IV

8 1 1
                                    


–Hace mucho tiempo–comienza a contar Quincy mientras lee–, existió un ladrón que logró reunir una cantidad de oro tan grande que se convirtió en la persona más rica de su aldea, incluso más rico que el Rey. Poseía toda clase de reliquias, objetos, prendas, todas del más puro y reluciente oro. Pero cuando el pueblo se enteró del origen de su riqueza lo acusó con el Rey, quien envió a buscar por él. Huyendo, tomó todo su tesoro y buscó otras tierras. Para llegar a su nuevo destino, debía pasar por el campo decorado por dioses y cruzar el mismo Lago Espejo, por lo que invocó una pasarela de roca que le ayudó a cruzar. Pero cuando iba a mitad del camino fue encontrado por sus perseguidores, quienes destrozaron la pasarela y le hicieron caer, hundiendo su tesoro en el profundo lago. El ladrón fue capturado, pero sus riquezas se hundieron hasta el fondo. Nadie se atrevió a buscarlo, pues era el más hondo lago que existía, y ningún hombre podía llegar al fondo. Pero pocos años después, dos hermanos quisieron intentarlo, y se lanzaron con bolsas para tomar parte del tesoro. El hermano menor, apenas logró tomar un sencillo cáliz, pero necesitó aire y nadó a la superficie, abatido y cansado se conformó con eso, pues valía más que tres años de trabajo. Pero el otro hermano, cegado por la ambición y la avaricia, comenzó a llenar la bolsa hasta más de lo que podía cargar. Y cuando necesitó subir, la bolsa pesaba demasiado, pero aun así se negaba a desprenderse hasta de una mísera moneda. Como consecuencia, su oxígeno se agotó y pereció en el fondo del lago. Su cuerpo subió hasta la superficie, pero su alma se quedó en el fondo del lago, reacia a desprenderse de tan inmenso tesoro.

–Entonces...eso es lo que necesitamos–señalo–. Algo de una simple historia.

–No es una simple historia–dice Quincy–. Todo lo que está escrito en este libro es verdad, hasta la última letra. Y este tesoro, este oro protegido por el alma de ese hombre, es lo que necesitamos, un "Alma de Oro".

–Pero ¿Dónde queda ese lago?–pregunto–. ¿No dice eso en tu libro?

–Por supuesto que no–responde como si dijera algo demasiado obvio–. Este libro es para quienes buscan la herramienta, no la respuesta. Pero ese lago está súper cerca–esboza una sonrisa–. Acabamos de nadar en él.

–Imposible–le digo–. ¿Estuvimos sobre el tesoro y no lo tomamos?

–No es tan sencillo–dice Quincy–. En la historia, el ladrón se encaminaba a este mismo pueblo, pues debió "...pasar por el campo decorado por dioses...". Ese es el campo de tulipanes al otro lado del lago, y ese es precisamente el Lago Espejo. Sí, es muy profundo, y hasta cierto punto está protegido por un sistema de hechizos ridículamente complicado. Pero apuesto a que puedo hacer una Oxapétrea que soporte esa profundidad y alguna protección que evada los hechizos. Pero será difícil, muy difícil, y suicida.

–Perfecto, sólo necesitaba eso–bufo–. Arriesgar la vida.

–Demasiado pesimista–dice Quincy negando–. Si esa es tu actitud no pasaremos de la superficie sin morir, al menos de frío. Primero debemos protegerte, déjame ver si...–saca una pequeña piedra y me la da, luego arroja una pequeña llama hacia mí, y la llama se desvanece antes de tocarme–. Obvio, las protecciones funcionan con lo que sea. Sólo debemos hacer una protección que abarque al menos un metro a tu alrededor. Pero no contemos los pollos antes de nacer, Emery nos ayudará con el resto. Si logramos obtener el oro estaremos un paso más adelante de la solución–se detiene y se coloca la mano en el abdomen–. Por ahora, a comer algo.

Fue bastante desagradable ver a Quincy asesinar a una gallina, es especial porque después de decapitarla su cuerpo corrió sin control por la Madriguera dejando un rastro de sangre. Quincy no dejaba de reírse enérgicamente y repetir que mi expresión le causaba más risas. Luego de terminar la desagradable labor, la desplumó y preparó una enorme olla de estofado. Puso la olla con un cazo en medio de la mesa, luego un costal de panes, se sirvió y me dio un tazón vacío y una cuchara.

CONTROLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora