¡¿Por qué tú?! (Lukloe) [TERMINADA]

V

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Chloe Bourgeios.
Ese maldito nombre que me causaba jaqueca.

"La reina de París y la fabúlosa Queen bee"

La hijita del alcalde, altanera y soberbia. También era una superheroína.

Mi mente divagó en los sucesos de aquella noche y no sé por qué tuve que recordar el momento en que tomé su mano y la guié al callejón, cuando me acerqué a ella y tapé su boca para hacerla callar, en ese momento mi cuerpo había estado demasiado cerca del suyo pero no lo había notado hasta ahora. Recordé aquel momento en que creí que todo se acabaría para mí y ella apareció con su aguijón, ni si quiera había recordado usar mi brasalete ¡que idiota!
Recordé cada uno de esos sucesos en los que habíamos estado demasiado cerca el uno del otro. El rubor comenzó a apoderarae de mis mejillas y negué con la cabeza. 

Miré hacia la pantalla de la computadora y la cerré con brusquedad.
El buscador estaba lleno de páginas que hablaban sobre ella.
En primer lugar, ¿qué hacía buscando información de ella en internet? ¿por qué me importaba tanto?

La alarma en mi móvil sonó. ¡maldición! Me había pasado todo lo que quedaba de noche en la computadora y ya debía estar en camino al trabajo.

Me arreglé rápidamente y salí de casa a toda velocidad. Agradecía haber invertido mis ahorros en una motocicleta, con ella tardaría sólo unos minutos en llegar.

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Un bostezo involuntario salió de mi boca y recibí un codazo por parte de mi compañero.

- el jefe está muy al pendiente hoy - susurró - sino quieres problemas es mejor que estés atento

Asentí.

La verdad las cosas andaban bastante lentas el día de hoy.

Trabajaba en un disquera dentro del centro comercial, mucho mejor que mi empleo de reparto, por lo menos aquí tenía un contrato y la paga era mucho mejor.

La tarde pasó lenta, pero por lo menos mi turno ya había acabado. Caminaba sin rumbo por el centro comercial, aún era temprano para llegar a casa, así que decidí dar una pequeña vuelta. Iba tan sumido en mis pensamientos que no noté que alguien se acercaba, sino hasta que un pequeño cuerpo chocó con el mío y cayó al suelo.

Una pelirroja de anteojos iba con miles de bolsas que habían quedado dispersas por el suelo debido al impacto. En seguida la ayudé, después de todo yo iba distraído.

- lo lamento, iba algo distraído - me disculpé

Ella sonrió y siguió guardando todo en su lugar. Una vez que recogimos todo la ayudé a incorporarse.

- gracias - dijo ella sin borrar la sonrisa de sus labios

- de nada. Vas un poco llena ¿necesitas ayuda? - pregunté y ella negó

- estoy esperando a una amiga. No debe tardar en llegar, pero gracias

En eso su móvil comenzó a sonar y contestó.

- ¿si?...si ya pasé y las compré...si, okey. Voy para allá - cortó y volvió a guardar el móvil - debo ir a del otro lado - dijo ella

- te acompaño, llevas demasiadas cosas y puedes volver a caer

- ¿estás seguro?

- si, no tengo nada mejor que hacer - dije ayudando a cargar varias bolsas - por cierto, soy Luka Couffaine - me presenté

- Sabrina Raincomprix - respondió ella a mi cortesía

Llegamos al lugar y ella comenzó a mirar en todas direcciones buscando a su amiga.

- hasta que llegas, Sabrina. Estuve esperando mucho tiempo

¡Carajo! reconocía esa voz.

Chloe Bourgeois se acercaba, con su porte y carisma que la caracterizaba, meneando sus caderas de lado a lado y su cabello meciéndose al compás de sus pasos.

¿Por qué tenía que ser tan malditamente atractiva?

Mis mejillas nuevamente se ruborizaron y sentí un ligero cosquilleo en el estómago al recordar la cercanía que nuestros cuerpos habían tenido como héroes.

- ¡ay, Dios! ¡¿tú otra vez?! - espetó al verme y el cosquilleo en mi estómago se fue al carajo

No pude evitar fruncir mi ceño con molestia.

- créeme que no me hace más gracia que a tí - respondí

- bueno, pues entonces deja en paz a mi amiga y desaparece de mi vista - dijo cruzándose de brazos con su típica pose de diva

Caminé hasta ella, aún cargaba las bolsas y se las ofrecí.

- pues entonces lleva esto porque tu pobre amiga apenas caminaba con esto

Ella soltó una carcajada divertida confudiéndome.

- ¿mou? ¿que eres retrasado o algo así? yo no cargo nada, se arruinarían mis delicadas manos, además...- dijo enseñando su perfecta manicura - me han hecho la manicure así que no. Definitivamente no cargaré eso

- ¿entonces dejarás que ella cargue todo sola? - pregunté con molestia apuntando a Sabrina

- n-no hay problema, siempre llevo las cosas de Chloe - dijo la pelirroja con una sonrisa, eso sólo me molestó más

- si es tu amiga ¿por qué la tratas como a una sirvienta?

- a mí me gusta ayudar a Chloe - dijo ella confundiéndome un poco

- ¿lo ves? - dijo la rubia con una sonrisa en sus labios - no te metas en lo que no te importa. Vámonos, Sabrina - dijo dando media vuelta

Yo aún permanecía con los brazos estirados para entregar las bolsas. Sabrina se acercó a mí y me las pidió.

- deberías dármelas - dijo ella

- ¿en serio dejarás que ella te trate como una empleada? - pregunté incrédulo

- ¡que no me trata como sirvienta o empleada! somos amigas, a mí me gusta ayudarla, me gusta complacerle así que no hables de lo que no sabes. No la conoces - dijo con su ceño ligeramente fruncido - ahora dame esas bolsas, la limusina debe estar esperándome

Suspiré con frustración. Realmente no lo entendía.

- al menos deja que te acompañe hasta la limusina

Ella asintió de no muy buena gana. La acompañé y ayudé a entrar las bolsas ante la mirada molesta de Chloe Bourgeois. Me despedí de Sabrina y luego comencé a alejarme.

No podía creer que alguien dejara que la trataran de esa manera con la excusa de ser "amigas" ¿que acaso no tenía un poco de amor propio?

Y de pronto vinieron a mí los recuerdos de todas las veces en que ayudé a Marinette, incluso cuando sabía que me estaba utilizando para llegar a Adrien. Suspiré.

Quizá, sólo quizá, Sabrina Raincomprix realmente apreciaba a Chloe Bourgeois y lo que hacía lo hacía por verdadero gusto.

¿Pero y Chloe? ¿Chloe apreciaba a Sabrina tanto como ella lo hacía? ¿o sólo aprovechaba la situación como lo hizo Marinette conmigo?

Y ahí estaba de nuevo, pensando nuevamente en esa caprichosa y engreída chica.

- ¡aaaagh! - espeté rascando mi cabeza con frustración mientras mi mirada seguía el camino que había tomado aquella limusina

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