30. Inconveniente.

3.4K 325 30
                                    


Ash no dijo nada más luego de eso, ni yo tampoco. No hacía falta, no podíamos. Yo no quería tener que lidiar con mi hermano o con alguno de los muchachos, porque sabía que una cosa era "lo platónico" que pasaba entre nosotros, pero algo muy distinto era si eso se hacía real. Entonces, ignorar lo que pasaba allí era lo más inteligente que podía hacer en ese momento.

—Paula está viniendo —informó Camilo sentándose junto a nosotros que aún permanecíamos en el sofá. Le mostró el teléfono a Asher, pero éste lo ignoró. —Uno de los hombres que matamos era algo así como conocido de su padre. El hombre está aterrado y ella está en crisis. Quise persuadirla de que no viniera, que no estamos pasando por un buen momento familiar, pero ella "te necesita a ti".

—No puedo ahora —respondió Asher, bajo y profundo. Sus manos afirmadas dolorosamente en mi cuerpo. —En serio, no puedo.

—Llevaré a Sofia a casa de Norma ¿De acuerdo? —continuó Camilo con calma. —Será más fácil así.

—No.

—Vamos Asher, fue un día difícil... —suspiró Camilo encontrándose con mi mirada y solicitando ayuda silenciosamente.

—Ash ¿Vendré mañana sí? Ahora debería irme, tú debes estar con Paula y —me detuve porque su agarre en mi cuerpo se había vuelto realmente doloroso. —Y me estás lastimando ¿Sabes? Deberías tomar un poco de tu medicación, mañana nos veremos ¿Sí?

—Te quiero a ti Sofía... no a Paula —murmuró llevando sus labios a mis oídos. La presión cedió, pero la distancia entre nuestros cuerpos era nula, estábamos fundidos el uno con el otro. —Estoy cansando...

—Yo lo sé, en serio lo sé, pero tienes que hacerlo —susurré de vuelta. Me separé un poco para conseguir su mirada y comprobar que él estaba realmente cansado. —Toma la medicación y recibe a Paula...

—Sólo es un poco más Ash —aseguró Camilo poniéndose de pie para ir en busca de sus llaves. Era increíble cómo hacía menos de una hora atrás ellos se habían peleado a los golpes y en ese momento era como si nada de eso hubiera pasado. —Sólo un poco.

—Bien —dijo sin quitar sus ojos de mi rostro. Dejó un beso en la comisura de mis labios y se quedó allí unos largos segundos. —Promete que vendrás mañana Sofia. Debes venir.

—Lo haré —aseguré dejando un beso en su frente antes de ponerme de pie para seguir a Camilo.

Mi acompañante no dijo absolutamente nada hasta que estuvimos en su auto. Pero no sería muy propio de Camilo no decir nada, así que simplemente esperé.

—Sí tú no haces algo Sofía, esto...

—Yo no puedo hacer nada, y tú no ayudas diciendo esas idioteces —suspiré. No dejaría, otra vez, que la culpa recayera sólo en mí. —Por cierto, deja de ser tan idiota. Matt no se lo merece.

La sonrisa que se pintó en su rostro fue de completo orgullo. Idiota. Idiota por mil.

—Te sientes halagado, supongo, y lo entiendo. Pero no seas así con él... ya suficiente tiene con que eres tú quien le gusta.

—Yo no le gusto, él me ama —continuó divertido. Sólo suspiré. —No lo haré más, Ítalo está cabreado conmigo, así que no re preocupes por tu amigo.

¿Amigo? ¿Matt era mi amigo? ¿Cuándo había pasado eso? Ni siquiera me había dado cuenta de aquello, pero podía decir que sí, que era quizás mi único amigo hasta el momento. Apreciaba al resto, pero no mucho más que eso. En cambio Matt, quería protegerlo y cuidarlo, quería hacerlo, no era sólo un deber.

CicatricesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora