CAPITULO 11

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Tenía esa extraña sensación de miedo y adrenalina combinada. 

No podía quitarle los ojos de encima pues todavía no podía creer lo que había hecho. 

Y la escena no podía ser más extraña, tan sólo se escuchaba el ruido del viento golpeando las palmeras, casi no pasaban turistas y yo estaba frente a la casa de Lalisa. 

Con un auto robado.

-Maldita seas Sana -dije en voz baja mirando al vehículo desde mi posición, frente a la puerta de los Manoban.

Ya había tocado la puerta por lo que no me sorprendió demasiado cuando esta se abrió, mostrando a un hombre grande de rostro amable. 

-Buenas tardes señor... 

-Marco, dime Marco -fui interrumpida por un alegre apretón de manos- Tu debes ser la musa de Lalisa. 

Mis ojos se abrieron como platos al escuchar aquello y sentí perfectamente como toda la sangre de mi cuerpo subía a mi rostro. 

-Se llama Roseanne papá -una conocida y hermosa voz se escuchó al fondo del pasillo, en mi interior suspiré con alivio. 

-Pero si siempre dices que ella es tu musa Lalisa -dijo el hombre con el mismo tono de inocencia que Lalisa solía usar. 

-Sí... Pero se supone que ella no debía saberlo -masculló una sonrojada Lalisa, no pude detener la sonrisa que apareció en mis rostro. 

-Oh... Bueno... Creo que tu madre me llama -no era cierto- Gusto conocerte Roseanne no-musa de mi hija.

-¡Papá! -reí al ver su reacción. 

-El gusto ha sido todo mío sue...Señor Manoban. 

-Marco, Roseanne -dijo bastante serio pero al ver la preocupación en mi rostro inmediatamente sonrió. 

-La cocina te llama Marco -dijo Lalisa impaciente. 

-¡Para ti soy "papá" jovencita! -gritó mientras entraba a la que supuse era la cocina, Lalisa rodó los ojos con diversión. 

-Tiene un padre muy agradable señorita Manoban -musité y me acerqué a ella, rocé mis labios a los suyos y la sentí sonreír.

-Mhmm -asintió envolviendo mi cintura con sus brazos- Feliz mes Chaeng.

Me acercó a su cuerpo volviendo a besarme, de manera más profunda esta vez. La lengua de Lalisa no tardó en hacerse presente, mandando esa sensación adictiva que me hacía perder el control.

Chupé su labio inferior y luego ella tomó el mío entre sus dientes, haciéndome temblar ligeramente. 

Me separé bruscamente al recordar el lugar en que estábamos. 

-¡Chaeng! Se estaba poniendo interesante... -una de las manos de Lalisa de deslizó hacia abajo hasta agarrar mi trasero.

-Estamos frente a la puerta de tu casa Lisa -casi gruñí, la mano de Lalisa no me ponía las cosas fáciles.

- Excelente observación... 

-Señorita Sarcasmo... -retiré su curiosa mano de mi retaguardia y la vi hacer un puchero- Su coche la espera. 

Sujeté la mano de Lalisa como en aquellas películas donde el conductor del carruaje ayuda a bajar a la princesa. Abrí la puerta del conductor y la ayudé a subir, a pesar de que ella pudiera hacerlo sola. 

Di la vuelta al coche hasta llegar a mi lugar y saqué la llave maestra que Sana me había dado. 

Me coloqué el cinturón y encendí el vehículo, el motor rugió y empezamos a movernos. 

COLORS (Chaelisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora