CAPÍTULO - 23

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¿Conocen ese sentimiento de vacío? Ese sentimiento de cuando sientes que por dentro algo de ti se ha quebrado, se ha destrozado y ha dejado un vacío tan grande dentro de ti que ni siquiera llegas a comprender de qué manera serás capaz de poder rec...

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¿Conocen ese sentimiento de vacío? Ese sentimiento de cuando sientes que por dentro algo de ti se ha quebrado, se ha destrozado y ha dejado un vacío tan grande dentro de ti que ni siquiera llegas a comprender de qué manera serás capaz de poder reconstruir eso que perdiste.  Pues justo así me siento, justo de esa manera llevo sintiéndome desde el segundo en que acepte el jodido trato que me ofreció ese maldito hijo de puta a cambio de que no tocara a mi hijo.

Siento el decimoquinto golpe con la vara en mi espalda antes de que escuche como la deja caer en el piso para después desatarme y sonreírme de esa manera tan jodidamente enferma que odio cada vez más.

- Muy bien pequeña, te has portado muy bien. Te dejo que utilices el baño y después puedes ir a ver a Axel. – solo asiento para después levantarme con gran esfuerzo y agarrarme de las paredes hasta llegar al baño.

Abro la llave de la regadera a la vez que evito posar mis ojos en el espejo frente a mi.

Suspiro y me abrazo el cuerpo mientras espero que el agua salga caliente.

La última vez que intente verme al espejo termine llorando a mares y con la angustiante sensación de que mis pulmones no eran capaces de agarrar el suficiente aire por el nudo tan grande que tenía en la garganta. En ese entonces, lo que ví en el espejo fue lo que me provocó ese ataque de pánico... La imagen de la mujer que me devolvía la mirada en el espejo era tan solo la sombra de la mujer que una vez fui y la verdad que no es algo que no esperara, pues después de llevar tantos días en el infierno por culpa de un psicópata enfermo no podía ser la misma que antes.

Entro en la regadera y me quedo un momento bajo el agua intentando calmarme y no romperme.

« Tranquilízate... no puedes desmoronarte ahora. Axel nos necesita y nos necesita fuertes, respira profundamente, lávate y ve a ver a tu hijo. »

Termino de lavarme, me seco y me pongo ropa abrigada para que Axel no vea los goles ni las cicatrices, ya estoy harta de mentirle a mi hijo; cada vez que me veía un golpe o cicatriz le mentía.

"Me caí al bañarme"
"Me golpe con la puerta"
"Mientras dormía, me caí de la cama"

« Bendita sea la inocencia de los niños, que le creen todo a lo padres... »

Salgo de la habitación, voy a su cuarto lo más rápido que los golpes y el apoyarme en las paredes me lo permite. En cuanto abro la puerta siento un par de bracitos rodearme las piernas.

- ¡Mami!  - grita feliz para después alzar los brazos pidiéndome que lo cargue.

Le sonrió con todo el amor del que soy capaz de demostrar en una sola sonrisa y soportando todo el dolor que me corre por el cuerpo, lo cargo y nos llevó a su cama; me siento y lo acomodo en mi regazo.

Paso las siguientes horas jugando a todo lo que mi hijo quiere. Puede que todo el cuerpo me duela, la espalda me arda como el infierno y que mi intimidad se sienta ultrajada como no lo hacía desde hace mucho tiempo, pero el ver a mi hijo bien, sonriendo y sin un solo rasguño... Vale la pena.

"El Sufrir De Grey" (ESDA II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora