Eliot 2

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Son las nueve de la noche y la comida que pedí se está enfriando.

Tiro el teléfono en el sofá y suspiro.

Jade no puede hacerme esto, mierda.

Había pasado toda la tarde con Yvaine, me ayudó a limpiar, y después, nos quedamos tomando cerveza.

Le envié un mensaje y no respondió.

Y su última maldita vez en WhatsApp era hacía dos minutos. Desde hace dos horas que le envié.

Y no respondió.

Tomo las llaves del auto y mi teléfono, furioso.

Bajo en el ascensor hasta el subterráneo, me monto en mi auto y arranco fuera de él.

En cuanto llego al edificio doy un portazo y me acerco.

— Buenas noches — Dice la recepcionista.
— Buenas noches ¿Jade está arriba?
— No lo sé, ¿Puedo llamarla?
— Por favor.

Soy uno de los dueños de éste puto edificio, por supuesto que tiene que llamarla.

— Buenas noches señorita Cho, el señor Harper se encuentra en recepción — Escucha con atención y asiente — Ok, ya le informo. Gracias. Feliz noche.

Camino hasta el ascensor pero su balbuceo me detiene.

— La señorita Cho le manda disculpas pero que no va a poder atenderlo esta noche, tiene un resfriado y no quiere contagiarle.

Y una mierda. Me meto en el ascensor, ignorando todo lo que me dice.

Comienzo a golpear la puerta.

— ¡¿Jade?! — Grito — Abre la puerta, por amor a Dios. Tuviste que haberme llamado.

Escucho música en el interior, y luego abre la puerta. Está en pijama, está descalza y tiene el ceño fruncido.

— Cariño, déjame acompañarte, puedo cuidar de ti — Doy dos pasos a ella, tocándola. Pero ella aparta su mano rápido.
— Eliot, vete. Por favor.
— Me prometiste que hoy hablaríamos — Le recuerdo — No recibí ni un mensaje.
— Si no recibiste ningún mensaje es porque no te respondí, Eliot. Debes darme espacio.
— ¿Espacio? — Exclamo con sorpresa — ¡Estamos comprometidos! Se supone que tú y yo hablaríamos sobre nuestra boda, sobre los invitados, sobre el banquete, sobre tu familia, hay que hablar con tu familia, no puedo darte espacio. Vamos a ser marido y mujer, se supone que tú deberías estar frente a todo esto incluso más que yo.
— ¡Pero es que estás asfixiandome! — Exclama ella, furiosa — Vienes todos los días, cada día, recibo mensajes de ti a diario, cuatro y cinco veces al día. Eliot, por Dios. Me mareas.
— Dame un beso y te juro que me iré.

Ella niega.

— No voy a darte un beso — Aprieta los labios y empuja la puerta pero yo la sostengo.
— ¿Vas a casarte conmigo, verdad? — Susurro, buscando sus ojos. Sus ojos verdes se llenan de tristeza y suspira — Jade, yo te quiero... si casarnos es demasiado, lo comprendo. Pero habla conmigo, por favor.
— Lo mejor será posponer el compromiso — Reconoce — No creo que me sienta preparada, Eliot.

La tomo en mis brazos, abrazándola. Ella no me corresponde, su cuerpo está tenso.

— Te quiero ¿Ok? Y voy a esperarte el tiempo que sea necesario — Le prometo, ella me aparta delicadamente.
— No me estás entendiendo, Eliot — susurra con un hilo de voz — Yo no quiero romperte el corazón, por favor... no hagas esto tan difícil.
— ¿Es por el secuestro?
— ¿Qué? ¡No! Esto no tiene nada que ver con el secuestro.
— ¿Y entonces qué es? ¿Qué pasa? — Tomo su rostro, besando su mentón — Te quiero, jade. Te quiero tanto, quiero que seas mi esposa, que...
— ¡No voy a ser tu esposa! — Grita, apartándose de mi. Su pecho sube y baja — ¡No voy a casarme contigo, no te quiero, Eliot! — Abre los brazos, rendida — ¡No te quiero!

Ríndete -SAGA HEREDEROS 4- BORRADORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora