Lección #1: Negro es el color de los secretos

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Jojo Bizarre Adventure Parte 4 de Hirohiko Araki

Próxima actualización: En febrero (no me pregunten .__.)

¿Ya le contaste a tu madre que no eres virgen?

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Un nuevo capítulo inicia en la historia de sus vidas...

¡Hola! Mi nombre es Diego Brando y para el momento en que leas estas líneas ya me habré muerto.

Sí, suena creepy ¿verdad? Créanme, no tanto como la ciudad donde vivía. Hablo de Morioh-cho ¿la conocen? Si les dijera que en verdad no saben nada sobre ella ¿me creerían?

Se preguntarán por qué a estas alturas se enteran de mí. Bueno, la verdad es que esta historia no es sobre mí, aunque yo aparezco... bueno, la verdad no lo hago porque estoy muerto, pero sí tengo que ver con todo. Digamos que la historia se trata sobre mi ciudad, en específico: sus habitantes.

Verán, cuando uno muere puede hacer cosas antes imposibles: estar en todos lados, moverse sin ser visto entre los vivos y conocer sus más íntimos pensamientos; sus miedos y las cosas que tienden a ocultar. También al morir nos volvemos... nos volvemos más cínicos para con ellos.

Así que, si en algún momento creyeron esa boludez aburrida que contaron esos tres de antes, no lo hagan. Yo les guiaré a la verdad de las cosas. Tal vez no me entiendan, quizás digan "Hey ¿qué diantres? Los muertos no hablan". Este cadáver sí y, para cuando termine de contar todo lo que sé y veo, desearán estar de este lado antes que vivir en Morioh ¡Oh baby! Puedes apostarlo.

¿Ven a ese muchacho? El de la quijada tatuada caminando hacia el auto de color rojo. Está molesto porque hoy es el encuentro anual de padres. ¡Uyy que genio! Qué portazo que dio al entrar al carro ¡Rayos! Casi arranca la puerta. Ese es Fungami Yuuya, quien antes fue mi mejor amigo.

El hombre elegante que le sigue es su padre Yoshikage Kira. Kira es famoso por, bueno... creo que ya saben de sus hábitos. El padre entra al auto y manos en el volante pide a Yuuya se abroche los cinturones.

- ¿Para qué? Siempre conduces a velocidad baja.

- Por seguridad –contesta Yoshikage y posa sus ojos en el retrovisor. Lo inclina un poco y la imagen del chico aparece en él.

"Nunca faltan los locos en las vías" se dice para sí, pero claro, Yuuya no puede saberlo.

El hermoso automóvil arranca y se desplaza por todo el pavimento. ¡Oh! ¡El Café Magoux! No ha cambiado para nada. Desde el cristal puede verse el estirado cartel con el nombre del local. Ahora doblan rumbo a los complejos comerciales de Kameyu Inc.

Pasan por la Biblioteca de Morioh y la plaza central, plagada de palomas durante las primeras horas del día. Yuuya mira todo el paisaje pasar por su lado, transmutarse, con cada dirección de la palanca, en casas, parques, edificios.

Ambos yacen en silencio, como es normal. Mi amigo observa a su padre: el rostro reflejado en el espejo retrovisor. Queda así por segundos y gira la cara hacia la ventana. Kira nota que de a ratos le observa, y suspira para sí, ensimismado en un monólogo de culpa y condescendencia por igual.

- ¿Cómo puedes? –al fin dice el chico, justo cuando hacen una parada ante el rojo del semáforo.

- ¿Cómo puedo qué? –pregunta su padre.

Morioh's Bizarre HigschoolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora