CAPITULO 14

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Miércoles, 8:10 p.m.

Sinceramente estaba feliz, vestida y alborotada pero feliz.

J-Hope había dicho que pasaría por mi a las 8, ya habían pasado diez minutos y vivíamos en el mismo edificio, yo guardaba las esperanzas de que le hubiera surgido algún incoveniente para que nuestra cita se hubiera cancelado.

Me quité los tacones pasados cinco minutos más y encendí la TV mientras me recostaba en el sillón, no había si quiera avanzado dos canales cuando la puerta sonó.

-Mier...¡Voy! -grité mientras volvía a calzarme los zapatos.

Caminé torpemente hasta la puerta, dando pequeños saltos puesto iba sobre un pie.

Cuando por fin terminé de colocarme los zapatos, abrí la puerta.

J-Hope se veía bastante guapo.

-¿Qué hay Roseanne? -llevaba las manos en los bolsillos y estaba ligeramente encorvado hacia el frente.

-Hola J-Hope, pensé que no vendrías... -musité lo último y le di un rápido beso en la mejilla.

-Lo siento, se me hizo algo tarde... ¿Lista?

-Claro -asentí y empezamos a caminar- ¿A dónde iremos por cierto?

-A la fiesta de un amigo, queda bastante lejos así que no prometo regresar temprano.

Añadió con su singular sonrisa y le sonreí de vuelta.

El resto del camino hasta el garaje transcurrió en silencio, era agradable sin embargo.

Cualquiera que viera a J-Hope, pensaría que es un chico humilde y de clase media, pero tendrían que ver su auto.

Bueno yo no sé de autos, pero se veía realmente costoso.

Era de un negro brillante y los asientos de cuero, no era un vehículo grande, era más como deportivo.

Parecía haberlo visto en alguna parte, quizá en alguna de las películas de rápidos y furiosos.

Por suerte J-Hope no era un Sana al volante, y durante los casi cuarenta minutos del viaje, ambos íbamos cantando.

-Cantas bastante bien Roseanne -dijo él llegado un momento.

-Gracias, me gustaría decir lo mismo de ti -bromeé, fingiendo una expresión egocéntrica.

El rió y empezó a reducir la velocidad.

El lugar al que llegamos se veía igual de no pobre que el auto de J-Hope, y estaba atestado de chicos y chicas de mi edad. La música podía escucharse varias cuadras antes de llegar, se veían luces desde la terraza y de la parte de atrás de la casa.

A juzgar por algunos atuendos, atrás debía haber una piscina.

Cuando nos bajamos del vehículo me arrepentí de haberme puesto aquellos zapatos, en cualquier momento, en cualquier lugar, acabaría de nalgas contra el piso.

A pesar que no soy mucho una chica de fiestas, el ambiente del lugar era contagioso y rápidamente atrapé aquel ritmo, J-Hope en cambio parecía totalmente un chico de fiestas.

Cada dos metros algún chico o chica lo saludaba, el me presentaba como su cita y no me molestaba, pero tampoco me encantaba.

Sus amigos parecían los típicos populares de todo instituto, chicas rubias y tipos con más musculo que cerebro, lo bueno es que parecían agradables, hasta tranquilos se podría decir.

COLORS (Chaelisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora