3. Reencontrándonos en el presente

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¿Es él?

―El mismo "señor" que viste y calza. ―Se auto alude con tono burlón, y en serio que hace chistosas comillas con sus dedos.

No... puede... ser...

―¿En serio eres Eliot Maddux? ―pregunto y él asiente corroborándolo, su mirada realmente me hipnotiza como aquella vez. No puedo afirmar que lo consideré mi crush en ese momento, pero vaya que hacía, y aun hace desestabilizar a una mujer. Me fijo en su apariencia y supongo que no quiere llamar la atención―. Cómo es posible. Esto es una... verdadera coincidencia ―añado cuando dejo de flipar internamente, ahora me emociono como tonta.

No siempre te reencuentras con alguien a quien pensabas no volverías a ver jamás en tu vida.

―Bueno, llámalo mejor, influencias. Me alegra que hayas seguido trabajando por tus sueños ―aduce y yo no dejo de mirarle como boba.

Podría ser; pero influencias o no, se siente grato este reencuentro con una pieza importante de mi pasado.

―Sí ―exhalo luego de espantarme la bobería. Vuelvo a concentrarme―, ha sido duro, y ahí voy. Estoy a un pelín de lograr mi meta ―añado y él ríe amplio enseñándome sus perfectos dientes, y seguro al escucharme decir eso tan cursi, pero es la verdad.

Estoy a un paso.

―¿Qué edad tienes ahora?

―¡Eh! ―Eso me sorprende―. Veinte, bueno, casi veintiuno ―respondo a su pregunta un poco cohibida; porque él debe tener veintisiete cumplidos.

Estamos en septiembre y él cumple el 13 de agosto, no se me olvida la fecha. Como pasa el tiempo; y sí que ha cambiado. Ahora se ve más... maduro e igual de... atractivo

―Has crecido, me alegra verte así ―comenta risueño y su voz me suena adorable, hace que me ruborice. O ya lo estoy con la sorpresa.

A lo mejor ni fue un cumplido y yo estoy imaginando un montón de cosas locas.

¡Relájate Sam!

―¿Por qué estás aquí? No estás en la lista ―pregunto para sacudirme de ese montón de cosas locas.

―Estoy de incógnito apoyando la actividad, también me aseguro que la escritora haga bien su trabajo.

―¡Sí, claro!, tratando de influenciarme. Sí que lo haces muy bien.

―¡No es cierto! Solo lo sugería. ―Se excusa y la sonrisa vuelve.

No le recordaba así de divertido, solía verse siempre muy serio y algo taciturno.

―De casualidad, ¿fuiste tú quien pidió por mí? ―indago, aunque sería una locura.

―No, pero siempre he pensado que eres la mejor para este tipo de trabajos.

Sus palabras me hacen suspirar con desazón, la verdad estoy nerviosa. Solo después de esa entrevista, Eliot se convirtió en mi gran amor de adolescente. Un amor platónico e imposible. También mi martirio, si que es un reencuentro grato, pero también hay una parte fea que espero no recuerde. La razón por la que a veces pienso que me trajo mala suerte. Él fue a verme cuando enterraron a mi abuela y yo le eché de allí, echándole en cara todas mis desgracias. Seguro que aun piensa que soy esa niña patética y llorona.

Me aclaro la garganta y me sacudo la nostalgia.

―Entonces..., ¿por fin tienes familia? ―pregunto; la verdad no sabía que tuviera un hijo o se hubiera casado.

No es lo que se dice de él, quien solo muestra a una sola compañía. A parte es de los que no aclara chismes o rumores, jamás lo ha hecho. Su vida privada sigue siendo hermética y luego que se retirara de su actividad deportiva y se convirtiera en un hombre de negocios nada ha cambiado sobre ello.

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