Jun se para frente a mí y extiende su mano. En un segundo, una esfera purpura se forma en el centro de su palma. La toma con ambas manos y la mueve, moldeándola a su conveniencia. La amasa y le da forma. Luego la extiende formando una lona, a la cual le da forma de bolsa. Toma varias piedras del suelo y las introduce dentro.
–Aura Membrana–dice haciendo girar sobre su cabeza la bolsa llena de piedras–. La materialización de la energía que fluye en ti. Inténtalo–dice desapareciendo la bolsa, las piedras salen proyectadas y se pierden en la arboleda.
Extiendo la mano, pero nada pasa. Imagino una esfera creándose pero no existe más que en mi imaginación. Comienzo a hacer fuerza, sintiendo la sangre palpitar en mis sienes y un dolor evanescente generarse en mi cabeza.
–Vas a hacer explotar tu cabeza–dice medio enojada/medio entretenida–. Es cuestión de sentir la energía en ti, de familiarizarte con ella. Es lo que te acompaña a dónde vas, tu ser, tu alma.
–En veintidós años de vida nunca he sentido algo como el alma–digo frustrado–. ¿No existe un atajo?
– ¡Estás haciendo magia!–grita Jun–. La más pura manifestación del alma. A ver...–suspira hondo.
–No hay peor maestro que un Prodigio de Batalla–dice Timothy acercándose–. Aprenden todo a la primera, por lo que no saben los procedimientos. Son como el fuego, queman por quemar, sin analizarlo y sin darle sentido a nada. Es su cualidad más impresionante, y su defecto más notable. Por eso son tan buenos soldados, porque no piensan ni analizan, solo obedecen.
–No busques salir de aquí disparado, Tim–dice Jun amenazante.
–Acéptalo, Junniper. Aun no sabes cómo crear un Aura Membrana desde cero, simplemente la haces y ya– dice Timotthy mientras Jun lanza una exhalación sonora y enojada y se va enojada.
–Y ahí va mi maestra–digo decepcionado.
–Ya se le pasará–dice Timothy, se sitúa frente a mí y comienza a darme instrucciones–. Cierra los ojos y extiende tus manos y acércalas, que no se junten–lo hago–. Siente el calor que mana de ellas, tu temperatura corporal, el palpitar de tu sangre en la punta de tus dedos. Aplaude lo más fuerte que puedas–lo hago, y siento el molesto hormigueo que acompaña a la acción–. Acerca las manos nuevamente y siente el calor intensificarse. Ahora imagina que mueves ese calor, siéntelo salir de una mano y entrar en la otra. Crea un flujo imaginario, siente moverse la energía.
–La energía se mueve–digo.
–Sin palabras, solo haz lo que te pido–sentencia con autoridad–. Ahora, imagina que sostienes una bola de masa tibia. Como si hicieras pan. Una pequeña porción de masa moviéndose entre tus manos. Estírala y contráela–comienzo a separar y juntar las manos, sintiendo apenas la sensación de la imaginaria masa–. Ahora haz una pequeña bola en el centro de tus manos, y encógela, contráela hasta que quede del tamaño de una canica. Dale calor a esa canica, imprime vida en ella, dale luz, imagínala como una refulgente esfera– de inmediato siento un calor manar del medallón que reposa en mi pecho–. Y abre los ojos.
Abro los ojos para encontrarme con una brillante esfera azul claro reposando en la palma de mi mano. Siento una excitación crecer en mi pecho y mis piernas tiemblan.
–No te emociones tanto–dice Timothy–. Es el principio. Regula tu respiración, ¿sientes el calor manar de la esfera, la vibración que procede de ella, el intercambio de energía?–asiento–. Es tu Aura hablando, pidiéndote que la uses. Mírala fijamente y aplástala, pero sin tocarla, haremos una bolsa como primer ejercicio.
La miro e imagino que se extiende como un pequeño trozo de tela, inmediatamente lo hace, la visualizo formándose y al cabo de un rato tengo una pequeña bolsa brillante en mi mano, como la bolsita donde se encontrarían algunas monedas de oro en las series que tanto veía. La creo completa, con todo y el pequeño cordel que cierra la boca. La tomo por el borde y la abro. Timothy se acerca sonriendo, toma un puñado de piedrecillas del suelo y las introduce en la bolsa.
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CONTROL
FantasyWilliam Sullivan vive una vida que de hecho no quiere, con un trabajo mediocre y sin mas familia que su esposa embarazada Victoria. William, además de inestable mentalmente, considera huir de su monótona vida y buscar un nuevo norte para su familia...