CAPÍTULO - 22

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¿Conocen esa sensación entre pecho y garganta que te da cuando sucede algo que te deja al borde de querer gritar hasta quedarte sin aire? Pues justo eso siento, esa manera en que la garganta se te aprieta en un nudo de emociones y el pecho lo sien...

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¿Conocen esa sensación entre pecho y garganta que te da cuando sucede algo que te deja al borde de querer gritar hasta quedarte sin aire? Pues justo eso siento, esa manera en que la garganta se te aprieta en un nudo de emociones y el pecho lo sientes apretado como si algo muy pesado estuviera sobre tí...

Salgo de mis pensamientos cuando siento un par de bracitos escalarme hasta que su cuerpo termina sentado en mis piernas y me abraza por el cuello con toda la fuerza que tiene su pequeño cuerpo a la vez que su cara se oculta en mi cuello y solloza con fuerza.

- Mami te extlañe mucho... Ya no te vayas tanto tiempo nunca. - su voz... Dios cómo la extrañe.

Lo abrazo con fuerza contra mi cuerpo, lo aprieto contra mi hasta que me aseguro que no es un sueño. Hundo mi nariz en su cabello llenando de ese olor tan característico de mi bebé.

Sollozo con fuerza a la vez que le lleno de besos esa carita que pensé que jamás volvería a ver.

- A-axel... - el nudo en mi garganta no me permite casi hablar - mi bebé... - lo vuelvo a abrazar con fuerza dispuesta a no soltarlo nunca más.

- Mami ¿Veldad que ya no te vas a ir tanto tempo nunca? - me dice con esa sonrisa que iluminaba mis días y que me quito las fuerzas cuando la dejé de ver.

Sollozo - No mi amor, ya no me volveré a ir tanto tiempo. Lo prometo. - entierro mi cara en su cuello y lo abrazo con fuerza mientras intento hacerme a la idea de que de verdad no es un sueño y mi bebé de verdad está aquí conmigo.

Una garganta es aclarada por lo que volteo hacia ese lugar y solo soy capaz de ver cómo una señora con una sonrisa aparentemente dulce le extiende la mano a Axel.

- Vamos cariño. Es hora de comer y debes..

- No. - la corto de cuajo. - Él no irá a ningún lado, traiga la comida. - la mujer me fulmina con la mirada.

- El señor Aaron dejo claro que...

- No me importa, dígale que MI hijo va a comer aquí conmigo. - la observó lo más frío que puedo por lo que ella rueda los ojos y sale de la habitación.

Al observar la habitación me doy cuenta que Aaron debió salir en algún momento, pues el había entrado junto con Axel, pero después de ver a Axel todo mi mundo giro alrededor de él y me olvidé de nuestro entorno.

Mi cuerpo se pone frío al caer en cuenta de algo.

Axel está aquí con Aaron. ¿Todo este tiempo el estuvo aquí con él? ¿Y el ataúd que enterré? ¿Que hizo todo este tiempo Aaron con mi hijo?

Una segunda verdad aparece ante mis ojos y me doy cuenta que esto está más que jodido. Aaron me tiene en sus manos junto a la persona que más amo en el mundo. El sabe que haré cualquier cosa por mi hijo y el es un completo enfermo obsesionado conmigo.

« No hay forma de que esto termine bien, pero por lo menos me aseguraré de que no toque a mi hijo. Antes lo mato. »

Y hablando del hijo de puta de moda...

- Hola cariño, veo que ya viste a nuestro pequeño... - no permito que termine de hablar.

- El no es "nuestro" nada. Es mío y solo mío. MI hijo. - hablo con los dientes apretados a la vez que abrazo contra mi a Axel, el cual acurruca su cabeza en mi cuello.

Aaron me da una tensa sonrisa antes de tronar los dedos y que un par de mujeres aparezcan, entre ella la que vino antes.

- Lleven a Axel a que coma. Ya debe de tener hambre. - habla con la mayor calma posible, pero lo conozco y sé que no está así de calmado en realidad.

- No. Mi hijo aquí se queda conmigo. - hablo fuerte y claro, pero el nada más me dirige una mirada antes de darme una sonrisa siniestra.

- Cariño... Cuando no quieres hacer caso a las órdenes que doy me dan muchas ganas de fumar y verás... Ya no tengo ceniceros ¿Que podría usar en su lugar? - al terminar de hablar señala con su mano hacia Axel. - Axel ve a comer, tengo que hablar con tu madre.

Un jadeo se queda atascado en mi garganta a la vez que aprieto a Axel contra mi. Él me quiere dar a entender que podría quemar a mi hijo, justo como lo hizo conmigo.

Suelto a Axel a regañadientes a la vez que le agarro la cara y hago que me vea a los ojos.

- Tranquilo cariño ve, cuando termines de comer podremos estar juntos.

El me mira con sus ojitos cristalizados por sus lágrimas a la vez que niega.

- No quielo que te vayas.

- No me iré a ningún lado. Te lo prometo. - pongo mi mano en mi corazón, así nos prometemos las cosas nosotros.

El asiente a la vez que se baja de mi regazo y se va a agarrarle la mano a las dos señoras.

Cuando Aaron y yo quedamos solos el rápidamente se siente justo enfrente de mí.

- Ahora cariño... Vamos a dejar las cosas claras ¿Te parece? Por fin te tengo aquí conmigo y no quiero que tengamos problemas. Esto es sencillo, todo lo que yo te pida que hagas, lo haces. Todo lo que no hagas o no me guste como lo hagas, sera castigado y aceptarás el castigo porque si no lo aceptas... - me sonríe con malicia. -  el castigo se lo llevará Axel.

Alejo la cara de su mano cuando me acaricia el labio inferior.

- A mi hijo no lo tocas. - le digo con los dientes apretados del coraje.

- Todo depende de tí cariño... ¿Serás obediente? - me pregunta a la vez que una de sus manos me agarra el muslo y el color de sus ojos se oscurece mientras en su mirada se empieza a ver el deseo.

« Dios mío... »

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"El Sufrir De Grey" (ESDA II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora