CONTROL

V

Quincy me da dos esferas de cristal, una transparente y una de un color mostaza claro. Una es la que llamó oxapétrea, para respirar bajo el agua por hasta una hora, la otra es una protección que desvía cualquier tipo de magia. Aun no sale el sol cuando nos sumergimos en el lago, el frio de inmediato me golpea e intento salir del agua, pero Quincy me mantiene sumergido. Saca un cristal que ilumina una buena porción del agua, pero aun así no logramos ver nada que no fuera más profundidad. Bajamos varios metros, en busca de algún atisbo de nuestra "alma de oro". Llegamos a un punto donde el agua se vuelve algo cálida, y se comienza a ver algo de vegetación subacuática. Más abajo se ven algunos pececillos nadando de forma descontrolada. Quincy saca una vara con un cristal iluminado en un intenso rojo y comienza a dibujar líneas que se perciben claramente en el agua, logro distinguir palabras.

–Es el limite–indican las letras que desaparecen tan pronto las leo–.A partir de aquí comienza a surtir efecto el hechizo.

Bajamos un poco más, y de inmediato el agua se siente pesada, espesa, es cada vez más difícil nadar, nos detenemos y Quincy vuelve a dibujar las palabras.

– ¿Ves eso?–señala a u punto en la lejanía, veo una especie de copa relucir–.Es lo que buscamos.

Continuamos la ardua labor del descenso, algo parece tomar nuestras piernas, pero nada se ve. Intentamos zafarnos, se sienten como manos deteniéndonos. Quincy comienza a subir, yo lo imito, de inmediato nuestra sujeción se libera.

–Es más poderoso de lo que creía–escribe–. Tan solo esta protección es inútil a este punto.

Saca una cuerda del bolsillo y toma la daga que llevo en la cintura del pantalón, la ata y la deja bajar poco a poco. Cuando llega al punto en el que nos encontrábamos, se detiene. Luego continúa el descenso. Siento que la idea que se implanta en mi mente está en la de Quincy también: sacar de esa forma alguna pieza del fondo del lago. Quincy toma nuevamente la daga y hace señas para subir, lo sigo y salimos a la superficie. Ya fuera, Quincy revisa el cielo.

–Media hora–dice para sí–. Necesitamos más oxígeno y una protección más fuerte–ve por el Todovisor–. Aun solos, al menos en los próximos tres kilómetros.

Dispone sobre el piso una especie de soporte con un vaso de precipitado, mezcla varios líquidos e introduce dentro un cristal transparente. Inmediatamente la solución comienza a hervir y expulsar un humo grisáceo y espeso. Quincy dibuja una especie de símbolo circular en el piso y sitúa encima el frasco, luego el humo lo envuelve pero no sale de los límites del círculo. Se mueve y crea una masa informe y brillante, el frasco y el cristal salen del bulto. Luego comienza a encogerse y transformarse en una pequeña esfera de color gris.

–Protección de nivel dos–dice Quincy–. Creo que servirá para legar al fondo.

–Eso fue increíble–digo sorprendido.

– ¿Eso? Solo fue una transmutación simple. No has visto convertir el agua en lava, o encerrar la luz en un cristal.

–De donde vengo, la luz es invisible–digo en un vacilante tono de burla–, y se encuentra en largas cuerdas, y cuando presionas un botón pasa de la cuerda a una esfera de cristal que ilumina el espacio. Nosotros ya encerramos luz en cristales.

–Es broma ¿verdad?–dice Quincy–. ¿Entonces si hay magia de dónde vienes?

–Es ciencia–digo riendo–. La electricidad viaja por cables, y encienden los filamentos de una esfera llena de tungsteno o neón llamada "foco" o "bombilla".

–La magia es ciencia, al igual que el control–dice como si fuera lo más obvio del mundo–. Si en "tu mundo" hay ciencia, pues hay magia. Solo que es más indirecta. La magia es utilizar los regalos que da la naturaleza y tornarlos en algo útil para ti. Aquí puedo conseguir tungsteno, puedo hacer esferas de cristal y hay electricidad en la atmósfera. Si logro encerrar esa electricidad en una esfera de cristal, sería un descubrimiento memorable.