Un Loco Como Yo

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Disclaimer: Este es un AU, sin superhéroes. Los Vengadores son de Marvel, solo la historia y los personajes que no reconozcan son míos. 

NOTA: Negritas en ruso. 

Tenia que ser un loco como yo,

Un individuo vagabundo y soñador,

Que dibujara un arcorirs en tus sueños

Que pretendiera a toda costa ser tu dueño

Que te ofreciera tantas cosas imposibles,

Necesitabas un gran loco como yo.


Cerré los ojos con fuerza, tratando de convencerme a mi misma que no se trataba de un sueño.

—¡Quítate de mi lugar!—fue lo primero que pude decir.

Steve se echó a reír a carcajadas, todos alrededor nos veían, haciendo que mis mejillas enrojecieran aunque yo no lo quisiera. Me senté en el asiento que estaba junto a él, derritiéndome en su abrazo. No supe ni siquiera en que momento se me llenaron los ojos de lágrimas.

—¿Qué haces aquí, mi amor?—para este punto, yo no me molestaba en demostrar que estaba emocionada, acariciando el rostro de Steve para asegurarme que estuviera allí. Aún no creía que fuera verdad—¡Dijiste que no podrías venir!

—No iba a venir, pero...Sharon tuvo la idea de que podía sorprenderte. Fue un regalo de todos mis amigos.

Definitivamente me había encontrado con las mejores personas del mundo en Nueva York, y no hablaba solo de Steve Rogers.

—Son los mejores—sollocé—les compraré una botella de vodka a cada uno.

—No creo que nos dejen subir tanto alcohol de regreso, cariño, nos acusaran de traficantes.

Sonreí, tirando de su camisa para besarlo. No procesaba que lo tenía a mi lado. Steve correspondió con alegría, sin negarse a soltarme.

—Gracias...gracias por hacer el esfuerzo.

—Esto me hace feliz a mi, no tienes porque agradecerme.

Realmente no sabía que decirle, solo quería disfrutar ese momento a su lado. Repentinamente, me sentía mucho más nerviosa y emocionada de lo que ya estaba por volver a casa. El viaje sería muy largo, pero tenía con quien entretenerme. La encargada de vuelo anunció que estábamos a punto de despegar, así que me abroché el cinturón a tientas, sin dejar de ver a Steve.

—¿Qué pasa, nena?

—¿No vas a desaparecer?

—Te prometo que no.

—¿Estás seguro que no eres un sueño?—dije entrecerrando los ojos.

—Por supuesto que no—dijo tomándome la cara y llenándome de besos en las mejillas.

La mayor parte del viaje nos concentramos en el otro; Steve quería aprender lo máximo de ruso posible, pero era muy difícil que aprendiera eso en nueve horas. Reía a carcajadas, sin importarme que todas las personas a mi alrededor nos escucharan al ver como pronunciaba las palabras de mi idioma natal.

—Lo hago pésimamente—bufó mordisqueando un papa frita de la comida que nos habían llevado.

—Claro que no, mi amor—intenté consolarlo.

Amigos no, por favor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora