Me le quedo viendo comer, es de buen estómago, recibe cantidades exhorbitantes de comida y come lo que sea. 

De pronto reconozco que estuvo mal haberle dejado solo, el no sabe cocinar, absolutamente nada. Que haya comida para microondas en la nevera me lo confirma. 

Agarro la mitad de mi mitad y le dejo la otra mitad. También saco la ensalada del refrigerador y dejo que agarre una buena porción. 

Vivir sin él durante treinta días me ha hecho sentir muy sola, lo necesitaba a él. Y Kya también lo necesitaba. 

Es su papá, y es mi futuro esposo, debía estar a su lado. Pero también quería que meditara las cosas y las viera desde otro punto de vista mientras yo estuviera lejos. 

Su teléfono móvil suena, el lo saca para ver quién es y lo pone boca abajo sobre la mesa, silenciandolo. 

Mis alertas se encienden. 

Ríndete -SAGA HEREDEROS 4- BORRADORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora