Prólogo

33.6K 1.2K 74
                                    


No recuerdo mucho de esa noche.

Algunas imágenes difusas, un dolor profundo, muchos llantos.

Pero no más que eso.

Recuerdo a Ítalo, mi hermano, apretar mi mano con fuerzas y asegurarme que todo iría bien.

Recuerdo también a los otros cuatro chicos, repartidos por toda la habitación, en el mismo estado que nosotros, o quizás peor.

Recuerdo que uno de ellos apenas respiraba y se aferraba, igual que yo, a la mano de otro que simplemente le susurraba algo y acariciaba su cabello.

Recuerdo que los otros dos miraban con miedo todo a su alrededor y que alguien más, un adulto, dijo que iríamos a un hogar por un par de días hasta que alguien se hiciera cargo de nosotros.

Pero no fueron un par de días. 

Ni tampoco meses. 

Fueron años, muchos años hasta que algunas personas comenzaron a interesarse por nosotros. Muchas familias se acercaban al lugar donde vivíamos para hacer varias visitas hasta que finalmente se decidían por alguno. Ese uno, se iba unas semanas y luego era devuelto, siempre era lo mismo, siempre eran ellos, nunca me elegían a mí.

La primera vez que me eligieron yo tenía nueve años. La familia parecía una familia buena. Además de la pareja, ellos tenían niños pequeños a los que conocí antes de irme a vivir a su casa y todos fueron muy amables conmigo.

Ítalo me dijo: "Pórtate bien. Quédate con ellos. Te buscaremos en unos años y nos solucionaremos todo".

Y así lo hice. 

Me porté bien. 

Resistí. 

Intenté quedarme con ellos a pesar de todo, pero una trabajadora social me sacó de ese infierno un año después y me llevó de regreso al hogar de menores. Ninguno de los muchachos estaba allí.

Pasaron muchos años y muchas cosas hasta que me encontraron, pero ya nada era lo mismo.

CicatricesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora