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— Y así concluye nuestra velada, caballeros. Fue un placer recibirles un año más.— Dijo la princesa Park, una de las pocas féminas presentes en la reunión.

En la mente del Rey Lee, su hijo estaba tan callado y distante a causa de ella. Él esperaba que JeNo le pidiera finalmente que le presentara a aquella chica tan educada y estudiada, con piel de porcelana y extremidades delgadas.

Si JeNo era totalmente honesto, era una de las mujeres más hermosas que había visto, pero no se podía concentrar en ella sabiendo que tenía a RenJun a tan pocos pasos de él.

El salón se llenó de aplausos por parte de los distintos reyes y sus hijos. JeNo no sabía ni cuándo había iniciado la tediosa reunión, pues no prestó atención a ninguno de los detalles. Había sido más extensa y aburrida de lo que esperaba. Todo el mundo era tan correcto y elegante aquí, enserio lo odiaba.

La reunión transcurrió tan aburrida como había empezado, solamente eran reyes y descendientes acercándose a hablarle o sirvientes ofreciéndole aún más alcohol del que ya había consumido. Todo era corriente y aburrido, pero eso estaba a punto de cambiar.

Pasaron algunos minutos en los cuales el único retoño de los Lee se dedicó a seguir a su progenitor de esquina a esquina mientras saludaba a toda la realeza (que según él, nunca había visto en su vida, pero según el rey, los conocía de por vida), y bebía una que otra copa de champaña.

— Un gusto verle de nuevo, Rey Lee.— JeNo levantó su mirada por primera vez en todo el tiempo que había estado ahí, encontrándose con la incómoda mirada de el Rey Huang. Rápidamente rompió el contacto visual e hizo una reverencia, la cual fue correspondida segundos después.

Volteó a ver al rey, esperando alguna respuesta hacia el Rey Huang, pero cuando lo vio tensar su mandíbula, se alejó algunos pasos de los dos reyes, temiendo por su seguridad en esos momentos. Nunca había presenciado uno de esos encuentros, pero sabía que sería caótico por la forma en la que se miraban.

No era necesario que los gobernadores dijeran mucho (aunque lo estaban haciendo, cada vez subiendo su tono de agresividad) para notar lo mucho que deseaban dejar ir un puño a la cara del otro, solo porque sí. El pelinegro no estaba seguro de el porqué de la agresividad, si la conversación había empezado como cualquier otra. Era algo parecido a un reflejo, a su parecer. Su padre siempre estaría a la defensiva si se trataba de alguien proveniente del sur.

Tampoco entendía porqué si había tanta gente mirando la escena, nadie los paraba.
Los dos primogénitos no se atreverían a hacerlo ya que al ser hijos de los Reyes, ellos estaban en todo el poder de separarlos a golpes si trataban de calmar la situación. Era mejor no arriesgarse.

Mientras los mayores seguían peleando, JeNo miraba disimuladamente al sureño; el que, por cierto, estaba volviéndose loco solamente con tener a JeNo frente a él.

— Deberían salir, no deberían estar presenciando a sus padres discutir sin razón de nuevo. Yo inventaré algo para que no se metan en problemas.— JeNo volteó a ver al rey Zhong, y asintió mientras hacía unas cuantas reverencias, al igual que Huang. Agradecía ésto, pero se lo venía venir de él, era bastante abierto frente a cualquier tema al cual los demás reyes se oponían.

Entendía la última oración dicha por el rey, sabía que si su padre o el Rey Huang llegaba a enterarse de que estaban juntos, se volverían locos, al igual que él mismo en esos momentos. Estar en presencia de RenJun era una cosa, pero estar junto a él a solas nuevamente era algo completamente diferente, y no sabía si podría controlarlo.

¡¿Qué se le estaba cruzando por la mente cuando aceptó estar junto a JeNo tanto tiempo?! Dios, podría haber dicho que no, o tal vez haber fingido un desmayo

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¡¿Qué se le estaba cruzando por la mente cuando aceptó estar junto a JeNo tanto tiempo?! Dios, podría haber dicho que no, o tal vez haber fingido un desmayo.

Todo era mejor que estar con el norteño.

El ambiente era tan tenso que sentía que su cabeza explotaría por tanta presión, pero lo que más le molestaba era la simple presencia del muchacho. Sentía sus manos temblar al estar tan cerca de un ser tan cercano a la perfección, y ni hablar de el constante flaqueo de sus piernas. Vamos, él sabía que sus piernas no eran tan fuertes pero el caminar tan irregularmente a causa de una persona era otro nivel.

— Creo que estaremos aquí por un buen rato.— Escuchó a JeNo hablar, por lo que se dio la vuelta y puso todas sus fuerzas en no desmayar frente a la cercanía del cuerpo del más alto.

Solamente asintió.

— ¿Quieres hablar de algo?

RenJun guardó silencio, no porque no tuviera algún tema del cual quisiera hablar, porque vamos, cualquiera que conociera a RenJun sabía cómo amaba hablar de cualquier cosa. Era muy hábil para levantar una conversación y hasta hacerla entretenida. Lo que sucedía era que RenJun no se podía concentrar en las palabras del norteño debido a sus increíbles facciones.

Era totalmente impresionante, y sentía que podría quedarse admirando a Lee por extensas horas sin aburrirse; deleitándose con el alto nivel de perfección en el rostro del menor.

Simplemente encantador.

Sus ojos eran tan hermosos que podría perderse en ellos, y el lunar debajo de uno de ellos daba el toque final a una vista espectacular para cualquiera que le mirara. Su nariz era una obra de arte, tallada por los mismos dioses griegos, y ni hablar de sus labios o sus clavículas expuestas por la prenda que llevaba puesta. RenJun ni siquiera quería imaginar lo que cubría ese fino pedazo de tela; el solo pensarlo le daba escalofríos.

— No quiero hablar.— Dijo RenJun, tomando agallas de no sabe dónde.

— Ah... Entonces, ¿que quieres hacer? — Se sintió algo culpable al dejar salir sus palabras tan bruscamente, obligando a el tierno puchero de JeNo a dejarse ver.

Sentía que su corazón escaparía de su pecho.

Huang alejó cualquier pensamiento que le estuviera diciendo que estaba mal querer hacer lo que iba a hacer. En esos momentos no le importaba una mierda nada, nadie, ni donde estaban, ni quién podría llegar a verlos.
Nada lo podría parar ahora que su habilidad de razonar bien las cosas se había dado unas buenas vacaciones en Cancún.

RenJun se acercó aún más a él, acunó su cara entre sus manos y acarició el lunar de JeNo con su pulgar, para después juntar sus labios.

#2: KINGDOMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora