Nos disponemos a partir al amanecer. Preparamos varios suministros, desde cambios de ropa hasta materiales de primeros auxilios, mantas y hamacas. El viaje es bastante simple pero agotador: largas caminatas durante el día, dormir en tiendas de lona, despertar, comer y continuar caminando. Todo abriendo senderos por la zona más accesible y rápida.
–Si tuviéramos caballos–digo al tercer día de viaje–. Sería mucho mejor.
–Tan solo si esos caballos tuviera alas–dice Quincy–. Cuanto daría por vivir en los tiempos arcaicos, cuando podías ver unicornios y pegasos pastando, explorar los nidos de hipogrifos, ver las huellas de un dragón.
–En mi mundo nunca existieron–digo–. Pero si había dinosaurios. Eran como los dragones, pero no escupían fuego.
–Los dragones no escupían fuego–dice Jun–. Su saliva reaccionaba con el oxígeno en el aire, lo que rociaban se encendía al instante.
–Es un dato interesante–digo observando la vegetación.
–Cuéntanos mas de tu mundo–dice Quincy–. Es interesante.
–Bueno, en mi mundo tenemos hamburguesas–digo recordando el sabor–. Cervezas de marca y televisión satelital, no me vendrían mal los tres justo ahora. Y un aire acondicionado, hace calor.
–Nosotros tenemos cerveza, el mercader siempre le trae barriles a Jordan–dice Jun.
–Pero no es fría–digo–. En mi mundo, las cervezas vienen en latas o botellas pequeñas, y se enfrían en una heladera. Y no hay que caminar cinco días para llegar a un sitio lejano, tomas un avión o un...–me interrumpo, recordando.
– ¿Un...?–dice Quincy.
–Auto–retomo–. Vi mi auto en el fondo del lago, estoy seguro que lo vi, allí, antes de perder la conciencia.
– ¿Estás seguro?–cuestiona Quincy–. Yo no confiaría en lo que veo en el fondo de un lago hechizado.
–Pero estoy seguro, era mi auto–si pudiera volver, y sacarlo.
–Podemos intentarlo–ofrece Quincy–. Ya sobrevivimos una vez.
–Es una locura–dice Jun–. Acaban de salir de allí, Will casi muerto ¿y piensan volver?
–En repetir esta la experiencia–dice Quincy–. Además, no vamos a buscar nada, solo veremos y nos devolvemos. Exploración simple.
–Y no creo que tengamos la fuerza para levantar dos toneladas de metal del fondo de un lago–digo–. A menos que hagamos una grúa... definitivamente, al volver lo intentamos.
–Hecho–dice Quincy.
Al anochecer, llegamos a un enorme pantano. Hay enormes árboles de aspecto esquelético y hojas en incipientes montones. Localizamos un árbol bastante grueso y resistente con ramas estables y colgamos unas hamacas. Jun cocina un guiso de conejo y cenamos.
–Estoy exhausta–dice Jun tumbándose en su hamaca–. Espero encontrar la Musanea Perennis en este pantano, sino me decepcionaré bastante. Por ahora, cuéntanos mas de tu mundo, Will, ¿cómo se entretienen?–saca una pequeña pipa de opio y comienza a fumar.
Les cuento de los partidos de béisbol, las discotecas y los bares, los hipódromos, las pistas de patinaje y los casinos. Jun muestra especial interés en los casinos, pues quiere ir a uno.
–Soy buena en las apuestas–dice–. Tengo buena suerte.
–Es más que eso–le explico.
Le hablo acerca de los juegos de cartas y las técnicas: el conteo de cartas, algunas trampas, los diferentes juegos que existen. Luego cambiamos el tema, y comienzo a contarles de la televisión.

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CONTROL
FantasyWilliam Sullivan vive una vida que de hecho no quiere, con un trabajo mediocre y sin mas familia que su esposa embarazada Victoria. William, además de inestable mentalmente, considera huir de su monótona vida y buscar un nuevo norte para su familia...