chapter eighteen

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James no bajó las tijeras como Renata le exigió de inmediato, en su lugar, sólo pudo observar con ligero horror durante unos segundos cómo se dedicaba a cortarse más pelo

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James no bajó las tijeras como Renata le exigió de inmediato, en su lugar, sólo pudo observar con ligero horror durante unos segundos cómo se dedicaba a cortarse más pelo. No sabía cómo describir su crisis, pero tampoco le importaba describirla, lo que estaba presenciando era lo suficientemente desgarrador como para que un término médico lo etiquetara. A los pocos segundos de volver a apuntar con su varita, desarmó a James, enviando las tijeras volando de su mano y haciendo que se clavaran en la hierba a poca distancia de ellos. Se quedó apuntando con su varita, sin saber qué iba a hacer James a continuación.

Si volvía a ir a por las tijeras, ella iba a tener que detenerlo y realmente esperaba que no llegara a eso. Afortunadamente, sus oraciones silenciosas fueron escuchadas, ya que James no hizo ningún movimiento hacia las tijeras, sino que cayó de rodillas en medio del jardín y comenzó a sollozar. Renata tenía miedo de acercarse a él pero, al mismo tiempo, tampoco podía dejarlo llorando allí. Lentamente, se acercó a él, dando cada paso hacia James y haciendo una pausa, por si acaso él decidía arremeter contra ella por quitarle el arma que había elegido.

Él no hizo nada de eso y, cuando por fin se puso de pie ante él, James agarró ligeramente el extremo de su falda y tiró de ella, indicándole que bajara a su altura. Bajando hasta estar a su altura, Renata observó cómo James la miraba, con los ojos color avellana rojos e irritados, la piel alrededor de ellos hinchada. Se había cortado muy mal el pelo, hasta el punto de que le faltaban trozos por todas partes.

Tenía un aspecto horrible y era aún más horrible para Renata ser testigo de ello, sabiendo que se lo había hecho él mismo. El pelo desordenado de los Potter era una de las muchas cosas que ella adoraba de James y Harry, cómo andaban naturalmente con sus mechones negros azabache desordenados sin preocuparse de arreglarlos. Les sentaba bien y que James pensara que la mujer con la que se había casado por primera vez lo odiaba, no le parecía nada bien.

Si Lily de verdad odiaba el pelo de James hasta el punto de que le daba asco, ¿por qué se casaría con el hombre al que el pelo estaba unido? No hace falta decir que Renata estaba confundida y supuso que había sido una de las pesadillas de James la que le había provocado tal reacción, o eso o que estaba sacando algo de contexto mientras estaba en un mal estado de ánimo.

-Señor Potter- le susurró mientras sus sollozos se volvían algo más ligeros, al menos, lo suficientemente suaves como para que él pudiera oírla -¿realmente le dijo Lily esas cosas? ¿O fue sólo otra de sus pesadillas?

-No fue un sueño- James negó con la cabeza -fue un recuerdo, lo recuerdo. ¿Cómo podría olvidarlo? Estábamos en el colegio y...

-Señor Potter- le cortó Renata, pues no necesitaba oír mucho más -usted mismo acaba de decir que este recuerdo tuvo lugar cuando estaba en el colegio. Hace casi cinco años que no va a la escuela. Este es un viejo recuerdo, uno malo que lo persigue, pero olvida que Lily se casó con usted. Ella pudo haber dicho algo en la escuela, pero obviamente, las cosas cambiaron, ¿no?

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