chapter four

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Renata creía que en parte era culpa suya que James se hubiera alejado con una mirada visiblemente molesta, aunque no estaba segura de lo que había hecho

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Renata creía que en parte era culpa suya que James se hubiera alejado con una mirada visiblemente molesta, aunque no estaba segura de lo que había hecho. Minutos antes había estado riendo, al igual que su hijo, y luego, al estar frente a todos, hubo un cambio en el que parecía absolutamente roto por dentro. No sabía si era de buen gusto decirle que lamentaba la pérdida de su difunta esposa, ya había pasado algún tiempo desde el incidente, pero no conocía ni un ápice del dolor que James cargaba.

Volviéndose hacia el amigo de James, Sirius, continuó sosteniendo a Harry en sus brazos mientras el niño estaba profundamente dormido. Enzo estaba a sus pies, vigilando a Renata para asegurarse de que nadie hiciera ningún tipo de travesura en su guardia. En especial, no perdía de vista a Sirius mientras él y Renata mantenían una conversación.

-Siento mucho si le he hecho enfadar- se disculpó, sabiendo que tenía tendencia a hacer algo así -realmente no era mi intención hacerlo.

-No, no le has hecho enfadar- le informó Sirius, tomándose un momento para asegurar a Renata que nada de lo que estaba ocurriendo era culpa suya -de hecho, deberías estar orgullosa de ti misma. De hecho, has conseguido hacerle reír, hacía tiempo que no oía eso.

Era cierto, Sirius sabía que su amigo estaba de duelo y de luto, Sirius seguía sintiéndolo todo también. El final de la guerra había sido un golpe tan duro para todos los que luchaban en ella, que algunos días era más difícil encontrar razones para sonreír cuando uno sólo podía pensar en todo el dolor que habían pasado. Para James, había perdido al amor de su vida y cuanto más pensaba en la idea de perder a Lily, más creía que la había perdido mucho antes de su muerte. Cargaba con la culpa como si estuviera castigado a llevar todo el peso del mundo sobre sus hombros.

Había días en los que Sirius llegaba a la casa de los Potter, sólo para encontrar a James repasando todas las cosas que podría haber hecho de otra manera para garantizar la seguridad de su familia y de los que le importaban. Se atribuía a sí mismo la muerte de Lily, a pesar de que Sirius le había dicho muchas veces que no era culpa suya. De hecho, entre James y Harry, eran los héroes de la guerra y la gente lo sabía. Fue James quien había descubierto quién era el traidor entre el grupo y había salvado a tantos de experimentar una vida llena de dolor e incluso había salvado a algunos de la muerte.

Era Harry quien había quedado en la escena como único superviviente de un ataque provocado por el mago oscuro, Voldemort. Había mucho que celebrar por estar en presencia de los dos Potter, aunque James no lo creyera realmente. Día tras día, el hombre se machacaba a sí mismo por cosas que estaban fuera de control y eso le hacía sentirse miserable.

Por el bien de Harry e incluso de sus amigos, James intentó mantener una sonrisa en su rostro, pero no era precisamente genuina. Era una sonrisa forzada y Sirius lo sabía muy bien porque, desde que eran niños, Sirius había sido testigo de la sonrisa y la risa de James Potter. Sabía muy bien cómo era y cómo sonaba una sonrisa y una risa auténticas.

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